Por: Teniente de Navío C.G. Alfredo Tome
En la gobernanza de los océanos se denota la importancia que estos tienen para un Estado, al representar más del 70% de la superficie terrestre pretendiendo tener acceso a los recursos que el océano les brinda en sus espacios marítimos y de jurisdicción nacional. Sin embargo, siendo el océano, el mayor productor de pesca mundial con sus más de 595,814 kilómetros de línea costera, más de la mitad del porcentaje de la población a nivel mundial vive rodeada de agua, donde seis de los siete continentes están bañados por los océanos, se debe potenciar para explotarlo de una forma sustentable y sostenible logrando alcanzar un desarrollo económico, involucrando la gobernanza que el Estado debe ejercer en los océanos, al realizar control en la pesca no declarada, en la pesca ilegal y discriminada, en las concentraciones de basura de las grandes urbes que finalizan en los océanos, en las explotaciones incontroladas del subsuelo y evitar que sea utilizado como un corredor para efectuar actos ilícitos, porque ello conlleva a la pérdida de esta importante economía.
Es significativo prevenir todas las actividades negativas que afecten a los océanos teniendo conocimiento de las nuevas regulaciones que evitan la destrucción del ecosistema como ser la protección de algunas especies mamíferas que habitan en los océanos y se alimentan de la flora, muchas organizaciones sin fines de lucro han adoptado su interés y presencia en todas las áreas adyacentes, y siendo los océanos un patrimonio común de la humanidad, en ese sentido resulta esencial que los estados compartan no solo los beneficios de los fondos marinos, sino también el conocimiento científico, sin embargo una de los inconvenientes ha sido que el costo de la investigación científica en las profundidades marinas ha impedido la participación de científicos y personal de las naciones en desarrollo; dicha falta de pericia y tecnología en un campo que está a la vanguardia de la ciencia también contribuye en la escasez del desarrollo en la investigación.
Como objetivo estratégico, es importante tener el conocimiento de hasta dónde llega el marco geográfico de un Estado y también saber con quién se tiene colindancias en los límites marítimos, para prever qué puede pasar en el presente y el futuro, visualizando los recursos que brinda el mar y que se podrán establecer conforme a las demandas que se generen, reducción de las cuotas pesqueras, la sobre explotación de los recursos que van afectando en mayor medida por el calentamiento global y por el incremento demográfico de la población, así como el crecimiento desmedido de la flota pesquera y de las actividades ilegales por la sobrevivencia humana, crea una necesidad al Estado de regular la categorización y el manejo del comercio marítimo que incrementa al crecer la economía.
Con un enfoque futurista debemos centrar nuestra atención en áreas más allá de las fronteras nacionales, considerando el manejo de los recursos marinos, la preservación y las necesidades de la población. Es crucial el control de los recursos para evitar la sobreexplotación de diversas especies marinas, incluyendo aquellas que migran y que serán vitales para el sustento humano en el futuro, debemos vigilar la explotación de los recursos vivos, supervisando la pesca legal y preservando la alimentación del futuro, fomentando la acuicultura como una forma sostenible de producción de alimentos. Para lograr esto, es necesario realizar una planificación a largo plazo que tome en cuenta los intereses marítimos del Estado, regulando sus usos, actividades e infraestructuras. Esto incluye la extracción de recursos no vivos, como yacimientos de gas o petróleo en el subsuelo marino, la navegación y el transporte marítimo para la exportación e importación de materias primas, el aumento del turismo, las construcciones marítimas, los dragados y las investigaciones sobre la contaminación marina, entre otros aspectos.
En conclusión, Oceanopolítica es la gobernanza del océano y como parte del desarrollo nacional es transcendental porque siendo el océano, una fuente de energía renovable, nos obliga a su conservación, limpieza y recuperación, debiendo crear y aplicar con la mayor urgencia, las regulaciones que aborden el tema de la contaminación de los mares, iniciando con una renovación educativa total predestinada a preparar a la humanidad en adquirir una cultura marítima evitando que el ciclo vital del Estado tiende a disminuir, porque al hacerlo, la primera actividad que se abandona es la marítima, asimismo se debe realizar una valorización de las políticas públicas nacionales donde hay que incluir, elementos de juicio que surgen de la Oceanopolítica, dada la condición estratégica e importante que tienen los recursos alimentarios del mar para un desarrollo sustentable de la humanidad.
