Falacia

Por J. E. Mejía Uclés

Es de larga data que el Instituto de Formación Profesional (INFOP), no responde a los intereses del sector empresarial, en lo referente a la preparación de profesionales que puedan hacer frente a la demanda laboral del país y sobre todo a la especialización en áreas que propendan al desarrollo del país. El INFOP, es un organismo que se fagocita cerca de 90 millones de dólares al año, tanto de las aportaciones del sector privado como de las contribuciones de los donantes extranjeros. Independientemente, también ha sido un nido de corrupción, tanto de las autoridades que lo han manejado como del sindicato que lo rige, y aquí, quiero dejar patente que los sindicatos han perdido aquella identidad que los ha caracterizado, la de luchar por los intereses de la clase obrera y hoy más dedicados a resolver la situación económica de sus dirigentes, que a velar por la superación de sus agremiados.

El COHEP, ha sido enfático al expresar a la opinión pública nacional por intermedio de su presidente, don Juan Carlos Sikaffy, que las gremiales que lo integran y las empresas que representan, no deben de pagar las aportaciones al INFOP. Ahora mismo el presupuesto ha sido inflado de tal manera, que los sindicalistas se repartirán cuarenta y tres millones de lempiras más, en un convenio colectivo que llena sus propios bolsillos; sin aportar logros que satisfagan a las empresas. Seguimos rezagados. Hablamos de facilitación de comercio, y cuánto cuesta que crezcan las exportaciones!

Pedir una mediación por parte del gobierno es una felonía, es creer que puede arreglar lo que no tiene solución, lo único que es lógico y plausible, es que el sector privado tome las riendas de la parte profesional de un organismo que solo problemas, gastos y sobre todo corrupción conlleva, todo en este mundo responde a unas circunstancias históricas y ese es precisamente el papel del INFOP, el Instituto, en la actual coyuntura, ya cumplió su función. Hay instituciones en el gobierno que solo sirven para pagar favores políticos y enriquecer a quienes las presiden. El diablo carga con los pecados.

La corrupción, esa hidra de mil cabezas, que consume, que chupa los ingresos del país, en beneficio de unos pocos, es lo que nos tiene postrados. Por eso es que desde aquí, reafirmamos que las empresas, no deben de seguir pagando las aportaciones a un elefante blanco, que no beneficia en nada al sector empresarial.
Empresarios somos todos.

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