40 años de la Constitución española

Por: Juan Ramón Martínez

Cuatro años antes que nosotros, los españoles se dieron la Constitución de 1978. La mejor de sus tiempos modernos. La muerte de Franco, obligó a la transición del autoritarismo hacia una monarquía democrática y liberal. Monárquicos y republicanos, demócratas y comunistas, franquistas y antifranquistas, pactaron y se dieron una Constitución ejemplar que permitió la democracia. No sin sobresaltos. En febrero de 1984, grupos militares quisieron dar un golpe de Estado. Igual que nosotros en el 2009, por los militares evitamos el golpe de Estado de Manuel Zelaya. Extrañamente apoyado por el gobierno español, que retiró su embajador.

Nosotros necesitamos la derrota de Somoza por los sandinistas en 1989, para que los estadounidenses, en la creación de un cordón sanitario en contra del “marxismo” nicaragüense, obligaron a que los militares regresaran a los cuarteles. Y pudiéramos pasar del autoritarismo conservador a la democracia tutelada. Y a la emisión de la Constitución de 1982, la más longeva y resistente de la historia republicana.

Los españoles, después de librar una sangrienta guerra civil, entre 1936 y 1939, y soportar la más infame dictadura de su historia, enfrentaron a la muerte del dictador, el futuro con ansiedad y alguna perplejidad. Soledad Puértolas, refiere que ella en sus 30 años, no pensaba en la Constitución. Creía que bastaba libertad y democracia. Otros, sabían que necesitaban un nuevo pacto social, en el que cedieran todas las partes. Y vía la transición, inaugurar el camino a la España moderna. Debían reconstruir el roto tejido social y político. Permitir la operación de partidos políticos como el PSOE; aceptar al Partido Comunista, calmar a las Fuerzas Armadas y confiar que el nuevo presidente del gobierno, bajo el liderazgo de Juan Carlos I, encamina a España hacia una democracia moderna. La tarea fue dura; pero coronada por el éxito. Al final, más que una fórmula para la transición del 78 como creen algunos, sentaron las bases de una sociedad estable, que dentro de las turbulencias que caracterizan la democracia de partidos, es ahora, un ejemplo democrático para el mundo. Enfrentaron un intento de golpe de Estado en 1984, en que Juan Carlos I frenó a los golpistas –como aquí defendimos en junio del 2009 el intento de golpe por el Ejecutivo– y le dio paso a una monarquía democrática y a un sistema parlamentario en donde los españoles, han creado y disuelto, partidos que, representan la mayoría de sus intereses. Por supuesto, 40 años después que se cumplieron ayer, sobreviven las tendencias separatistas de Cataluña y la dispersión del voto, hace cada día más difícil el logro de consensos entre los partidos políticos representados en las cortes.

Al volver la vista hacia atrás, la Constitución de 1978, sentó las bases para hacer de España el país democrático, moderno y reconocido internacionalmente que es hoy en día. Su Constitución, la que ahora celebra 40 años, solo ha sido reformada en dos oportunidades. Lo que confirma, que la modernidad se ha impuesto. Y que, el respeto de los españoles hacia la ley, es un ejemplo que debe motivarnos a los latinoamericanos. Actualmente España, opera un estado de derecho, en donde el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular, respeto y fomento de derechos humanos, culturas y tradiciones, lenguas e instituciones, asegura un acelerado progreso socioeconómico, para una digna calidad de vida, que garantiza relaciones pacíficas y eficaz cooperación entre todos los pueblos.

La Constitución de 1978, garantiza un “Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico, la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”.

Y, consecuente con la singularidad de España, permite la operación de las autonomías de las regiones que la integran. Y facilita la solidaridad entre comunidades autónomas y un sistema de descentralización política cercano a la ciudadanía.

Algunos creen que la Constitución de 1978, (como piensan aquí), ya cumplió con su función. Están equivocados. Creemos que sigue teniendo sentido el modelo político que se pactó en 1978. Y que teniendo claros los procedimientos para reformarla, introduciéndole variantes federales, como propugna el PSOE, con ello pueden darle respuesta a las ansiedades autonómicas de algunas comunidades que quieren romper la unidad de España. Por ello, saludamos a España en el 40 aniversario de su Constitución.