Familia de hondureño festeja su salvación de la pena de muerte

La esperanza que mostró siempre Clemente Javier Aguirre Jarquín (38) durante 14 años que estuvo preso en una prisión ubicada al norte de La Florida en los Estados Unidos, fue la misma que su familia tuvo a lo largo de este tiempo, “estábamos esperando esta buena noticia desde el primer día que acusaron a mi hermano, sabíamos que era inocente, siempre estuvimos seguros y Dios le hizo justicia”.

Así se expresó ayer con mucha emoción, Brenda Jarquin, hermana menor del hondureño, quien había sido sentenciado a la inyección letal en 2006, por el doble crimen de dos ciudadanas estadounidenses, quienes fueron sus vecinas en 2003, cuando se registró el suceso al norte de La Florida.

Recibí la llamada de uno de los abogados que llevaba el caso de mi hermano quien me informó que el Tribunal Supremo de Florida anuló la condena a muerte impuesta Clemente por los asesinatos de las dos personas y esperamos que logre su libertad en los próximos días, seguimos confiados, dijo Brenda con sus ojos húmedos por las lágrimas que había dejado correr en todo el día por la inmensa alegría que ha empapado a toda la familia en Honduras y Nicaragua.

“Hemos sentido alegría y al mismo tiempo tristeza por todo este tiempo que ha sufrido Clemente, pero para Dios no hay nada imposible, Él es tan grande y Poderoso y fue Él quien lo sacó de ese problema. La abogada nos dijo que ya solo estaban esperando hacer otros trámites legales y procesos en Migración, mi madre de la emoción se le bajó el azúcar y esta interna en un hospital en Nicaragua, yo sentí una fuerte presión en mi corazón cuando me dieron la noticia”, expresó.

Brenda recordó que cuando tenían comunicación con su hermano él les decía que tuvieran fe, “que oráramos por él que Dios le haría justicia y que pronto estaría con nosotros, todos estábamos sorprendidos cuando lo sentenciaron a muerte, recibimos el apoyo de amigos y vecinos, eran duro saber eso, oramos para que Dios le proveyera de un ángel que le ayudara en la parte de la justicia, tuvo uno que quiso hacerlo pasar como enfermo mental, pero mi hermano lo permitió porque le dijo que él era inocente y eso significaría lo contrario, aunque le bajaran la condena.

“Fue así que mediante varias cartas por internet se logró encontrar a una organización que defiende a personas que han sido acusadas injustamente (Innocence Project (Proyecto Inocencia), estamos muy agradecidos en la familia porque ellos fueron como los ángeles que le imploraron a de Dios.

La familia de Clemente está compuesta por cuatro hermanas más, Ana, Karina, Alexandra, Clemente y Brenda, todos hijos de una pareja de “luchadores” quienes se han dedicado a realizar trabajos de todo tipo para poder salir adelante. La madre se dedicaba a lavar ropa ajena, limpieza entre otros, luego de la muerte natural de su esposo don Clemente.

La sencilla casa donde nació Clemente, está ubicada en la colonia Oscar A. Flores cercana al Pedregal en Comayagüela. En esa vivienda el cuarto donde solía dormir Clemente ha permanecido intacto porque su madre Linda, así lo decidió en espera de su hijo, incluso cuando La Tribuna llegó, permanecía con llave. Frente a la vivienda saltaban sus sobrinos de alegría, a pesar de que no le conocen en persona, el ambiente de regocijo les contagió.

            CLEMENTE ESTUVO ESPERANDO CLEMENCIA

Clemente Jarquin Aguirre nació en Honduras en 1980, su madre Erlinda Victoria Jarquin es de nacionalidad nicaragüense y su padre Clemente Aguirre hondureño. Emprendió el viaje hacia los Estados Unidos de manera irregular en 2003, con el fin que tienen la mayoría de los migrantes, conseguir un trabajo y prosperar. Logró ubicarse en una plaza de un restaurante como lavaplatos, con eso comenzaban a penas salir adelante.

