LOS POETAS CAPITALINOS

Primera Parte
A principios de este año me encontré con el amigo León Rojas Carón, presidente de la Academia de Geografía e Historia de Honduras y me obsequió un ejemplar de Pasión en Rojo Y Azul, una compilación de la producción literaria de su padre el poeta Jesús Cornelio Rojas Aguilluz, el bardo guanacasteco que pulsó su lira romántica en la época dorada de los inspirados tegucigalpenses como Daniel Laínez, Alejandro Castro, Óscar A. Flores, Mirta Rinza y Ángela Valle.
El obsequio de León nos sirve para recordar en esta columna semanal, en dos entregas, a los grandes de la poesía de la capital hondureña, genios de las letras con los que su cuna natal se mantiene en deuda porque, exceptuando a Molina, no les han dedicado un espacio para que en mármol, bronce o piedra se inmortalicen sus figuras estelares en la historia de las letras hondureñas.
De algunos de ellos tenemos fotos y al no contar con una imagen de unos pocos, solo haremos un perfil de los mismos. Comencemos por quien ha sido considerado como el más grande de los grandes bardos de Honduras, Juan Ramón Molina (foto 1) nació en Comayagüela en 1875 y falleció en San Salvador en 190,8 autor de poemas como “A Una Muerta”, “Pesca de Sirenas”, “Salutación a los Poetas Brasileños” y muchos otros que después de su muerte fueron publicados en la obra “Tierras Mares y Cielos”, editada por el poeta olanchano Froylan Turcios. Molina dejó una estela luminosa, el firmamento literario de Honduras.
Adán Canales nació en Comayagüela en el mismo año de Molina (1875) y falleció en su natal Villa de la Concepción en 1925. Desde muy joven se entregó a escribir distinguiéndose entre la generación de los periodistas de comienzos del siglo XX. En 1910 publicó su obra Horas que Pasan contentiva de una serie de poemas románticos y en 19l2 con don Manuel M. Calderón fundaron el diario “El Cronista” del cual fue su primer director.

2 El genial poeta Adán Coello Estévez.

Adán Coello (foto 2) nació en Tegucigalpa en 1885 y falleció en su lar nativo a la temprana edad de 34 años (1919). Su inclinación por las letras lo separó de su profesión de ingeniero titulo obtenido en los Estados Unidos de América. Antes de regresar a su patria se radicó en El Salvador, donde ejerció el periodismo y se dedicó a escribir sus bellos poemas la mayoría de ellos exaltando a la mujer y cantándole al amor. Coello Estévez fue un hombre sencillo, de finos modales y alejado de los apasionamientos políticos de la época.
Augusto Constantino Coello (foto 3) vino al mundo en la Tegucigalpa de 1884 cuando gobernaba el país el general Luis Bográn. Profundo estudioso de la historia realizó desde que era alumno en el colegio de Monseñor Fiallos investigaciones sobre nuestro país escribiendo sobre temas nacionales al dedicarse al periodismo. Por cuestiones políticas fue extrañado de su patria y vivió varios años en El Salvador y en Costa Rica. Sus bellos poemas lo ubicaron entre los grandes de su época y nada más elocuente de su producción literaria que la letra del Himno Nacional de Honduras, el Himno a la Madre y el poema dedicado a la juventud “La Triunfal Primavera” que al ser musicalizado se transformó en el himno del Instituto Central. Falleció en San Salvador en 1941.
Manuel Molina Vijil vio la luz del mundo en uno de los viejos barrios de Tegucigalpa en 1853 y como pertenecía a una familia acomodada de la ciudad fue favorecido para realizar estudios de medicina en Guatemala. Graduado con especialidad en cirugía retornó a la ya entonces capital hondureña prestando sus servicios en la Escuela de Medicina de la Universidad Nacional dedicando sus tiempos libres a escribir poemas. Romántico, se apasionó y en una tarde del 9 de marzo de 1883 su alma perturbada a pesar de solo contar con 30 años de edad lo llevó a tomar la decisión de quitarse la vida con su arma de fuego colocada en la sien.
3 Augusto C. Coello, autor de la letra del Himno Nacional.

Rafael Heliodoro Valle (foto 4) nació en Tegucigalpa en 1891. Historiador, ensayista, periodista, diplomático y poeta, Valle no solo se distinguió en su país por sus escritos y aportaciones biográficas de personajes de la historia latinoamericana. La mayoría de sus obras fueron editadas en México y en Suramérica dejando en su paso por la vida una luminosa trayectoria que lo coloca entre las grandes figuras del continente Americano. De su enorme producción literaria, uno de sus más relevantes poemas fue “Jazmines del Cabo”. Se casó con la escritora peruana Emilia Romero y falleció a los 68 años en 1959 en la ciudad de México.
Salvador Turcios (foto 5) originario de la Tegucigalpa que en el año de su nacimiento, 1880 se convirtió en la capital de Honduras. Desde joven encontró en las letras su destino convirtiéndose en un acucioso historiador y periodista. La poesía fue para Salvador Turcios el delirio para expresar sus claros pensamientos y su apego a las raíces de su raza indígena, volcando en los versos su sentimiento hacia lo nuestro tal y como lo expresó en su poema Soy Indio. Falleció en 1973.
Arturo Martínez Galindo (foto 6) brillante escritor que al calor del intelecto de Froylan Turcios abrazó la poesía para darle escape a lo que encerraba su alma y a rebelarse contra lo que él calificaba de injusto y contrario a las libertades del ser humano. Nació en Tegucigalpa al iniciarse el Siglo XX en 1900 y por luchar contrario al régimen imperante, fue asesinado por los piquetes de soldados que servían al Comandante de Armas de Colón en la población de Sabá en el año 1940.
4 El Caballero de América, Rafael Heliodoro Valle.

Antonio Ochoa Alcántara (foto 7) nació en la Tegucigalpa de 1893, aquella población que en su niñez recorrieron sus pies descalzos por las recién empedradas calles de La Plazuela y los Altos de La Hoya. Sus inquietudes líricas quedaron plasmadas en su poemario gemas y sus escritos periodísticos sobre temas políticos lo significaron como una pluma brillante y combativa. Ochoa Alcántara perteneció a una generación de periodistas que en la época convulsionada de la política allá por los años treinta y cuarenta del siglo pasado libraban batallas campales desde las planas del diarismo hondureño. Falleció en su ciudad natal en 1968.
Marcos Carías Reyes (foto 8) nació en Tegucigalpa en 1905, abogado de profesión se le recuerda entre los prosistas y cuentistas de mayor renombre. Sus obras representan la avanzada de una generación de literatos que incursionaron con éxito en la política hondureña. La Heredad y Los Cuentos de Lobos se distinguen entre sus grandes producciones y aún cuando no se conocieron más que en su tiempo, sus poemas entre épicos y románticos reflejaron la fortaleza y delicadez de su espíritu. Falleció trágicamente en 1949.
En la próxima semana les ofreceremos los perfiles de Luis Andrés Zúñiga, Daniel Laínez, Guillermo Bustillo Reina, Rómulo E. Durón, Óscar Acosta, Ángela Valle, Jesús Cornelio Rojas, Óscar A. Flores, Pompeyo del Valle y de otros portaliras capitalinos que constituyen parte del orgullo de las letras hondureñas.
5 El poeta Salvador Turcios.

 
6 El joven escritor y poeta Arturo Martínez Galindo.

 
7 Periodista, poeta y escritor, Antonio Ochoa Alcántara.

 
8 Una de las más grandes figuras de la literatura hondureña, Marcos Carías Reyes.

 
Hasta la próxima semana.