Oposición fracasada

Por Nery Alexis Gaitán

Desde el fondo de la derrota la oposición política hondureña da sus últimos estertores. Y es que no dan una en pos del país, ni del sagrado deber en propugnar una mejor calidad de vida para los hondureños que viven en la pobreza.

El Partido Liberal, con un dirigente fracasado en todos los aspectos políticos, continúa dañando la institución que debía ser el balance de la oposición democrática. Torpe hasta la médula, Luis Zelaya no entiende ni entenderá el entramado de la política hondureña. Pero sí sabe del goce de las mieles del poder con camionetas blindadas y guardaespaldas, mientras el partido se debilita cada día más.

La oposición política izquierdista, seguidora del fracasado socialismo del siglo XXI, ya raya con su mensaje de fuera JOH, sin sustento alguno y que ha servido para que algunos jóvenes díscolos lo repitan, no como consigna política, sino como estribillo de moda, como eco de la imbecilidad, ya que nunca han tenido ni militancia activa en algún partido o actos a favor de los necesitados que valga la pena mencionar.

Libre, como institución política del caos, ha perdido beligerancia a tal extremo que sus constantes llamados a desestabilizar nuestra democracia ya no tienen eco entre la población que está cansada de la violencia generada por los libres, y lo que desea es vivir en paz para sacar adelante a las familias y por ende al país.

Es tal la ruta del fracaso de Manuel Zelaya que ya ni sus mismos seguidores lo quieren. Después del fiasco que le resultó aliarse con el bufón de la televisión, que ni siquiera sabe para dónde va, Zelaya empezó a ser repudiado por sus mismos seguidores, ya que no fue capaz de demostrar que habían sido víctimas de fraude electoral, proceso que habían avalado con su participación creyendo ingenuamente que iban a ganar las elecciones presidenciales.

Manuel Zelaya, que no tiene nada nuevo que ofrecer a sus seguidores, sigue anclado en su mensaje aburridor en contra de la dictadura de “JOH”. Pero como sus seguidores ya están hastiados de la misma cantaleta, sin resultados de ningún tipo, ya no acuden a sus constantes llamados para crear caos y violencia.

Mencionaremos solo dos ejemplos del fracasado y torpe líder de Libre. Primero, hizo llamados a todo el país que iba a juramentar diez mil comandos insurreccionales, llegó el gran día en la colonia Kennedy y solo acudieron cuatro pelagatos. El segundo ejemplo es que iba a paralizar el país el pasado 27 de enero para conmemorar el fracaso de su intentona de volver al poder.

Para tal efecto hizo llamados a sus seguidores de que se tomaran todas las carreteras, salidas y entradas de las principales ciudades, y en las redes sociales llovían mensajes anunciando que había que proveerse de alimentos y que se cargaran hasta los celulares porque iban a sabotear la luz eléctrica, etc. Lo irrisorio es que este llamado a conmocionar el país no tuvo ninguna acogida, es más, pasó sin pena ni gloria. Los únicos que salieron a la calle fueron una docena de trasnochados, y quemaron más de alguna llanta contaminando el medio ambiente.

Lo insólito de este nefasto día para Libre es que Manuel Zelaya hizo acto de presencia en la Kennedy queriendo dar entrevistas a los medios, pero fue recibido con una lluvia de piedras por sus raquíticos seguidores, que al ver que el llamado a paralizar el país había fracasado, la emprendieron enojados contra aquel que les había mentido una vez más. A Zelaya no le quedó otra que retirarse corriendo cobardemente.

Esta oposición solamente refleja los intereses mezquinos de aquellos que tanto daño le han hecho al país y quieren seguir haciéndoselo. Defendamos nuestra democracia de estos abanderados del nefasto socialismo del siglo XXI.