La Policía siempre vigila

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12 de febrero de 2020
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12:20 am
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La Policía siempre vigila

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Por Jaime Martínez Guzmán

La frase que sirve de título, es similar al nombre de una sección del fenecido programa televisivo de los cómicos mexicanos Los Polivoces; “La policía siempre en vigilia” ambas palabras, vigila y vigilia, con las acciones que comprenden, se constituyen en una aspiración permanente de la población, al efecto de que el cuerpo policial permanezca atento y vigilante día y noche en garantía de la seguridad ciudadana, cuyo contrario, la inseguridad, se fortalece en la medida que su diligencia y prestancia disminuyen.

Nuestra Policía, recién ha estado celebrando su aniversario de fundación, la que fue en el año 1888, durante el gobierno del presidente Marco Aurelio Soto. La celebración del 132 aniversario ha sido ocasión para dar a conocer los importantes avances que ha tenido el ente policial en la recuperación del prestigio y de la confianza poblacional perdidas, cuando fue saturado de corrupción con la infiltración del crimen organizado. En la actualidad, prácticamente, se tiene una nueva Policía, mejorada cualitativamente con la depuración y avanzando hacia los estándares cuantitativos internacionales.

El transcurrir histórico de nuestra Policía antes de la década de los cuarenta del siglo pasado, francamente, poco lo he escudriñado. Desde el final de esta, sí tengo conocimiento vivencial. En las poblaciones, hasta medianas, no había cobertura propiamente policial. La seguridad y el orden estaban a cargo de las municipalidades con los alguaciles de barrios y aldeas y, principalmente, de las comandancias y subcomandancias de armas, con soldados vestidos de azulón y caites que salían de sus cuarteles, fusil al hombro, cuando se avisaba de algún desorden o delito que, raras veces ocurría.

Particularmente, fue hasta 1952 que en Tegucigalpa conocimos a la verdadera Policía, con elementos uniformados con pantalón y camisa kaki, casco safari, correaje negro y pistola en cartuchera, quienes se apostaban vigilantes en nuestras calles todo el día y hasta ciertas horas de la noche. Eventualmente dirigían el tránsito de vehículos donde fuere necesario.

A raíz del intento de derrocamiento del presidente Ramón Villeda Morales (12 de julio, 1959) dirigido por el coronel Armando Velásquez Cerrato, la Policía Nacional fue suprimida en razón que fue partícipe del fracasado movimiento. Fue fundada entonces la denominada Guardia Civil, un cuerpo paramilitar con funciones policiales que, en muchos casos, sirvió para reprimir a la oposición. Con el golpe de estado al presidente Villeda Morales, dirigido por el coronel Oswaldo López Arellano (3 de octubre, 1963), se sustituye la Guardia Civil por el Cuerpo Especial de Seguridad (CES) bajo dependencia del Ministerio de Gobernación.

Para 1975 el Cuerpo Especial de Seguridad pasa a denominarse Fuerza de Seguridad Pública (FUSEP) dependiendo de la Secretaría de Defensa, pasando al comando de las Fuerzas Armadas, paralela a los otros cuerpos castrenses, Fuerza Aérea, Fuerza Ejército y Fuerza Naval. Consideramos que en este contexto es que la Policía disminuye su ámbito temporal de presencia y acompañamiento de la ciudadanía pues, como todos los militares, los policías pasaban la nocturnidad prácticamente, concentrados en sus respectivos cuarteles, con exiguos patrullajes. Y “donde el gato no está, los ratones hacen fiesta”.

En 1997, bajo la presidencia del doctor Carlos Roberto Reina se inicia el proceso de traspaso policial al régimen civil, como dependencia de la Secretaría de Seguridad, proceso que se consolida en 1998, en el gobierno del ingeniero Carlos Flores Facussé, cuando el Congreso Nacional aprobó su Ley Orgánica, cuya organización comprende varias direcciones nacionales como: Policía Preventiva, Investigación Criminal, Tránsito y Educación Policial.

En recientes décadas, principalmente en las cúpulas del cuerpo policial, se entronizó la corrupción con el crimen organizado y el narcotráfico, en detrimento de la confianza y la credibilidad institucional. Ha sido necesario un proceso crítico de recuperación que se inició con la emisión del Decreto Legislativo 89-2012 Ley Especial de Depuración Policial en el gobierno del licenciado Porfirio Lobo. El proceso ha tenido resultados recuperativos extraordinarios con el nombramiento por el Presidente actual, abogado Juan Orlando Hernández (abril 2016) de una Comisión Especial para el proceso de Depuración y Trasformación de la Policía Nacional, con participación de elementos de la sociedad civil, siendo instrumentos coadyuvantes la Ley Orgánica de la Secretaría de Seguridad y de la Policía Nacional y la Carrera Policial. Durante el proceso depurativo ha sido significativa la complementación de la Policía Militar del Orden Público, de reciente creación, en la dotación de seguridad y la lucha contra la criminalidad.

Es deseable que la Policía Nacional esté atenta a percepciones populares referentes a acciones que deben mejorarse como: actitud anticipatoria a tomas por encapuchados que obstaculizan el paso vehicular, investigación criminal diligente que no debe quedarse en hipótesis, mayor presencia policial preventiva en las calles y agentes de tránsito dirigiendo con prestancia diagnóstica, el congestionado tráfico capitalino.

Exsecretario de Educación

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