Opinión de largo plazo

Por Segisfredo Infante

El coyunturalismo de cada día o de cada semana, puede provocar el naufragio del mejor político, del mejor periodista y del mejor pensador. Medardo Mejía y Ramón Oquelí insinuaron, cada uno por su lado, que el talento de Paulino Valladares (el “Príncipe” del periodismo moderno hondureño) había quedado atrapado en las accidentalidades analíticas de cada día. Y que de repente el mismo “Don Paulino” había sido consciente de este gran problema. En tanto que al terminar la jornada de cada anochecer, el excelente diarista se encontraba (o se encuentra), como “frente a un pelotón de fusilamiento”. Esta última frase, entrecomillada, es de Medardo Mejía, la cual cito aferrándome a mi frágil memoria.

Por eso los muy buenos escritores, periodistas y políticos tratan de mantener una mirada abarcadora sobre los problemas internos de su propio país, y sobre los conflictos abiertos, y a veces ocultos, en la esfera internacional. Ante todo, al margen del estilo de cada quien, se debe evitar caer en el pecado de la soberbia (el peor de todos los pecados) y en los unilateralismos superficiales tan abundantes hoy en día. Es inherente a lo anterior la necesidad imperativa de evitar hacer daño a los demás, por la mera picazón egoísta y chabacana de mantener la vigencia en un mundo sacudido por tormentas inesperadas, como las de comienzos del siglo veintiuno. Menciono aquí el asunto de la “soberbia” porque he tenido la suerte de mirar y escuchar a algunos periodistas televisivos internacionales, que cada vez que se les presenta una nueva coyuntura propicia, se engolosinan y ensañan al extremo, atacando a un país pobre, débil y periférico como Honduras, sin contar con la más mínima documentación sobre las fuerzas en pugna, las circunstancia económicas y las interioridades de larga data relacionadas con la zigzagueante historia hondureña. No tienen la menor idea de quién era, por ejemplo, el hondureño José Cecilio Díaz del Valle, uno de los tres o cinco pensadores más importantes de todo el continente americano, durante las cuatro primeras décadas del antepasado siglo diecinueve, y uno de los iniciadores del periodismo centroamericano; incluso creo que mexicano.

En varios de mis artículos, a lo largo de muchos años, he subrayado la importancia de adquirir una mirada abarcadora, la cual sólo es posible con el estudio autodidáctico a fondo, sobre los aconteceres nacionales y mundiales en el curso de la “Historia” concebida con “H” mayúscula, basándose en los escritos más interesantes de los grandes pensadores y estadistas, a fin de superar los coyunturalismos peligrosos, los fanatismos de cualquier signo y los prejuicios pequeñitos y odiosos que se cruzan por doquier. Ello sin perder la autonomía cerebral y las propias simpatías y antipatías de la razón y el corazón.

Para contextualizar aún más las cosas, desde muy joven he intentado comprender las razones y sinrazones del presidente norteamericano Richard M. Nixon, y de su asesor más importante el profesor harvariano internacionalista Mr. Henry Kissinger. Tarea que sigo intentando, todavía, por el camino de las lecturas pacientes e intensas. En algún momento alguien le preguntó a Mr. Nixon qué opinaba de las censuras furibundas en contra de su doctrina nixoniana y de su persona. El presidente republicano contestó: “Los ataques no me molestan. En este siglo ningún presidente ha tenido menos apoyo en los relatos diarios de la prensa. Diariamente leo una suma de todos ellos. Es mi obligación no enojarme, no dejarme conmover y no perder los estribos. Me atacan furiosamente, pero necesito la seguridad de que las reacciones emotivas no afecten mis decisiones.” Luego agregó: “Mis opiniones siempre son a largo plazo, esa es mi filosofía: mantener la perspectiva, y no desalentarme por una derrota ni por las críticas o las crisis que ocurran en cualquier parte.”

Richard M. Nixon (1913-1994) ejecutaba el piano y el violín. Además era un gran lector que siempre había admirado a Thomas Jefferson y a Woodrow Wilson, por colocar los intereses de la nación por encima de los intereses de sus propios partidos políticos, y por oponerse a las políticas aislacionistas de muchos de sus paisanos y correligionarios. Como presidente de los Estados Unidos hizo el primer planteamiento a los dirigentes de la Unión Soviética, a fin de establecer un tratado para limitar las armas estratégicas nucleares. Y simultáneamente realizó el primer acercamiento con China Popular. Los resultados de aquellos movimientos estratégicos en la búsqueda de la paz mundial, todavía se hacen sentir, amén de las tendencias racistas, aislacionistas y proteccionistas actuales.

Pienso que las opiniones de largo plazo de personajes históricos estadounidenses como Thomas Jefferson, Abraham Lincoln, Woodrow Wilson, Franklin Delano Roosevelt, John F. Kennedy y el controversial Richard M. Nixon, son las opiniones que las nuevas generaciones debieran tomar en cuenta, en una época frívola y convulsa en que una gran cantidad de gente carece de opiniones sólidas y profundas sobre cualquier tema, por ausencia de lecturas serias y de conocimientos históricos sistemáticos e imparciales. Es lo menos que puedo sugerir “en este mundo dominado por el desorden y la decadencia.