“Hipócritas, sepulcros blanqueados”…

Por Luis Alonso Gómez Oyuela

“Y esos dirigentes comilones son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho; cada uno por su lado (Isaías 56:11 VR/1960). Este texto podría ser rebatido por algunos pastores ambiciosos, argumentando que está fuera de contexto porque el profeta se refiere a los pastores o atalayas de Israel.

Pero el profeta escribió en tiempos muy parecidos a los nuestros ahora que muchos líderes religiosos olvidaron que su misión, es predicar el evangelio tal como lo ordenó Jesucristo en los evangelios.

Hace varias semanas atrás La Tribuna publicó un artículo, cuyo autor es Manuel Bernales Alvarado, titulado “Evangélicos y poder en América Latina”. Hace alusión a un libro editado por el Instituto de Estudios Social Cristianos (IESC) que preside Armando Borda y la Fundación Konrad Adenauer (KAS) del partido alemán (CDU).

El expositor abre el libro con un sugerente y centrado ensayo: “¿Políticos evangélicos y evangélicos políticos? Estos son los nuevos modelos de conquista política de los evangélicos. De aquí en adelante, los pastores tácitamente están induciendo a sus fieles, seguir a “César” antes que a Dios, porque a los dos no pueden servir.

Federico Mayor Zaragoza, exdirector de Unesco, solía repetir que el siglo XXI sería religioso; a contrapelo de visiones del fin de la historia y de las religiones. Los políticos de hoy, carentes de calor popular y falta de credibilidad, han encontrado en algunos pastores ambiciosos y sedientos de poder una buena opción para que las masas vuelvan a ellos en la falsa esperanza que los evangélicos por sus valores y principios están en capacidad de cambiar el destino del país.

En América Central, los políticos a los pastores evangélicos los hacen nadar en dos aguas, bien a la derecha o la izquierda, según convenga a sus intereses. Por ejemplo, algunas ONG asistencialistas e iglesias evangélicas fueron sembradas, promovidas y apoyadas por actores de la política de seguridad de los Estados Unidos, como elemento clave de maniobra para superar las “organizaciones de masas” de los partidos comunistas. Guatemala, es un ejemplo de cómo los evangélicos apoyaron al sanguinario dictador Efraín Ríos Montt, Serrano Elías, Otto Pérez y ahora al supuesto líder evangélico Jimmy Morales.

El autor de este ensayo, se pregunta: “Ahora estamos entre la crónica y los ensayos de historia para responder la pregunta de cuál es el papel de las iglesias evangélicas en la mundialización y el crecimiento de un capitalismo desigual. El presidente de Brasil, el conservador Bolsanaro, durante su campaña mantuvo cercanía con los evangélicos que en el pasado cercano apoyaron a la izquierda, a estos últimos el voto evangélico los abandonó, igual pasó en México donde existe un partido político evangélico, cuyos votos le dieron un holgado triunfo a Manuel López Obrador.

Qué buscan los políticos hondureños al endulzar el paladar de los líderes evangélicos, Mario Tomás Barahona, Evelio Reyes y otros, también conservadores muy afines al gobierno nacionalista. Además, cuentan con el suficiente poder económico y capacidad de convocatoria entre los fieles, que representan una carta de garantía en los procesos electorales, no para ellos que a lo único que pueden aspirar es a una diputación porque serán la carnada perfecta para satisfacer ambiciones personales.

Ese argumento absurdo que los evangélicos están en capacidad de lograr cambios sustanciales en la sociedad y la política, no tiene nada que ver con el evangelio de Jesucristo. El cambio en el ser humano no lo hacen los hombres, menos con las predicas alejadas del verdadero evangelio. Desafortunadamente, la iglesia evangélica ha caído en las garras de lobos rapaces; hombres contumaces, llenos de avaricia pervierten los principios del evangelio.

Estoy seguro que en la iglesia evangélica de Honduras todavía queda una reserva moral comprometida con el evangelio de la gracia, cuya misión es la salvación de las almas, el fortalecimiento de la fe y los valores de la familia. El mandato de Jesús a sus discípulos fue contundente, “id por el mundo y predicad el evangelio”, misión que solo son capaces de cumplir aquellos que asumieron un compromiso con Dios. Los falsos redentores de hoy, esos que se golpean el pecho, que oran en público frente a las cámaras de televisión no gozan del favor divino.

Estos falsos líderes sumisos al gobierno y los beneficios que reciben, se congracian haciendo oraciones públicas con una falsedad pasmosa. Sobre estos falsos maestros, Jesús fue enfático al decir: “Y cuando ores no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa (Mateo 6:5). Estos de hoy van a presidencial a orar. En Mateo 23:26, advierte: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera a la verdad se muestran hermosos, más por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia”.