Los gallos, gallinas, perros y gatos, entre otros animales domésticos y de corral, se han convertido en una de las principales causas de disputa entre algunos pobladores de lugares del interior del país y también de la capital.
Los “amos” les dan a sus “mascotas” todos los cuidados necesarios para su crecimiento, ya que les bañan, “engordan” y hasta duermen con ellos, pero años más tarde pueden llegar a convertirse en la causa de un problema legal o trágicamente en su muerte.
Un informe del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (OV-UNAH) establece que de los 4,161 homicidios registrados de enero a junio pasado en el país, un total de 1,248 (tres por ciento de muertes), ocurrieron por violencia interpersonal, es decir por pleitos entre los vecinos y la misma familia, algunos a causa de la tenencia de animales.
Recientemente estuvo a punto de desencadenarse una tragedia en el barrio El Cerrito, en Trujillo, Colón, cuando Óscar Mejía, el propietario de un gallo de la raza ranch, sorprendió a su vecino cuando este golpeaba al ave de corral, porque se subió a su arboleda y, además, el cacareo agudo de su canto por las madrugadas lo mantenía enfurecido.
Luego “Oscarito” como lo conocen en el sector, le advirtió en tono molesto, al agresor que si continuaba golpeando a su gallo lo mataría.
Personas que se percataron que estaba a punto de suceder una tragedia, llamaron a los agentes policiales de turno y de inmediato llegaron a intervenir en el conflicto. Los comentarios en las redes sociales no se hicieron esperar, porque de forma insólita el animal fue apresado en vez de su propietario y la contraparte.
Al final, se liberó al ave de corral y los protagonistas comparecieron ante los tribunales correspondientes.
EN LA CAPITAL
En la capital ocurrió una situación similar que no pasa desapercibida para el Juzgado de Policía Municipal.
En la Unidad de Mediación y Conciliación de la alcaldía capitalina, cada semana los receptores de denuncias atienden por lo menos cuatro casos de pleitos vecinales, muchos de estos a causa de las “mascotas”, incluyendo perros que muerden a personas o hacen sus deposiciones frente o patios de casas aledañas.
La coordinadora de esa unidad, Sonia Rivera, dijo que los implicados comparecen muchas veces por malos entendidos y que, en su mayoría, los casos son provenientes de las colonias Villanueva, La Joya y Estados Unidos, en Tegucigalpa.
Entre los problemas figuran los que empiezan a causa de los animales. Un caso ocurrió con un poblador de un sector populoso, “don Mario”, quien fue demandado por sus propias cuñadas, porque sus gallos y gallinas invadían su propiedad que precisamente colinda con la del demandado.
El secretario del Juzgado, Reinaldo Osorio, quien lleva el caso, declaró que se mandó a requerir a ambas partes para que llegasen a una conciliación, en primera instancia, pero que, al no haberse logrado, se tuvo que citar a terceras personas para resolver el problema.
“Hemos estado a punto de matarnos con esa familia, si no ponen un muro, cómo no se van a pasar los animales. Si no nos entendemos de palabra muchas veces uno lo que busca es el machete”, sentenció “don Mario”.
Tras el caso comparecieron varios involucrados: Los demandantes y el demandado y la vendedora de las propiedades.
Esta semana, según las autoridades, se le podría dar una sentencia al conflicto. El receptor de denuncias, Juan Rivera, relató que los animales de “don Mario” cruzaban de un terreno a otro a todas horas.
80 GATOS Y GALLOS
Otra denuncia la interpusieron pobladores del barrio El Manchén, en Tegucigalpa, aduciendo que los 80 gatos de su vecina defecaban por todas partes y se valían de todo para alimentarse.
Uno de los denunciantes le está exigiendo a la dueña de los “felinos” que diera en adopción algunos.
Según Osorio, la señora ama tanto a sus mascotas que hasta los ha bautizado con un nombre individual y bien los ha memorizado. Ella no se casó, nunca dio a luz y los gatos representan su única familia y por eso no se ha llegado a un consenso.
“Ochenta gatos haciéndose pupú, qué vecino aguantaría eso, hemos resuelto que diera en adopción por lo menos 30, pero sigue el problema, pero estamos tratando de llegar a un acuerdo conciliatorio”, explicó Osorio.
Ciudadanos no solo acuden a la alcaldía, sino que también a diario se quejan ante el Ministerio Público (MP) y los juzgados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ).
Carlos Zelaya, habitante de la colonia La Joya, en Tegucigalpa, denunció a su vecino ante los juzgados debido a que él le mató a su cría de gallos de pelea que pretendía exportar a otros países a un costo de alrededor de 400 dólares y está a la espera de una resolución del caso. Por: Aída Duarte
| OPINIONES |
| “Yo creo en el diálogo” |
 Migdonia Ayestas (directora del OV-UNAH): “Es la forma en cómo las familias están educando a sus hijos e hijas, yo creo en la forma de comunicación, en el diálogo que se pueda establecer con toda empatía para poder resolver los conflictos”. |
| “No hay suficientes juzgados para resolver” |
 Arabeska Sánchez (experta en seguridad): “No existen suficientes juzgados de conciliación que permitan a los vecinos de las comunidades resolver conflictos de forma armoniosa y pacífica”. |
| “Problemas de todo tipo” |
 Reinaldo Osorio (secretario del Juzgado Municipal): “Se dan varios problemas, aquí se da de todo tipo: Por gatos, por perros agresivos y peligrosos, algunos problemas están definidos hasta en escrituras”. |
| “Son problemas de la comunidad” |
 Sonia Rivera (coordinadora de la Unidad de Conciliación): “Dentro de los problemas que maneja la unidad de mediación son conflictos vecinales, familiares, de deudas, de malos entendidos, en general que se puedan presentar dentro de la comunidad”. |