Por Luis Alonso Maldonado Galeas
General de Brigada ®
No hay motivo para sorprenderse por los cambios traumáticos en el mundo, por la amenaza de los liderazgos extremistas, por los impactos destructivos del cambio climático, por el afianzamiento de las seudodemocracias, por el incremento de las desigualdades, por el excesivo consumismo, por el relativismo de las libertades, de la fe, de la tolerancia, del patriotismo, de las normas, de los convencionalismos sociales, de la conciencia y de la razón; del culto a la vanidad, a lo superfluo, a la ostentación, a la personalidad, cuya práctica ha desplazado a la ética hacia un concepto difuso que provoca alergia al albedrío perverso generalizado. No debe sorprendernos, pues la humanidad lo ha permitido.
Aquí, en nuestro patio, a menor escala con muchas similitudes, la adversidad y un infortunio inmerecido, está violentando nuestra forma de vida, nuestra paz y convivencia, ha tocado fondo nuestra dignidad, se ha roto el aspirado pacto social, la democracia es una caricatura y la política un circo interminable, la voluntad del pueblo está tras las rejas y la conciencia ciudadana a la venta. Tampoco es sorpresa, nosotros lo hemos permitido, más grave aún, lo estamos aceptando complacientemente.
Ante el tiempo por venir, debemos crear un escenario expectante, esperanzador, realizable.
Se debe someter a un duelo a muerte entre la razón política y el abuso del poder.
La persona humana debe ser el centro y fin del Estado; la familia el núcleo cohesivo de la sociedad, la ciudadanía el depositario del poder real y la institucionalidad el activo más valioso para obtener confianza y credibilidad en la gobernanza.
Hay que sofocar la fiebre del poder repartiéndolo, independizándolo, concediéndolo, limitándolo, otorgándolo, aplicándole la vacuna de las mayorías, la representatividad y la participación.
Para elegir a quienes habrán de dirigir a nuestra nación, debemos identificar y visibilizar a los abanderados del patriotismo, del tesón, del compromiso, de la diligencia, del servicio desinteresado, de la virtud.
Si el poder está concentrado, si el Fiscal General está condicionado, si la Corte Suprema de Justicia está parcializada, si el Tribunal Supremo Electoral se ha doblegado, si de alguna manera el Congreso Nacional se ha vendido; que el poder sea asumido por el pueblo, conforme a mandato constitucional, con facultades para requerir, con atribuciones para condenar, con el derecho a votar para botar los desechos de la política sectaria en el basurero que se merecen quienes hayan usurpado ese poder.
Debemos crear nuevos modelos de vida, de encuentros con nuestras raíces, sin miedos, construyendo nuevos puentes de aproximación humana, derribando barreras de inequidad, abriendo caminos de libertad individual y colectiva.
Debemos prepararnos para librar la “gran batalla cívica”, de constitucionalistas contra continuistas. Por la correlación de fuerzas, no hay duda que los corruptos caerán en el abismo hecho a la medida de sus ambiciones desmedidas; los leales alcanzarán las cumbres donde mora el derecho.
Se puede modificar el escenario político haciendo la lectura apropiada, identificando las variables de riesgo y oportunidad, rompiendo los paradigmas de “lo imposible”, impulsando el surgimiento de nuevos liderazgos y actores, sean estos estadistas y ciudadanos servidores; que puedan desplazar a los caudillos, los titiriteros y los títeres.
Hagamos un punto y aparte para iniciar una nueva ruta, pongamos punto final para enterrar los signos opresores de conciencia.
El 2017 será decisivo, al hondureño le tocará decidir si prefiere vivir en un estado de derecho o en un estado de facto, si prefiere estar entre los que respetan la Constitución o con sus violadores, si es obediente a la voluntad de las mayorías o un sometido al antojo de un autócrata; si quiere participar en la toma de decisiones con plena libertad, o ser parte del proceso bajo condiciones e imposiciones, si quiere ser gobernado por estadistas con vocación de servicio, o por politiqueros con avidez de servirse; si acepta ubicarse entre la oferta y demanda de liderazgos éticos, en los recintos de la República, o entre la compra y venta de voluntades, en el mercado del país secuestrado, si aspira a luchar por una sociedad igualitaria o a aceptar un clasismo humillante.
El pueblo tendrá que decidir sobre su protagonismo para la forja de su destino, deberá incrementar su capacidad para expresar poder, para demostrarlo, para sostenerlo para proyectarlo, sin excesos, en la justa medida de sus aspiraciones, representándose a sí mismo. Para ello tiene el voto como su arma más poderosa, para ello están sus convicciones cívicas y sus valores democráticos, está el ejemplo multiplicador del ciudadano republicano, que reconoce la autoridad del mandante y se complace en obedecerle.
Ese pueblo con armadura de ciudadanía, puede hacer temblar a los abusivos del poder y echarlos fuera; así como abrirle los espacios a los abanderados del pensamiento libre, para concederles el poder que habrá de guiarlo. Decisión ineludible que agradecerá la historia.
Es un año trascendente, porque puede dar paso a la continuidad del neoconservatismo, o se formará una valla al paso del liberalismo con su proyección social, solidaria e inclusiva. En el próximo período presidencial, estaremos conmemorando dos siglos de independencia; doblarán las campanas, se gritarán vivas, cantaremos nuestro Himno Nacional, el himno a La Granadera, izaremos nuestra Bandera Nacional… ¿Ante quién reafirmaremos nuestro juramento por defenderla, venerarla y respetarla?
Así como Valle con su sueño panamericanista; también nosotros podemos soñar con un proyecto democrático expectante, a la altura de nuestras aspiraciones; para ello debemos valorar el poder natural y constitucional que poseemos para decidir asertivamente, así, podemos visionar en nuestro esperanzador horizonte de vida a la patria trascendente, con rumbo, con liderazgo, con destino.
Todo es posible si nuestro ánimo interior es motivado por nuestro amor a Honduras; todo es realizable si desprendida y desinteresadamente, lo hacemos por nosotros con solidaridad y equidad.
Capinave@yahoo.com