RECUERDOS GRÁFICOS

Un nuevo año iniciamos en las páginas de LA TRIBUNA hilvanando recuerdos de la antigua Tegucigalpa, paseando la imaginación por aquellos lugares que en el ayer identificaban al viejo poblado minero recostado en el tiempo y con las huellas marcadas en sus vetustas edificaciones, muchas de ellas devoradas por el modernismo y otras destruidas por aquellos que no aprendieron a conservar los valores históricos.

Con el apoyo de Carmencita Colindres en la diagramación de la columna semanal, las fotografías de nuestro archivo y la colaboración de amigos que nos facilitan amarillentas gráficas, retomamos en el 2019 los recuerdos de esos sitios muchos de los cuales han desparecido y otros se han remodelado, testimonios gráficos de ese pasado de la capital hondureña con el propósito que quienes conocieron esos lugares, puedan revivir el ayer de Tegucigalpa.

El cine “Apolo” (foto 1) en el barrio Concepción de Comayagüela fue junto al “Hispano”, el “Moderno” y el “Centenario” una de las salas cinematográficas más concurridas de la ciudad gemela. Era pequeño en relación a los otros llamados teatros. En el “Apolo” se exhibían las películas norteamericanas contratadas por la empresa Clámer, Estévez y Lazarus que operaban en Tegucigalpa los cines “Variedades” y “Clámer (foto 2)”.

La Escuela de Artes y Oficios (foto 3) fue edificada en la primera calle de la ciudad gemela en el gobierno del general Luis Bográn, se incendió en 1903 culpándose del siniestro a los seguidores del Dr. Policarpo Bonilla, pero fue reconstruida en el gobierno del general Manuel Bonilla. El hermoso inmueble estaba ubicado al finalizar el puente Mallol sobre la primera calle de Comayagüela destinándose ya remodelado hace varios años a la Secretaría de Estado en los Despachos de Educación Pública y ahora rodeado por un mercado de vendedores ambulantes.

A finales de los años treinta, para ser inaugurado en 1940, el ciudadano español don Joaquín Blanco alquiló el inmueble levantado por don Alberto Ehler en el entonces conocido como el barrio del Centro para instalar el “Chico Club” (foto 4), prestigiado centro social que cerró sus puertas en 1986. El edificio todavía existe quizá con ligeros cambios que se le han hecho en su interior. La gráfica que les mostramos es de los años finales de la década de los veinte cuando servía de residencia a la familia Ehler.

A principios del siglo pasado, los masones capitalinos levantaron un edificio para sus tenidas en el Barrio Abajo (foto 5). El inmueble está todavía en pié y la sólida construcción de pura piedra es parte de los tesoros arquitectónicos de la ciudad. La Logia Masónica “Terencio Sierra” consta de varios salones y en su segunda planta se encuentra el gran salón de ceremonias, sitio destinado únicamente para el acceso de los miembros de la masonería.

La antigua casa de los Ehler donde don Joaquín Blanco instaló el Chico Club.

Famosa por la venta de los frescos de piña con uvas verdes y los cócteles de curiles, “La Magnolia”, ubicada en la esquina sur de la cuadra frente al parque La Libertad del barrio La Concepción de Comayagüela (foto 6) fue por muchos años uno de los centros preferidos de los capitalinos. El lugar era sencillo, una gran salón donde estaba la barra, mesas y sillas de madera y en el interior otro salón donde servían platillos típicos.

La iglesia de San Francisco (foto 7) el más antiguo de los templos católicos de la capital hondureña se mostraba así en 1894 y a su costado norte el cuartel de San Francisco que servía de sede a la Comandancia de Armas de Tegucigalpa. En la gráfica la instalación de cuartelaría lucía remozada después de las reparaciones que se hicieron en la parte exterior, cuyas paredes resultaron deterioradas por los impactos de balas y morteros cuando se produjo el levantamiento del general Longino Sánchez en noviembre de 1890.

5 La Logia Masónica en el Barrio Abajo.

En la etapa final de su construcción en las faldas de El Picacho en la parte alta del barrio Casamata, el Hospital Viera (foto 8) fundado por el Dr. Nutter un enorme edificio de dos plantas que hace unos años fue ocupado por la Escuela de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas y ahora es sede de un colegio bilingüe.

El pasado 22 de diciembre falleció en Tegucigalpa mi recordado amigo Roberto Suazo Córdova, presidente liberal de Honduras de 1982 a 1986, fue sepultado con todos los honores de Estado en su ciudad natal La Paz, pero en esas coincidencias de la historia, un 23 de diciembre de l969, cuarenta y nueve años después, otro mandatario hondureño, el nacionalista general Carías Andino murió y fue sepultado en el día de Nochebuena en su ciudad natal, Tegucigalpa (foto 9)

Y con estos recuerdos gráficos de Tegucigalpa y Comayagüela, esperamos haber contribuido a las remembranzas del ayer capitalino. Que el nuevo año esté colmado de dicha, prosperidad, paz y tranquilidad para todos los hondureños.

Hasta la próxima semana.