Santa Semana Santa con Guadalupe Ortiz

Por: Álvaro Sarmiento
Especialista Internacional en Comercio y Aduanas
La mayoría de los bautizados hemos perdido el verdadero sentido de la Semana Santa, la publicidad nos la vende como “ofertas de verano, playa, comida y bebida”, pero todavía estamos a tiempo para evitar la “Fake Semana Santa” y poder aprovecharla para prepararnos a la celebración más importante de la Iglesia, la resurrección del Señor.
Desde el Miércoles de Ceniza, la Iglesia como buena madre nos ha venido preparando durante el tiempo de cuaresma, sugiriéndonos más oración y la penitencia. Si bien es cierto nos dirigimos a la resurrección, el camino obligatoriamente pasa por la cruz.
Como el próximo 18 de mayo, se realizará en Madrid la beatificación de la doctora en química, Guadalupe Ortiz de Landázuri, primera laica del Opus Dei elevada a los altares, ejemplo cercano para todos los laicos del siglo XXI, quería comentar algún aspecto de su vida, claramente marcado por la cruz, pero una cruz llena de alegría y buen humor.
Recientemente se han hecho públicos datos sobre la enfermedad cardíaca de Guadalupe, que durante casi veinte años representaron serias molestias y limitaciones en actividades tan normales como hablar o dormir en posición horizontal, provocadas por una estrechez en la válvula mitral, que causa una seria dificultad respiratoria. Lo que hoy más sorprende a los cardiólogos es la escasa relación entre estos síntomas y el tipo de vida que ella hacía. Su vocación magisterial era una pasión que junto a su visión sobrenatural le permitió sobreponerse a la enfermedad para poder dictar sus clases con gran perfección y como siempre con mucha paz y alegría. Sus fotografías de esa época irradian una gran alegría.
Los que hemos dado alguna clase o conferencia afectados con un fuerte resfriado, tenemos una leve idea de lo que significa este tipo de esfuerzos.
Guadalupe supo afrontar -toda su vida- grandes retos como el comienzo de la labor del Opus Dei con mujeres en España y México, con fuertes limitaciones materiales, pero como escribe en una carta a s. Josemaría: “Gracias a esas cruces voy teniendo más presencia de Dios y cada día me ocupo menos de mí. Esto me da mucha alegría”. Esta es la lógica de una santa, cómo convertir las cruces y las penas, pequeñas o grandes en fuente de encuentro con Dios, por lo tanto, origen de una profunda Alegría (con mayúscula).
Seguramente Guadalupe pasó muchas Semanas Santas, luchando -jadeando- por subir cada escalón de alguna escalera sin que se notara el esfuerzo en hacerlo, o noches enteras en vela al no poder conciliar el sueño por su enfermedad. Tal vez nuestro esfuerzo no es físico, u obedece a otra limitación, pero el acompañamiento cercano de Guadalupe no nos faltará, si acudimos a ella, que para eso se le declara beata, siempre está “en línea” y responde inmediatamente.
Que esta Semana Santa sea mucho mejor que la anterior, y si no sabe cómo hacerlo, le propongo un consejo práctico, copie y abra el siguiente link y tendrá un verdadero recurso para vivir mejor esta semana Mayor: https://opusdei.org/es-es/article/recursos-para-vivir-la-cuaresma-y-semana-santa/#semanasanta
Y haciendo eco de palabras de monseñor Fernando Ocáriz, sobre la beatificación de Guadalupe, “la llamada a la Santidad que el Señor ha hecho para todos, no es una utopía, sino una realidad”.
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