El reencuentro de las iglesias CCI y Amor Viviente

Perdón a cambio de paz es la base de todo acuerdo de reconciliación. Y para buscar la paz no es necesario haber estado en guerra, basta con haberse peleado.

Las peleas muchas veces derivan en rupturas y separaciones. Es lo que sucedió a finales de 1998, cuando la comunidad cristiana fue conmocionada con la división de la iglesia Amor Viviente.

Amor Viviente era entonces una congregación vigorosa, numerosa e influyente en el ámbito eclesiástico. Eso cambió cuando las diferencias internas obligaron la salida del pastor René Peñalba, su líder espiritual durante 25 años.

La división se extendió a la congregación que se vio forzada a tomar partido. La mayoría siguió al pastor Peñalba y muchos decidieron quedarse. Tanto los que se fueron como los que se quedaron, tuvieron que recoger los pedazos de la mejor forma que pudieron.

El pastor Peñalba fundó el Centro Cristiano Internacional (CCI) a principios de 1999 y a medida que el tiempo fue pasando el doloroso episodio de la ruptura pareció quedar en el olvido. Es posible que hoy en día haya muchos creyentes que no conocían esta parte de la historia de la Iglesia Evangélica en Honduras.

Un abrazo que esperó 20 años entre los pastores Peñalba y Marín.

Veinte años después de aquellos sucesos, los protagonistas decidieron firmar un acuerdo de reconciliación, que le pusiera punto final a la disputa de manera formal. Más de manera oficial y testimonial porque a lo largo de los años, los protagonistas se fueron reconciliando en privado. Y en público y con testigos enfrente porque, aunque no se trató de un conflicto armado, sí hubo muchos heridos y lesionados en la esfera espiritual.

El acuerdo se firmó en presencia del liderazgo pastoral de ambas iglesias y de un testigo de honor, el pastor Saúl Gómez, muy respetado en la comunidad cristiana. También firmaron el pastor general del CCI, Alberto Solórzano y el pastor general de Amor Viviente Tegucigalpa, Noé Rojas, quienes fueron activos en la facilitación del acuerdo. El salón estaba repleto de personas que habían pertenecido a la misma congregación, pero tenían 20 años de no verse. Así lo destacó el presidente de la junta directiva de Amor Viviente, pastor Carlos Marín, cuando le tocó el turno de dirigirse a la audiencia.

“Yo sí necesitaba este momento” expresó el pastor Peñalba, ahora obispo del CCI, y acto seguido se fundió en un largo y profundo abrazo con quien, según dijo, es uno de los mejores amigos que ha tenido en su vida, el pastor Carlos Marín, presidente de la junta directiva de Amor Viviente y excolaborador suyo.

Los asistentes estallaron en aplausos. Algunas lágrimas rodaron, los recuerdos volvieron, el momento fue conmovedor.

El cuerpo pastoral de ambas iglesias asistió al acto solemne.

El acuerdo es sencillo, el compromiso es retomar el camino de la colaboración mutua y trabajar juntos en algunas actividades de la tarea evangelizadora, para dar prueba de que no es un acto meramente simbólico y que la reconciliación es real. Perdonarse no es lo mismo que reconciliarse y perdonar no necesariamente lleva a la reconciliación.

El próximo mes de enero la comunidad cristiana será testigo de un acto que quizás nunca imaginó: El pastor Marín, de Amor Viviente, subirá al púlpito del CCI, como predicador invitado a la Cumbre Global CCI, una cita a la que concurren pastores, líderes y misioneros de las más de 500 iglesias CCI diseminadas en 31 países de cuatro continentes.

El tiempo de la reconciliación es simbólico. Se da en un momento en que la sociedad hondureña se debate en una profunda división y esa circunstancia no pasó desapercibida.

Tanto el pastor Peñalba como el pastor Marín son líderes espirituales dedicados básicamente al púlpito y a la labor pastoral. Ninguno ha sido activo en el debate interno del país, sin embargo, ambos dirigieron su oración a bendecir la nación y a pedir para que todo espíritu de división, crítica, desunión, traición, rechazo y repudio en medio del pueblo hondureño, desaparezca.

“Y decimos que Honduras vuelve a la reconciliación, donde quiera que haya hermanos separados, en todos los ámbitos, la economía, el gobierno, la política”, fue la oración con que se cerró el reencuentro de dos iglesias, que han dado testimonio de que el diálogo, el perdón y la reconciliación son la fórmula más efectiva para solucionar conflictos, superar diferencias y procurar el bienestar común. (Fotos de Heber Peñalba)

El obispo del CCI, René Peñalba y el reverendo Carlos Marín de Amor Viviente, dirigieron la oración por la nación y la reconciliación de los hondureños.