Pronósticos de la seguridad de la información

Por Jorge Roberto Maradiaga

Doctor en Derecho Mercantil, catedrático universitario
y especialista en Derecho Aeronáutico y Espacial

Hoy en día, se torna un imperativo implantar un marco común para desarrollar una comunicación estratégica compartida acerca de aquello que es posible y plausible. Resulta una necesidad impostergable proponer futuros alternativos donde puedan crearse oportunidades o identificar amenazas, para tomar decisiones claves que permitan posicionar a la empresa en un entorno confiable y seguro.

En este contexto, mirar sobre el mar incierto de las inestabilidades de la inseguridad de la información y los ciberriesgos emergentes, es un reto que implica desprender aquello que conocemos y tratar de aprender lo del futuro desde las perspectivas del presente.

Para realizar una exploración y conversación abierta de la dinámica de la inseguridad, es preciso dejarse nutrir por los diferentes reportes de las empresas de seguridad, las vulnerabilidades, los anuncios de la administración pública o gobiernos, las noticias cotidianas y sobre todo los avances científicos y académicos que generan nuevas posibilidades, justamente para no caer en un contexto o zona donde creemos que conocemos todos los riesgos.

Resulta una necesidad impostergable la incorporación de interfaces y flujos de información sobre objetos físicos, que crean contexto de información personal, con apuestas individuales y particulares para cada usuario que termina por caracterizar comportamiento, actividades y gustos de los consumidores.

Ello es posible a través de la incorporación del internet de las cosas, los terceros de confianza (proveedores de servicios en la nube) y la denominada computación oscura, o aquella representada en aplicaciones móviles instaladas por las personas y no registradas ante los departamentos de tecnología de información en las organizaciones. Conocedores del tema destacan que estos elementos crean ecosistemas digitales que son operados por diferentes actores con diferentes tecnologías prácticas de seguridad que terminan siendo usados y definidos por las personas que los usan.

Hoy en día se evidencia el aumento de la vigilancia y monitorización de gobiernos, grupos no gubernamentales, sobre los datos de personas, empresas y estados. La necesidad de tener control sobre las comunicaciones, conocer de antemano posibles condiciones adversas frente a la gobernabilidad de las naciones, las operaciones de espionaje, manipulación y control obviamente seguirá aumentando, creando mayor incertidumbre y tensiones sobre los derechos fundamentales de las personas en internet; pero ello es producto de los abusos y excesos que se cometen.

El ISF (Information Security Forum) puntualiza: 1. Ninguna organización podrá evitar la recolección de sus datos pues será un requisito legal; 2. Es probable que los datos sean almacenados en múltiples ubicaciones por diferentes partes externas con diferentes niveles de seguridad; 3. El creciente volumen e impacto de las brechas de datos en todo el mundo sugiere que los datos no estarán adecuadamente protegidos; 4. Es probable que los atacantes que intentan explotar los datos estén mejor financiados y más motivados que las personas responsables de protegerlos; 5. El valor potencial de los análisis de los datos los convertirá en un objetivo natural para los atacantes bien dotados de recursos altamente cualificados y decididos, incluidos los grupos delictivos organizados, los competidores y los grupos terroristas.

Según reporte del ISF, la integridad de la información estará bajo sospecha y será la causante de muchas distorsiones y confrontaciones a nivel global. Basta ver los usos recientes de información manipulada e incompleta que se ha utilizado para crear inestabilidades e inciertos que terminan con tensiones geopolíticas que cambian no solo la visión de las cosas, sino que provocan posiciones encontradas.

La pérdida de la integridad de la información establece el referente natural que genera ciberconflictos abiertos, donde las naciones buscan alcanzar posiciones estratégicas globales, que le permitan tener la mayor cantidad de terreno digital disponible y el control de los datos, sin perjuicio de las implicaciones que puedan tener sobre las operaciones de las empresas y sus activos estratégicos. La erosión de la integridad de la información y su abuso, plantearán situaciones adversas creando desinformación que solo busca distraer a todos los involucrados mientras los objetivos fundamentales que se persiguen se logran.

La confiabilidad criptográfica sobre la cual esta tendencia tecnológica ha creado su confianza, será el marco de nuevas fallas de seguridad y control. Lo que para unos era la solución definitiva e invulnerable, para otros será la reacción natural de la sobrevaloración de una tecnología, que quedan sometidas a la implacable acción de la inevitabilidad de la falla.

La inseguridad de la información seguirá llevando a los investigadores de la protección de la información, a nuevos descubrimientos y retos de frontera, que serán cuidadosamente observados por las naciones y gobiernos como insumos para construir ciberarmas, las cuales se nutren de los efectos de la inseguridad sobre la cual están fundadas.

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