Leo en LA TRIBUNA de las ediciones del 28 y 29 de diciembre de 2016 dos segmentos noticiosos relacionados con la actividad política: En la página 10 del 28 en el extremo derecho se nos informa que el expresidente Manuel Zelaya le parafraseó una canción al excandidato presidencial Elvin Santos en la que le asegura que pasarán más de mil años para que el Partido Liberal vuelva al poder. ¡Qué coincidencia, esto de los mil años es lo mismo que expresó en su momento de poder Adolfo Hitler al manifestar que el nacionalismo estaría gobernando a Alemania y al resto de Europa!
En contraste con lo anterior, LA TRIBUNA del 29 en su página 12 titula: “Manuel Zelaya: Esperamos salga candidato del PL para definir alianza”. Esta es la ambigüedad y falta de seriedad en sus planteamientos que siempre ha caracterizado al expresidente y dueño absoluto del partido Libre. No tiene una plataforma definida porque ¿cómo es eso que primero, mediante el parafraseo de una cancioncita desea fervientemente que el Partido Liberal -al que traicionó- no llegue al poder dentro de los próximos mil años y después haga llamados al mismo para conformar una alianza para enfrentar al actual Presidente del país. Esta inédita alianza entre los dos partidos relativamente mayoritarios (Libre y PAC) y, probablemente, se integre el Partido Liberal, tienen dos connotaciones: la primera es que los partidos de oposición tienen la certeza de que solos no podrán ganar la administración de la nación al Partido Nacional. La segunda connotación es que este tipo de movimientos exacerban a futuro aun más las luchas políticas porque de acuerdo al cambiante mundo de sus intereses, estrategias y coyunturas, es probable que el Partido Nacional ya en la llanura, entonces negocie también una alianza contra la Alianza que esté gobernando ese momento el país. Porque no sabemos si al materializarse y alcanzar el poder y producto de sus ambiciones personales y sed de mando de sus capitostes, en esta amalgama de la tal alianza surjan discrepancias y encontronazos en la toma de importantes decisiones de alcance nacional… y es aquí, que quiérase que sí o quiérase que no, el Partido Nacional con su potencialidad electoral y me imagino conformando un buen número de diputados en el seno del Congreso Nacional, de repente surja como el fiel de la balanza. ¡La venganza siempre es dulce!
Por otra parte sería lastimoso que el Partido Liberal otrora mayoritario y vanguardia de la democracia y la libertad en Honduras esté cayendo de rodillas y sin condiciones ante un personaje público que es todo lo contrario en estas luchas y que nunca aprendió a vivir en democracia. Sería triste ver al Partido Liberal que se cuadre “militarmente” ante este personaje que en junio de 2009 quiso destruir las instituciones representativas para eternizarse en el poder emulando a sus amigotes de Nicaragua, Bolivia, Venezuela y Ecuador. Porque hay que recordar que en toda alianza hay un jefe… y el jefe sería, me imagino, ¡aquel que dijimos!
Los dirigentes liberales deben meditar cuidadosamente este tipo de acciones. No se puede confiar en un personaje cambiante, mal agradecido y que traicionó los postulados del Partido Liberal al hacerlo presidente de Honduras. ¡Cuidado!
La tarea actual de los dirigentes liberales no es buscar arrullos en los hombros del partido Libre para obtener el poder y actuar como segundón; su lucha debe ser con hidalguía y convertir al Partido Liberal en un verdadero protagonista de la historia nacional y hacer de la futura lucha electoral del próximo año ejemplo de verdadera democracia con altura, seriedad y responsabilidad y que signifique algo distinto a un simple transcurrir democrático. Ello en consonancia y expresión más sublime de su desenvolvimiento histórico en que se ha caracterizado en su legendario pasado.
Los actuales dirigentes del Partido Liberal no necesitan del partido Libre ni del Partido Anticorrupción (PAC) para la materialización de estos patrióticos objetivos. Tienen que actuar con inteligencia, seriedad, honradez y sobre todo con sinceridad.
Me gustaría conocer cómo se conjuntan las plataformas e ideario político de estos partidos de la alianza para saber hacia dónde se dirige Honduras y su democracia.
César Augusto Bonilla Ochoa
Tegucigalpa, M.D.C.