El reinado de Mauricio Oliva

Por Óscar Lanza Rosales
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El gobierno del gobernante Juan Orlando Hernández, sigue dando palos de ciego, en particular en el nombramiento de altos funcionarios de su administración. Recién acaba de nombrar un forestal en Educación, una pedagoga en Salud, y en los últimos días a la joven abogada Rina María Oliva Brizzio, como miembro del directorio de Banco Central de Honduras (BCH), hija del actual presidente del Congreso Nacional, Mauricio Oliva.

Estos nombramientos inadecuados y de nepotismo, fuera de la sensatez de un verdadero estadista, se suman a otros desafueros del actual gobernante, como el utilizar los servicios del embajador de Honduras en Estados Unidos (EEUU), en el rescate de la ENEE; casi la misma Comisión Interventora del IHSS como Comisión Interventora de la Policía; y la directora del INJUPEMP, como subsecretaria del Ministerio de la Presidencia, dan una señal inequívoca, que el actual gobernante no tiene el tino ni la sabiduría para seleccionar a sus principales colaboradores, ante el desastre actual de la administración pública y el inevitable desgaste de su gobierno que ya lleva cinco años en el poder, cuyos únicos logros visibles son las extradición de narcotraficantes a EEUU y la mejora en los indicadores de seguridad.

Ante la duplicidad de funciones y el nombramiento de gente sin las competencias apropiadas ¿qué se puede esperar de este gobierno?: Pobres resultados.

Volviendo al nombramiento de la abogada Oliva Brizzio, la gente ha protestado de manera enérgica en las redes sociales, lo mismo que el Colegio de Economistas de Honduras (CHE) capítulo de San Pedro Sula, y los banqueros –entre ellos– nuestro compatriota insigne don Jorge Bueso Arias.

En las redes sociales, además de este acto de nepotismo de Mauricio Oliva, se han dado a conocer los numerosos parientes que él ha empleado en el actual gobierno, incluida una sobrina suya como gerente del BCH en Choluteca.

El CHE de SPS, hace un llamado al gobierno a considerar en estos nombramientos, la importancia de mantener la independencia, autonomía y profesionalismos del BCH, sin influencias políticas, para favorecer con sus decisiones calificadas, los intereses del pueblo hondureño, y demanda que se cumpla su ley, como el artículo 8 que señala que para ser miembro del Directorio  se requiere… “contar con una  amplia  experiencia en materias  relacionadas con la economía  general,  el comercio  internacional, la  moneda, la banca, las finanzas públicas y privadas o el derecho  económico”. Experiencias que la abogada Oliva Brizzio no tiene.

Don Jorge cuestionó el nombramiento y expresó que se debe nombrar a gente que entienda la materia, y más tratándose de una institución tan delicada como lo es el BCH, que es el ente que rectora la política monetaria, crediticia y cambiaria del país.

Mientras tanto el presidente del BCH, Wilfredo Cerrato, a pesar del mar de críticas, justifica que el nombramiento se hizo conforme a la ley, alegando que ha aprendido a trabajar con gente con experiencia y jóvenes. Cerrato justificó que a los 41 años él fue nombrado ministro de Finanzas en el gobierno del expresidente Porfirio Lobo y lo hizo con buen suceso.

Ya se le olvidó al licenciado Cerrato, que él fue nombrado como ministro de Finanzas, por el expresidente Lobo –más que por sus méritos personales– por su padre, que era de su confianza y administrador de Casa Presidencial. Y su buen suceso, ¡eso está en duda! Él es uno de los responsables del sobreendeudamiento del país y de la gran corrupción tanto en los gobiernos de Lobo como de JOH, al no establecer los controles adecuados.

Como secretario de Finanzas, elevó la deuda total de Honduras de 6.5 mil millones en 2012 (35% del PIB) a 11 mil millones de dólares en el 2017 (48% del PIB). Aumentó el gasto público a costa del enorme endeudamiento. Entonces, ¿de qué se vanagloria?

Yo conozco a la familia de los hermanos Oliva, a quienes he admirado por ser gente luchadora, todos profesionales exitosos en diferentes disciplinas. Lástima que cuando surgen líderes provincianos como Suazo Córdova, JOH y el mismo Mauricio Oliva, que se preocupan más por sus propias familias y por hacer obras –algunas innecesarias, como los estadios de fútbol– pierden su calidad de estadistas. Los estadistas son los que trascienden sus lugares íntimos. Abogan por el bienestar de todas las familias de Honduras, en vez de su propia o familias amigas. Llegan al poder para servir y no para servirse. Morazán y Valle son paradigmas, que trascendieron sus terruños, para soñar en la unión y desarrollo de la patria grande de Centroamérica.