Dorquitas, la amiga de los artesanos

Por Óscar Lanza Rosales
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El pasado 14 de enero ha fallecido en Estados Unidos, la distinguida compatriota y profesional de la economía, Dorcas Cantarero viuda de González, cariñosamente Dorquitas para sus familiares, amigos y hasta para los conocidos que pronto se encariñaban con ella por su simpatía. ¡Y Colochita para sus compañeros de universidad!
La conocí en agosto de 1970, en el Centro Cooperativo Técnico Industrial (CCTI) siendo ella subdirectora de esa institución, donde fuimos compañeros de trabajo por cuatro años (1970-74), y con mi esposa Rosa María, entrañables amigas desde muy jóvenes y compañeras de trabajo por más de veinte años.
El CCTI como ya lo he manifestado en otras ocasiones, nació a principios de los años 60s como una institución privada sin fines de lucro, bajo el patrocinio y dirección de la ANDI, el Ministerio de Economía y Hacienda de aquel entonces, y USAID, que financiaba varios programas y que era una iniciativa de la Alianza para el Progreso.
Uno de los mejores ministros de la administración Gálvez, don Benjamín Membreño fue su promotor y primer director, que hizo realidad su sueño de crear una institución para que atendiera y apoyara a los artesanos, a los pequeños y medianos empresarios, y la capacitación en las empresas, por la inexistencia en aquel entonces de una institución de formación profesional como el INFOP.
Don Mincho que sabía que lo principal para el éxito de una institución era su recurso humano calificado, contrató a Dorquitas como su asistente y mano derecha, por sus excelentes referencias profesionales en economía y cualidades personales. Ella había sido una estudiante brillante y una de las primeras graduadas de la recién fundada Facultad de Economía de nuestra Universidad Nacional. Él no vaciló en contratarla, porque vio en ella a una persona positiva, muy motivada, activa, con liderazgo y muy capaz.
Don Mincho habiendo cumplido con mucho entusiasmo y entrega la misión del CCTI, incluyendo el establecimiento de las bases para la organización de lo que sería el INFOP y Educrédito, se retiró en 1972 de la institución para dirigir y hacer funcionar esta última institución, dejando como su sucesora en el CCTI, por su acertado desempeño, a Dorquitas, que imprimió su propia mística de trabajo, de entrega total, con mucho calor humano, honradez a toda prueba y usaba los recursos del Estado con mucha racionalidad, con pinzas. ¡Pero sus colaboradores a veces resentían su exagerada austeridad!
Dorquitas dio su vida por los artesanos y pequeños empresarios. Ella fue la que impulsó junto con sus colaboradores, la primera ley. La primera asociación. El primer fondo de garantía creado por el Banco Central de Honduras. La cadena de detallistas de Honduras. La que gestionó el apoyo gubernamental principalmente con don Héctor Medina, director de Presupuesto, y los ministros de Economía y Hacienda, don Rubén Mondragón y el abogado Manuel Acosta Bonilla, respectivamente.
Junto con don Héctor Medina contribuyeron a hacer de Valle de Ángeles un lugar turístico y de artesanos. Allí funcionó el Centro Adiestramiento Artesanal de Valle de Ángeles (CAAVA) bajo la dirección del CCTI que formaba anualmente más de cien artesanos becados de la zonas rurales de Honduras, en alfarería y cerámica, productos de madera, metal mecánica y construcción.
En su tiempo se crearon las primeras tiendas de artesanías y las primeras exportaciones. Había un programa para apoyar con quinientos dólares a los artesanos principalmente de alfarería y productos derivados del henequén en los lugares más remotos de los departamentos de Lempira, Intibucá, Valle y La Paz.
Reflexionando sobre la vida de Dorquitas, es indiscutible que ella hizo honor a un pasaje de la Biblia, que habla de Dorcas (Tzebiyah en hebreo), aquella mujer piadosa, seguidora de Jesús, que vivía en Jope, próximo a Jerusalén, y que con la aguja en sus manos se dedicaba a la confección de prendas de vestir para mujer, que regalaba a las viudas pobres de su vecindario. Por eso a ella se le recuerda en la Biblia por sus buenas obras. Por hacer el bien al prójimo, e igual debemos de recordar a Dorquitas por la pasión con que se dedicó a apoyar a los artesanos y pequeños empresarios de nuestra Honduras. Sus amigos.
Que Dios y las buenas obras de Dorquitas en esta vida, fortalezca el corazón y les de resignación a sus hijos Pedrito y Emma. A sus hermanas que le sobreviven, Bessy e Hilda y demás familiares. Que descanse en paz Dorquitas, nuestra hermana y amiga del alma como ella nos consideraba a Rosa María y a mí.