CAFÉ

“Café Casa Blanca” producido por el maestro Sotero Escoto en Ojojona y el obsequio que en Navidad nos hiciera el amigo Freddy Santiago Díaz de su producto “Café General”, otros café bien empacados como “Café Rubio”, “Café Bella Vista” “Cartagenas” “Copán” y otros molidos que se venden en el país, nos lleva a recordar la historia del café molido en nuestro país sin olvidarnos de “Café Probat” en La Ceiba y “Medalla” en San Pedro Sula, pero en forma especial los producidos en la Tegucigalpa del Recuerdo.
La expresión árabe “Qahwah” que significa estimulante, dio origen a la palabra con la que los turcos en la antigüedad dieron al grano el nombre de “Kahveh” y que por onomatopeya los latinos transformaron en “caffé” pasando a registrarse en el castellano como CAFÉ a partir de 1700.
El grano del que se procesa la bebida que consumen millones de personas en el mundo, tiene entonces su primer consumo en Arabia y por ello la más alta calidad de este producto se conoce como “café tipo arábigo”.
Hoy, los consumidores saborean la humeante bebida con las variantes del mercado y para los diferentes gustos existen, el café americano, el express, el capuchino, el sorbito cubano, el instantáneo y tantas otras que sirven para satisfacer a quienes formaron el hábito de tomar este estimulante y delicioso producto.
En nuestra ciudad, como en muchos de los poblados hondureños, el café es un acompañante tradicional por la mañana, a media mañana y en la noche en la mesa de pobres y ricos, en las oficinas, en los termos de obreros, sin faltar para despabilar entre aquellos que trabajan como vigilantes nocturnos. Por ello hoy les vamos a relatar parte de la historia del café molido en esta Tegucigalpa del ayer.

“La Proveedora” fabrica de Café molido y uno de sus carros repartidores.
“La Proveedora” fabrica de Café molido y uno de sus carros repartidores.

Antaño, en las casas se acostumbraba a tostar el grano en comales, adhiriéndoles en el proceso porciones de rapadura de dulce y una vez que el fuego de la leña había dorado el grano, se pasaba a triturarlo primero en piedras de moler y después en pequeños molinos de metal accionados por manivela que se importaban de Estados Unidos, Alemania y otros países europeos (FOTO 1) estos molinos también eran utilizados para triturar los granos de maíz cocinado para obtener la masa para la elaboración de tortillas.
Las teteras que nos trajeron los españoles se convirtieron entonces en cafeteras, en forma casera se confeccionaban las bolsas de manta para colar el café pendiendo de aros de metal donde se depositaba el molido para que con la acción del agua hirviendo volcada desde un porrón hiciera pasar únicamente el líquido oscuro, quedando en el interior de la bolsa el residuo que se le dio el nombre de “chingaste”. Lo fuerte o lo suave del llamado “café de palo” dependía de la manera en que se colaba.
Aquella práctica en los hogares capitalinos, motivó a empresarios nacionales a instalar las primeras procesadoras de café molido surgiendo a finales de los años veinte LA PROVEEDORA de los hermanos Molina, elaborando un producto que se vendía en bolsas de una y cinco libras.
Don Gabriel y Doña Elena Kafaty fundadores de la fábrica de Café El Indio
Don Gabriel y Doña Elena Kafaty fundadores de la fábrica de Café El Indio

En aquel entonces el café se empacaba a mano en bolsas de manila, porque no existían máquinas especiales y el grano tostado en hornos y triturado en grandes molinos llegaba a los consumidores capitalinos que lo obtenían en las pulperías o en los carros repartidores. (FOTO 2)
Los hermanos Molina emprendieron el negocio en la capital, aún cuando ellos se dedicaban a la venta de maderas aserradas en la firma comercial “El Carmelo”, ubicando LA PROVEEDORA en el barrio La Hoya.
Los pobladores de Tegucigalpa y Comayagüela, acogieron el producto como un alivio a la fatigosa tarea casera de tostar y moler el café, lo que creó una demanda que entusiasmó a don Gabriel y doña Elena Kafati (FOTO 3) para instalar una planta procesadora en el barrio La Bolsa a la que dieron el nombre de CAFÉ EL INDIO.
El proyecto del matrimonio Kafati se puso en marcha en Abril de 1933, adquiriendo una moderna maquinaria y una flota de vehículos repartidores que sobrepasaba a la que operaban los Hermanos Molina.
Antiguos carros repartidores de “El Indio” hace 83 años.
Antiguos carros repartidores de “El Indio” hace 83 años.

