Pasando la noche en albergue con cientos de desconocidos

Un gran grupo, de unas mil personas, pasó la noche en albergues de Esquipulas, Chiquimula.

Ubicados en tres instalaciones, los migrantes hondureños sabían que tenían que salir a las 6 horas del jueves, como les había indicado personal de la Casa del Migrante.

A eso de las 20:30 horas muchos dormían en un gran gimnasio dentro del colegio San Benito, que se encuentra a pocas cuadras de la monumental Basílica de Esquipulas que por estos días luce sus mejores galas porque se celebra la fiesta en honor al Cristo Negro.

“No es como estar en casa, claro, eso lo sabemos todos lo que venimos acá”, dice Lesbia, una mujer de unos 45 años, mientras salía del baño donde había unos chorros y solo se les permitía limpiarse con toallas húmedas, o lavarse los pies, no ducharse.

La incomodidad de la mujer era evidente, ella necesitaba darse un baño, pero personal del albergue le indicaba que las instalaciones no eran para eso.

Los hondureños se apresuraban a comer la cena que les ofrecían en la Casa del Migrante y que consistía en frijoles, arroz, café y un pan francés. Otros, los que tenían un poco más de recursos salieron a las calles de Esquipulas y cenaron tacos o tortillas con carne. Los albergues estaban a punto de llenarse, por lo cual muchos optaron por quedarse a dormir en la calle.

Un hondureño lava sus pies en el albergue del colegio San Benito, luego de un día de ardua caminata. (Fotos Prensa Libre)

“Ya nos dijeron que no hay dónde quedarnos, entonces pues no va a andar uno molestando más de la cuenta si ya le dijeron”, afirmó una mujer que prefirió no dar su nombre, mientras trataba de acomodarse junto con sus hijos en el parque frente a la Basílica de Esquipulas.

De todas maneras, ni a la mujer ni a otros migrantes se le permitió quedarse ahí porque a las 9 las instalaciones se cerrarían. Ya en el albergue los viajantes hablan de cualquier cosa, el fútbol, la situación política de Honduras, sus planes para llegar a la frontera…

Otros, sin embargo, prefieren descansar o al menos intentarlo. Con el ruido constante del ir y venir de personas a veces cuesta, dijo un hombre que intentaba taparse el rostro con una sábana. Por fin, después de las 20 horas apagaron las luces con lo cual comenzaron a dormir. (…)

Más de mil 700 hondureños han ingresado a Guatemala desde el lunes pasado, según el Instituto Nacional de Migración, se estima que muchos comenzarán a llegar este jueves a la frontera con México. (prensalibre.com)

Carruajes que llevan los migrantes hondureños para transportar a sus niños.