Sembremos un árbol como norma

Hace varios años se llamó a una campaña para la reforestación de nuestro país, como el título del presente artículo, lo cual se podría entender con un doble sentido, ya sea como una regla, o referirse a que lo hagamos como lo hace Norma, nombre personal.
La situación actual de nuestro país es bastante crítica, en relación con la cantidad de agua que tiene disponible para las diferentes actividades, en especial para abastecer de este precioso líquido a toda la población, debiendo reducir cada vez más la cantidad de agua para cada hogar, ya que los fenómenos climáticos son bastante constantes y están mermando cada vez más la cantidad de agua que nos ofrece la naturaleza.
Agregando causas para escasez de agua, está la quema de árboles en nuestra foresta que, según las estadísticas el 80% se ha efectuado en propiedades privadas, por lo tanto, la responsabilidad se debe dirigir hacia los dueños de esas propiedades y se les deberá aplicar todo lo que en la ley corresponda y obligarlos a reforestar sus áreas verdes o bosques.
En segunda instancia, se podría establecer como una política de emergencia nacional por un periodo de cinco años, para que todas las escuelas y colegios de la República ejecuten un plan de reforestación, el cual podría ser como parte de su servicio social y cada alumno deberá sembrar dos árboles, al inicio de la temporada de invierno y darle seguimiento a su crecimiento en la etapa de su estancia en su institución.
Como segunda medida, la Secretaría de Recursos Naturales y todas las instituciones afines deberán crear una buena cantidad de viveros en todos los departamentos del país, de manera tal, que puedan proporcionar una cantidad razonable de plántulas para ser sembrados en todo el país, iniciando preferentemente en las zonas donde hay fuentes de agua, ya sean físicas o subterráneas.
Es importante que, en primera instancia, se debe de hacer un mapeo de las zonas necesarias de reforestar, para establecer las prioridades correspondientes y ver los resultados a mediano plazo, en esas áreas seleccionadas debiendo hacer los cálculos necesarios para saber qué cantidad de árboles necesita cada una, tomando en consideración el tipo de árbol que se va a sembrar y el área correspondiente para no incurrir en el pobre crecimiento de los mismo o su pérdida.
Propongo que toda la población con alguna representación y las autoridades correspondientes, deberán establecer un plan de trabajo el cual sería apoyado por todos los medios de comunicación para que ayuden a su divulgación y sean unos buenos auditores sociales.
Guillermo Mineros
Tegucigalpa, M.D.C.