¿Lo imitarán sus opositores?

Por Juan Ramón Martínez

Pasamos tiempos difíciles. Que obligan a defender las instituciones, por encima de las personas, grupos o partidos. Caso contrario, comprometemos la existencia de Honduras. La Presidencia de la República, ahora ocupada temporalmente por JOH, como ordena la Constitución –debe ser cuidada, defendida, por todos, al margen del partido o grupo en que se milite. El Presidente Hernández Alvarado, ha cumplido con su deber. Muestra que, en lo personal está afectado –porque se trata de un hermano suyo, involucrado en circunstancias irregulares– pero, ratifica su compromiso de continuar dirigiendo el país, con la fuerza y el carácter que lo ha hecho hasta ahora. Al referirse a su hermano Antonio, ha hecho lo que nadie se había atrevido: declara que cada quien es responsable de sus actos. Y que, en consecuencia será la justicia de los Estados Unidos, que determinará su culpabilidad. Agregando que no protegerá a nadie. Sin disimular el dolor, –normal y razonable– coloca en primer lugar los destinos del país, la existencia de la República. La que sitúa por encima de las consideraciones familiares, demostrando una fortaleza y carácter admirables. Se trata de su hermano, a quien sin duda quiere como tal; pero no lo esconde; no lo defiende. Y más bien le anima, a presentarse ante un sistema legal extranjero en que, buscará desde su estado de inocencia, impedir ser declarado culpable.

Ahora todo se sabe. Hace unos años, la acción gubernativa, era un verdadero misterio. En los setenta del siglo pasado, cuando López Arellano fue acusado por un delito fiscal en los Estados Unidos, nadie judicializó el asunto. Apenas, sus compañeros de armas, para salvar el honor institucional, lo destituyeron de sus cargos. Ahora este gobierno, con todos los errores cometidos o los disgustos provocados, no ha escondido los hechos. Y más bien, se ha encargado de mostrarle al pueblo que está interesado en sanear al país, derrotar el delito y sacar la corrupción de la función pública. Y para que nadie se engañe, JOH ha empezado por casa. La mayoría de los indiciados como corruptos públicos, hasta ahora son del Partido Nacional. Y para cerrar el cerco, cuando su hermano menor está implicado, se desmarca y dice que, cada quien responde por sus actos. En otros tiempos, le habrían ayudado a huir, refugiándose en un país cercano, para evadir la justicia, haciendo grupo con exministros fugitivos de gobiernos anteriores.

Como todos, he dudado si JOH actúa vengativamente en contra de sus correligionarios, mientras pasa de largo por la corrupción –pública y de conocimiento general– de los funcionarios de los gobiernos liberales. Entiendo que quiere darnos un ejemplo muy claro: las rectificaciones empiezan por casa. Y cuando se le mencionó a su hermano, le aconsejó presentarse a las autoridades de Estados Unidos para verificar si existía en los tribunales, algo en contra suyo. Y ahora cuando es requerido, no lo defiende. Se nota que sufre. Que le duele; pero no lo defiende, más que en los conceptos del estado de inocencia y en la afirmación de su confianza en el sistema legal de los Estados Unidos, en donde está garantizado, más que aquí, el debido proceso.

Con su conducta, JOH nos da un ejemplo a todos, en que frente al delito, no dispensa favores para nadie. Y el mejor ejemplo es que, no defiende a su hermano siquiera. Actúa como los honrados patricios del pasado, entregando a la autoridad a sus familiares, porque no acepta que el poder público, se haya constituido para proteger intereses filiales; defender a los amigos, o para esconder a los correligionarios. A partir de ahora, la conducta de JOH, servirá para medir, la conducta de los políticos y, gobernantes. De ahora y del futuro. Y valorarlos.

Ante postura tan ejemplar, que no debe enturbiar la malicia partidaria, debemos celebrar que con sus sufrimientos personales, fortalece la Presidencia de la República, confirma que el Estado no está destruido; por fuera, o por dentro. Que el titular del Ejecutivo, cumple con sus deberes. Pasando por encima de consideraciones afectivas, lealtades amistosas, o compromisos partidarios.

Desde aquí, creemos que el Partido Nacional consolidará sus filas, fortalecerá su respaldo a JOH. Y este, continuará con la tarea de limpiar la suciedad que hace tiempos, daña al país. Sus opositores ¿imitarán su ejemplo? Ojalá que sí.