Aquellos carros repartidores (FOTO 4) eran de color rojo con letras blancas a lo largo de furgoneta lo que a distancia daba la impresión de una franja blanca y en las puertas laterales el emblema de un indio, que todavía se conserva como logotipo. Pero aquella pintura, generó en los obcecados cachurecos que recién se habían instalado en el poder con el General Carías, un rechazo y mal informaron al gobernante que los repartidores de EL INDIO le andaban haciendo propaganda al Partido Liberal. Afortunadamente el presidente Carías era amigo de don Gabriel y sabía que el inmigrante árabe no terciaba en la política vernácula, desestimando el chisme dejándolo en libertad para operar sus originales unidades repartidoras.
Allá por los años cuarenta, surgió otro molino de café molido, bajo la marca SAN MIGUEL, pero no permaneció mucho tiempo en el mercado porque las autoridades sanitarias de la época recibieron quejas de los consumidores que el producto se vendía en forma adulterada utilizando una serie de componentes e ingredientes que atentaban contra la salud de quienes lo tomaban.
Fue hasta los años cincuenta que en Tegucigalpa se instaló el inversionista español don Joaquín Navarro poniendo a disposición del público el CAFÉ CORONA situando la fábrica en un plantel de la esquina que da comienzo a la cuesta del barrio Buenos Aires y la finalización de la cuesta Lempira en el barrio Los Dolores (FOTO 5).
La flecha indica el rótulo donde se fabricaba el Café Corona en el Barrio Abajo
La flecha indica el rótulo donde se fabricaba el Café Corona en el Barrio Abajo

Con don Joaquín comienza otra era en la producción del café molido al agregar al producto panela que le daba un sabor dulzón y un efecto de mayor rendimiento; con la competencia se generó la utilización de los envases de papel celofán poniendo al alcance de los consumidores las bolsitas con medidas más adecuadas para el consumo.
Se modernizaron las plantas procesadoras y surgieron las masivas campañas publicitarias que incluían regalos y canjes de envases por juegos de loza, utensilios de cocina y otros atractivos premios.
Don Joaquín Navarro para promocionar su CAFÉ CORONA patrocinaba la presentación de artistas internacionales contratando a renombradas figuras y conjuntos de moda como Los Churumbeles y Los Chavales de España.
A la muerte de don Joaquín, se hizo cargo de la empresa el también ciudadano español Elpidio Feijó quien desde la llegada del señor Navarro actuaba como catador y supervisor de la calidad, pero la fábrica con la nueva administración fue cediendo terreno en el mercado situación que fue aprovechada en los años sesenta por el ciudadano italiano Pascual Brunni que había establecido en Tegucigalpa una fábrica de pastas para lanzar una nueva marca, CAFÉ MAYA.
Don Gabriel Kafaty (QDDG) fundador de la Fábrica de “Café El Indio”.
Don Gabriel Kafaty (QDDG) fundador de la Fábrica de “Café El Indio”.

El nuevo producto motivó a la familia Kafati a elaborar otra marca que estableciera la diferencia entre EL INDIO y el tipo de café que Brunni fabricaba, un café que marcaba la taza o lo que popularmente se conocía “teñir el pocillo” resultando de ello el CAFÉ ORO.
Desde los hermanos Molina con su café LA PROVEEDORA hasta las nuevas fábricas de café molido en Tegucigalpa, han transcurrido más de setenta y seis años de los cuales, setenta y uno le corresponden a una marca que todavía se mantiene como una tradición entre los hondureños, CAFÉ EL INDIO esfuerzo de don Gabriel Kafati (FOTO 6) y sus sucesores logrando mantenerse durante 83 años en el mercado hondureño.
Hoy los cafés molidos bajo las marcas INDIO, ORO, CORONA, MAYA , IMPERIAL, CASA BLANCA, GENERAL, RUBIO, COPÁN, BELLA VISTA, CARTAGINES, SAN JERÓNIMO y otros, siguen manteniendo la tradición del consumo de este producto que no han sido desplazados por la modalidad de los instantáneos importados de diferentes marcas que se expenden en el mercado nacional.
Salud y hasta la próxima semana.