La historia y los perros

Por Carlos Eduardo Reina Flores

Últimamente he reflexionado sobre mi futuro. Pero antes, reconocer que el pasado es un libro abierto. “El que no conoce su historia está condenado a repetirla”. Si la historia es repetición de eventos en circunstancias y coyunturas cambiantes ¿será posible, estudiando, extrapolando, predecir lo que viene? ¿Habrá manera de mirar adelante con alguna certeza de entendimiento sobre qué determinadas conductas, acciones o sucesos puedan desencadenar cosas parecidas a las que ya se vivieron?

Fascinante la sola consideración de esta posibilidad. Lo que se aprende en las escuelas, en el colegio, en la universidad, sirve.

Lo que se ve en los museos ilustra. Sin embargo, nada es estático. El conocimiento se adquiere con experiencia. Errores y aciertos. Aprender, probando. Sin embargo, hay tanta historia que no conocemos ni remotamente la superficie del mínimo recuento de lo sucedido. Así que quisiera regresar a la academia. Volver a convivir con otras personas, conversar, estudiar, revisar la abundancia contenida de lo que ya sabemos que pasó. Retar la curiosidad. Este último viaje cuando estuve tres días en cada una de tres ciudades distintas de la extendida patria latinoamericana, me abrió los ojos. Tres metrópolis impresionantes, de rasgos muy distintos pero con una efigie de identidad compartida. Lo propio, lo suyo en cada una de ellas, Bogotá, Santiago y Panamá, pero lo nuestro, lo común de toda la raza hispana, en cada una de ellas.

En Bogotá quedé asombrado por su nivel de seguridad. Vas en tu cacharrito y de pronto te detienen para que un perro entrenado inspeccione el interior. Sin permiso del chucho no se puede continuar. Aquí entra la historia. Hace unos años, con la guerrilla, el narcotráfico, la violencia y el terrorismo, nadie podía transitar en paz por las calles. La angustia por lo que habían perdido le infundió más ansias de recuperar la seguridad. Ir a Chile, sabía, era encontrarse con Neruda y con Mistral. Pero ignoraba que de allá viene Condorito. Impresionante escuchar opiniones, cada cual con su marcada preferencia, sobre lo que fue la dictadura y el retorno a la democracia. Y en Panamá la historia reciente palpita y la vida aún gira alrededor del famoso Canal. Que parte al país en dos, pero que une al mundo ya que esa es la ruta corta que ocupa para cruzar del Pacífico al Atlántico. Así que ahora más que nunca me nace la pasión por aprender historia. Sabiendo que sobre su conocimiento se estrecha el horizonte.