De nuestro acontecer

Por Jaime Martínez Guzmán

1. Los migrantes en caravana
Al momento de escribir este artículo han transcurrido ya 50 días desde que saliera de San Pedro Sula una numerosa caravana de hondureños con rumbo a los Estados Unidos de América en la búsqueda del “sueño americano, lo que hasta ahora es incierto que logren ese propósito ya que, dadas las alertas que la masificación migratoria ha provocado en el gobierno del presidente Trump, quien ha manifestado que impedirá, por todos los medios el ingreso ilegal de la caravana, ahora integrada también por salvadoreños y guatemaltecos. La mayoría de los migrantes ha seguido la ruta del Pacífico y se encuentran, miles de ellos, en la ciudad mexicana de Tijuana, en la propia línea fronteriza, esperando la mejor, aún remota oportunidad de traspasarla. Se ha conocido que medio centenar de migrantes que lograron traspasar en tumulto, la línea fronteriza, han sido apresados y de seguro sufrirán un proceso condenatorio y después la deportación.

Tradicionalmente son miles de hondureños que, espontáneamente cada año, siguiendo varias rutas, viajan hacia el gran país del norte y se las arreglan, después de muchas vicisitudes, para alcanzar su cometido. La migración en caravana de la actualidad no ha sido espontánea. Evidentemente, ha sido planificada y estimulada por políticos, mediante el engaño, a personas humildes, prometiéndoles que todo sería “como miel sobre hojuelas”, que el viaje sería placentero, que recibirían ayudas diversas en el trayecto y que, fácilmente, conseguirían el estatus de refugiados y pronto y buen remunerado trabajo. Todo, un irresponsable engaño, con el maligno propósito de desprestigiar al gobierno actual y enfrentarlo al de USA. Gozan con las amenazas de Trump a nuestros gobiernos. El mal desprestigiante se lo están haciendo a Honduras y a todos los hondureños, incluso a los que ya residen en aquel país sin estatus legal, a los que se acogen al derecho de trabajo temporal, a los menores de edad hijos de indocumentados que ya residen en USA. Ellos sufrirán, ahora, mayores medidas restrictivas.

Los instigadores de la caravana son responsables por el sufrimiento, enfermedad decepción, hambre, desprecio y de un número creciente de muertes que se han venido sucediendo. Ojalá que muchos de los migrantes logren sus propósitos, no tienen ellos la culpa de haber sido engañados. Si ello ocurre, es seguro, que ayudarán a sus familiares y a la economía de Honduras, con sus remesas.

2. Problema en el liberalismo
Mi amigo Antonio Molina, que es un liberal de pura cepa dice, jocosamente, que lo es, “desde el tiempo en que las culebras andaban con chaleco” y que le duele que en su partido “sigue el maíz a peso”. Esto refiriéndose a la reciente expulsión de casi las dos terceras partes de la bancada de diputados liberales al Congreso Nacional, concretada por un Tribunal Disciplinario ad hoc, bajo la denuncia del presidente del Consejo Central Ejecutivo, ingeniero Luis Zelaya, aduciendo este que no siguieron la línea partidaria en la Constitución de la Comisión Interventora del Registro Nacional de las Personas. En fecha anterior, también hubo el intento de expulsar a los diputados liberales que asistieron a la toma de posesión del Presidente Hernández, un evento propio y oficial del Poder Legislativo.

Miembros de la bancada expulsada dicen que sí siguieron esa línea, designando como miembro de la Comisión Interventora, a un persona idónea, sin embargo, y sin proponérselo, diferente al allegado que quería imponer el ingeniero Zelaya. Agregan que esta es la causa externa de su expulsión, siendo la subterránea la intención de eliminar liderazgos que puedan ser competencia en su nueva carreara de candidato a la Presidencia de la República, cuando políticamente se estila que un perdedor, de mucha contundencia, renuncia de nuevas aspiraciones, cediendo el espacio a nuevos liderazgos.

Sin embargo, el ingeniero Zelaya para dorar su propia píldora, pretende desviar la atención del caos que, con su prepotencia, tiene sumido al partido; emprendiéndola contra el Presidente Hernández, al estilo insultante e irrespetuoso de Nasralla y al insurreccional del expresidente Zelaya. Alguno de los verdaderos liberales ha dicho que “malaya los dos Zelayas que son los culpables de la situación crítica que afronta el Partido Liberal, cuyo lema lo han transformado en restar, separar y perder”.

Particularmente, sentimos mucho lo que le ocurre al Partido Liberal, dado que con el Partido Nacional constituyen la columna democrática de Honduras. Dos organizaciones políticas hermanas que, cansadas de las montoneras del pasado, en los nuevos tiempos han competido democráticamente en las urnas para alcanzar el poder y ya en él, ambos se han respetado y de algún modo complementado en beneficio de la nación. Esperamos que el Partido Liberal recupere su poderío institucional y vuelva por sus fueros, mediante el diálogo inclusivo, sin discriminaciones y así continúe contribuyendo al desarrollo integral de Honduras, por las sendas de la democracia.