Perder la oportunidad

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4 de enero de 2020
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12:05 am
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Perder la oportunidad

Estamos utilizando con propiedad las nuevas tecnologías

Por: Leonidas Rosa Bautista

“Medardo Mejía escribió: Ramón Rosa fue quien penetró con más decisión en las vísceras de la realidad hondureña, y hasta hoy no han sido superadas la dignidad de su estilo y la limpieza meridiana de su pensamiento. Tenía fe en el progreso constante y en el valor de las instituciones como norma de bien. Su ideario era el de civilizador que busca en la tolerancia el aire claro. Únicamente los triunfos de la inteligencia sobre la ignorancia tendrán el reconocimiento y los aplausos de generaciones más afortunadas que la nuestra, de las generaciones de los futuros siglos…”.

Los años vividos nos acercan a hechos guardados en el disco duro de la memoria, que bien podrían ilustrar el porqué del título de este breve relato:
Cuando se acercaba a su final la situación histórica de Hong Kong, miles de inversionistas buscaban espacio en América, con el propósito de salvaguardar sus capitales ante el incierto futuro con China Continental, hoy en día en un estado de crispación y revueltas.

Honduras fue recomendada como un sitio ideal específicamente en Trujillo, para desarrollar una megazona industrial y de comercio entre otros factores, por la profundidad de sus aguas, que permiten el atraco de los llamados barcos Post-Panamax y la construcción de una vía terrestre hacia el Pacífico, para el traspaso de bienes, incluidos petróleo, Atlántico-Pacifico.

Actualmente instalada en Vancouver, Canadá, denominada “HONKCOUVER”.

Durante la administración del alcalde Merriam se propuso y realizaron los estudios para, a partir de Germania y hasta el barrio El Chile canalizar el río Grande o Choluteca, instalando una especie de monoriel para el transporte, recuperando un área aproximada de dieciocho kilómetros de tierra para espacios de áreas verdes, deportes y comercio, para el efecto se contaba con la donación de los estudios y planos por una firma inglesa y la oferta en firme de una empresa sudafricana, mediante una concesión por veinticinco años.

La represa El Tigre, que ya ha pasado análisis de impacto ambiental ha seguido la misma suerte, convirtiendo proyectos y esperanzas en un enorme basurero de sueños rotos en miles de pedazos por la burocracia tercermundista, el temor a tener sueños en grande o la ignorancia.

El presente siglo y sobre todo la década que iniciamos este 2020, nos presenta la oportunidad en este irreversible tránsito de la humanidad a la era digital con sus poderosas redes, vía internet a una velocidad real que nos conecta con el universo y potencia la capacidad humana en tránsito a la inteligencia artificial.

Oportunidad que permite potenciar la creatividad, la innovación y la competitividad para el desarrollo económico y humano, nada será igual, la educación, el conocimiento, la ciencia; debemos involucrarnos en esa dinámica que cambiará la cultura, modificará costumbres y métodos actuales en tránsito al futuro.

Es la oportunidad, pero como todo en la vida, habrá dos caminos a escoger como predice Thomas L. Friedan en su libro “Gracias por llegar tarde”: “Las aceleraciones en el mercado, La madre naturaleza y la Ley de Moore, están presionando a los estados frágiles, no solo desde el exterior, sino también desde abajo… la tecnología… la globalización están actualmente estimulando a los makers políticos que quieren convertir a las sociedades autocráticas en sociedades más consensuadas, y a los breakers políticos que quieren derrocar gobiernos para imponer una tiranía religiosa o ideológica, aunque carezcan de capacidad para gobernar de manera eficiente. Cada vez hay más pruebas de que las redes sociales facilitan más el pasar de orden impuesto a la revolución, que de la revolución a un nuevo tipo de orden sostenible y consensuado… las redes sociales están diseñadas de manera que favorecen difusión por encima de compromiso, publicación por encima de discusión, comentarios frívolos por encima de conversaciones. Es decir, como si nos hubiéramos puesto de acuerdo en que estamos aquí para hablar contra el otro, en lugar de hablar con el otro.

En resumen podemos utilizar ese potencial tecnológico para el bien o para el mal para hacer una sociedad más justa o solidaria o para destruir en nombre de falsas ideologías, lo importante es no perder la oportunidad de nuevo y apuntarnos a la búsqueda del bien común, la solidaridad, creación de empleo, seguridad, reconstrucción moral y democrática, las nuevas oportunidades de educación, la inteligencia creadora, la innovación y la competitividad en la oportunidad de la era digital.

Volveremos sobre este asunto.

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