Pero una noche quiso divagarse y salió a divertirse, ingirió algunas bebidas alcohólicas y regresó en la madrugada a dormir para después alistarse a trabajar. En ese momento notó que la puerta principal de la casa de sus vecinas estaba abierta, le pareció extraño y como se llevaba bien con ellas ingresó a la vivienda, al ver a las dos víctimas ensangrentadas quiso ayudarles a que sobrevivieran, pidió auxilio, pero cometió el error colosal: Contaminó la escena de crimen al  acercarse a los cuerpos y considerando que era indocumentado, su temor le impedía llamar al 911 y ahí comenzó su desgracia.

Por esta situación, fue el único arrestado y condenado en 2006 aunque apeló infinidad de veces ante los tribunales, pero la justicia estadounidense no le daba la razón ni siquiera después de que surgieron nuevas pruebas que apuntan a una familiar de las víctimas como posible autora de los asesinatos, hasta el punto de que los ADN fueron comparados por Medicina Legal Forense de ese Estado.

Clemente como su nombre lo refiere, se mantuvo esperando clemencia en una prisión en donde pasaba “contando con rayitas” cada día que se le privaba injustamente de su libertad, expresó su hermana quien recuerda las veces que ella y su madre conversaban al teléfono con Clemente.

Añadió que él le comentaba siempre que era una injusticia su encierro como un criminal y que si perdía su vida le recordaran como un hombre inocente, incapaz de matar a alguien, incluso estando en el corredor de la muerte, lugar donde los condenados esperan la peor de las sentencias, se mostraba confiado de que un día lograría justicia.

Según sus familiares en Honduras, sufrió un trato como criminal, pero ante provocaciones por los guardias de seguridad para perder la paciencia y ser castigado, nunca sucumbió, la fuerza interna de este joven y la invocación al Todo Poderoso sirvió para bloquear toda situación adversa.

Texto: Saraí Alvarado.

Fotos: Amalia Rivera.

Brenda Jarquin: “Yo tenía 15 años cuando metieron preso a mi hermano, mis hijos no le conocen y otros nuevos miembros de la familia tampoco, así que estamos alegres de que le conozcan y cuando regrese a Honduras será como una fiesta para la familia, mi madre tiene el cuarto de él con llave, ella decía que las cosas de Clemente permanecerían intactas hasta que regresara aquí y así ha sido, mi hermano es un hombre de mucha fe, es un ejemplo”.

Diana Rodríguez (vecina):  Desde 1989 conozco a esta familia, son personas honestas, luchadoras, nunca creímos que Clemente era culpable, él estudio en la Escuela República del Perú,  le gustaba cantar y ganaba los primeros lugares, es un joven muy sociable, los vecinos nunca dudamos de su inocencia, cuando él venga le haremos saber que está en casa, a mí me sorprendió la noticia y hasta los vellos de punta tengo por eso, siento la alegría de todos ellos, gracias a Dios por darle esa oportunidad a doña Linda de estar con su hijo pronto”.

Manuel García (vecino): “Estamos alegres en este sector de la colonia Oscar A. Flores, tendremos de regreso a nuestro vecino, lo conocí desde pequeño, un muchacho activo, le gustaba cantar siempre lo hacía, quienes le conocieron saben que es verdad que él no podría ser capaz de cometer un crimen, su espíritu era alegre y tenía buen comportamiento, su actitud siempre fue de mucha amabilidad desde muy joven”

Fabiola Fúnez (vecina): “Desde la infancia nos conocemos, mi madre viajó con la madre de Clemente en una oportunidad y le vieron con los “esposas” en los pies y manos, pero siempre él con su esperanza. Orábamos por su libertad, era algo injusto, no sabíamos cómo hacer, las puertas estaban cerradas, solo los medios de comunicación, como La Tribuna que divulgó la noticia se logró obtener una visa humanitaria por medio de una Sor que le ayudó a doña Linda, pero aunque no se pudo hacer más que verle en los Estados Unidos, nunca dejamos de pedir a Dios por la justicia a Clemente, lo esperamos con los brazos abiertos, estamos contentos todos”.