Datos importantes de Honduras y su economía

El inicio del año siempre es una buena oportunidad para lanzar una mirada hacia atrás y analizar los principales indicadores económicos. Se trata de un ejercicio para aprender del pasado, identificando patrones y tendencias que nos han marcado y quizá no hayamos identificado a tiempo. Se trata además de rescatar puntos que deberían estar presentes en la discusión diaria de los principales actores del acontecer nacional. Sobre todo con una negociación del salario mínimo en ciernes.
Siempre hablamos del crecimiento económico para calificar la situación del país. Si analizamos el Producto Interno Bruto como indicador del crecimiento económico nos daremos cuenta de cosas interesantes. Después de varios años de crecimiento económico fuerte a partir del año 2003 vino la gran recesión global del 2008 que impactó negativamente el siguiente año. A partir de esa caída del 2.4% del PIB los siguientes años han sido de bajo crecimiento económico. Nos ubicamos desde el 2010 en tasas que no rebasan el 4%, contrario a las tasas antes de la crisis que se ubicaban sobre el 6%. Vale decir que esto no solamente es para Honduras, sino que para muchas economías latinoamericanas. Este hecho de los bajos crecimientos nos obliga a preguntarnos si en efecto podemos alcanzar niveles altos de desarrollo y bienestar bajo esa tendencia.
Desafortunadamente el crecimiento económico no es igual para todos los sectores. Algunas actividades crecen más que otras debido a los diferentes estímulos que desde la política económica se envían o debido a las diferencias en la expansión de la demanda tanto interna como externa. En el caso de Honduras, lo que hemos observado en los últimos años es un crecimiento arriba del 5% en el sector financiero y en el de las comunicaciones, indicativo de la bonanza de la que ha gozado y sigue gozando este sector. Mientras tanto la manufactura, el comercio y la agricultura que concentran una buena parte de la población laboral, crecen por debajo del 3%.
Si analizamos la evolución de los ingresos y los salarios nos daremos cuenta que en promedio el jefe de un hogar hondureño gana menos del salario mínimo. El INE indica que para el año 2015 el ingreso per cápita era de 2,889 lempiras mientras el salario mínimo promedio para ese mismo año era de 5,761 lempiras. Evidentemente nos encontramos ante una situación donde el salario mínimo no constituye un piso seguro con el que se garantiza ingresos suficientes para la población. Los hogares hondureños sobreviven en promedio con cantidades mucho menores que lo indicado por el salario mínimo.
Otro dato importante de resaltar es la brecha que se abre entre las diferentes categorías de los salarios mínimos. Esta brecha inicia a partir del año 2008 cuando comienza la diferenciación fuerte e intencionada entre los salarios pactados para las diferentes actividades económicas. De tal forma que los salarios mínimos de actividades comerciales, financieras y del transporte despuntan con fuertes incrementos, mientras los salarios mínimos de las actividades de las zonas libres y la agricultura quedan rezagados. A manera de ejemplo para el año 2016 las zonas libres tienen un salario mínimo mensual de 6,117 lempiras mientras que en los bancos quedan con 9,592 lempiras. Interesante sería indagar si esta brecha es el resultado del poder de negociación en cada sector o bien el resultado de un cálculo económico.
De cara a una nueva negociación del salario mínimo sería importante que los negociadores tuvieran en consideración estas tendencias. A nivel mundial existe una opinión bastante arraigada sobre la necesidad de fortalecer el papel y la efectividad del salario mínimo por su impacto en la gente y como factor importante para aminorar esas enormes disparidades en el ingreso.
Rafael Delgado Elvir
San Pedro Sula