¿Representantes del pueblo o mercenarios?

Por Boris Zelaya Rubí

Iniciativa de ley en Guatemala. Para evitar la prostitución que se daba en el Congreso con el cambio y compra de diputados: “Se entenderá por transfuguismo el acto por el cual un diputado renuncia a un partido político, habiendo sido electo o cuando ya está ejerciendo el cargo, mediante sufragio universal, para un período y estuviera designado en uno de los órganos establecidos, inmediatamente cesa en su cargo del órgano del Congreso que integrare, el cual será asumido por un diputado del partido representado”.

El ejemplo que dan algunos “representantes del pueblo” demuestra que su único interés al llegar a ocupar una curul es la búsqueda de su bienestar económico. Se pelean por protestar contra sus adversarios y hasta se insultan frente a las cámaras que cubren las “brillantes” intervenciones de los supuestos padres de la patria.

Algunos pasan los cuatro años sin pena ni gloria, no se dan cuenta de las intrigas que se tejen alrededor, solo levantan sus manos como se les ordena; su incapacidad y falta de preparación los hace pensar que tienen sus bolsas vacías. Si se comportan obedientes y no deliberantes las llenarán y saldrán de pobres en cuatro años.

La falta de educación de nuestro pueblo y su pobreza los hace practicar el sufragio por los que previamente les señalen, ya sea por un puñado de lempiras o por las promesas de siempre ¡vivienda y trabajo para todos! Los afortunados asambleístas financiados por empresarios, o personas con dinero de origen misterioso, han llegado por hacer muecas en la calle, sonar un bombo en los estadios o jugar fútbol, convirtiéndose en presa fácil para ser manipulados por los experimentados diputados, que tienen varios períodos de vivir del erario ¡Suerte te dé Dios y el saber poco te importe! Otros se ganan la posición por ser parientes de algún alto dirigente o sencillamente por haber contraído nupcias con hijos de algún “líder” de moda.

Mientras todas esas suertes suceden en la mayoría de los hombres y mujeres que regirán el primer poder del Estado, fingen oposición reacia con el fin de obtener alguna canonjía, ¿y el pueblo? ¡bien gracias! Y después nos quejamos porque cada día se suman más los ciudadanos que caen en las garras de los “ñangaritas”, juran que nunca les sucederá una situación de esas ¡farsantes! El rechazo al aumento de sus sueldos (becas) solo fue una patarata. Cualquiera dirá que señalar los errores es fácil, pero ¿cuánto tiempo tardaremos en educar al pueblo para que vote consciente, pensando en el futuro de sus hijos?

En nuestro casi eterno subdesarrollo, seguiremos esperando que aunque imiten (copien) el sistema más moderno para ejercer el sufragio y seleccionen como diputados a los “menos peores”, tomando ejemplo de países del primer mundo ¿cuánto se tardará en eliminar la pobreza? Siempre habrá mercado de conciencias y ganará el que tenga a su disposición más dinero.
Algunos ya como diputados, olvidan sus partidos de origen y se vuelven tránsfugas dando saltos de partido en partido, nos hace recordar la famosa frase: …y partía a donde cariño había, entiéndase por cariño ¡fajos de billetes!

A varios les ha importado un comino su compromiso moral con el que les dio cabida en su partido político, han pegado “tarascadas” en las manos del que les dio de comer. Los tratos y estrategias entre diputados de diferentes partidos han existido siempre, un equilibrio para impedir cualquier ley que tenga dedicatoria de algún sector interesado, ya sea por dinero o simplemente apoyo en otras justas electorales, sin importar enjaranar los fondos futuros del Estado, pues de alguna forma extenderemos la mano buscando ayuda, poniéndonos siempre en un plan de pordioseros.

Tendremos que esperar que las futuras generaciones disfruten de un mejor país, con representantes que cumplan con sus obligaciones de servirle al pueblo. Y los socialistas del tal “Mel” Como dice el chacal de la trompeta: ¡Fuera! ¡Fuera! ¡Fuera!

Disculpen amables lectores los chistes, pero a veces solo nos queda ¡reír llorando! (Garrick).

De rodillas solo para orar a Dios.