El almendro símbolo del amor y la amistad

“El amor jamás reclama; da siempre. El amor tolera, jamás se irrita, nunca se venga. Indira Gandhi”

Elsa Ramírez

Cuenta la historia que la celebración a San Valentín o día de los enamorados se remonta hacia el siglo III d.C. en Roma, basada en una leyenda y emotiva historia de un sacerdote que desafío las órdenes del emperador romano Claudius Aurelius Marcus Gothicus (Claudio II), quien por aquel entonces había prohibido la celebración de matrimonios entre parejas jóvenes, porque según él, los solteros eran mejores soldados.

San Valentín consideró que el decreto era injusto, por lo cual celebraba en secreto los matrimonios de los jóvenes enamorados, lo que provocó la indignación del emperador Claudio quien ordenó encarcelar al religioso Valentín. El oficial a cargo de la encarcelación quiso ridiculizar y poner a prueba al santo, retándolo a que le devolviese la vista a su hija Julia, quien había nacido ciega. Valentín aceptó y, en nombre del Señor, le devolvió la vista. Este hecho conmovió a Asterius y a su familia quienes después de lo sucedido se convirtieron al cristianismo.

Empero, Valentín fue martirizado y continuó preso, siendo ejecutado el 14 de febrero del año 270 a.C. Julia, muy agradecida con el santo por haberle devuelto la vista, en su honor plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba, motivo por el cual este árbol es considerado símbolo del amor y la amistad permanentes.

Entre los años 496 y 498 d.C., el papa Gelasio estableció 14 de febrero para honrar a San Valentín. Sus restos se encuentran en la basílica que lleva su nombre en la ciudad de Terni, Italia, lugar donde a través de una misa las parejas se comprometen para contraer matrimonio al año siguiente.

En Norteamérica esta costumbre se adoptó a principios del siglo XVIII a raíz de los avances de la imprenta y el bajón que hubo en los precios del servicio postal, lo que incentivó el envío de saludos por el día consagrado a San Valentín.

Actualmente no solo los enamorados tiran la casa por la ventana para conmemorar este día, sino también los familiares, amigos y compañeros de trabajo quienes aprovechan la ocasión para expresar todo ese caudal de aprecio que sienten recíprocamente, celebrando de diferentes formas, ya que no es necesario disponer de mucho dinero para hacerlo.

Hay quienes brindan con una espumosa copa de champagne, para disfrutar después de una exquisita cena decorada con hermosas y perfumadas rosas rojas, sin faltar los coloridos globos, los deliciosos chocolates y variados obsequios; para enseguida, escuchar una hermosa pieza musical a la luz de las velas.

Del poeta Pablo Neruda compartimos: – “Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde, te amo directamente sin problemas, ni orgullo: así te amo porque no sé amar de otra manera” – “De nadie seré, solo de ti, hasta que mis huesos se vuelvan cenizas, y mi corazón deje de latir…”.

14 de febrero, fecha especial en la que damos rienda suelta a nuestros sentimientos haciendo volar la imaginación, cerremos los ojos y de esa manera, viendo lo más bello del universo: el amor, disfrutemos de la célebre melodía de la inmortal María Grever, Júrame: “Todos dicen que es mentira que te quiero porque nunca me habían visto enamorada yo te juro que yo misma no comprendo el porqué de tu mirar me ha fascinado. Cuando estoy cerca de ti estoy contenta yo quisiera que de nadie te acordaras tengo celos hasta del pensamiento que pueda recordarte a otra persona amada. Júrame que aunque pase mucho tiempo no olvidarás el momento en que yo te conocí. Mírame, pues no hay nada más profundo ni más grande en este mundo que el cariño que te di. Bésame, con un beso enamorado como nadie me ha besado desde el día en que nací. Quiéreme, quiéreme hasta la locura y así sabrás la amargura que estoy sufriendo por ti…”.

A nuestros amigos, que ese vínculo de afecto, lleno de aprecio, respeto, admiración y gratitud que un día nos unió, no se rompa jamás y que las bendiciones del Altísimo sean el pan nuestro de cada día.

Amar profundamente a alguien nos da fuerza. Sentirse amado profundamente por alguien nos da valor. (Lao Tzu)