Una enfermedad “come carne” protege Ciudad del Dios Mono

  • Se cree que la ciudad ha sido el hogar de una civilización rica que desapareció repentinamente, después de una «maldición».
  • El autor, Douglas Preston, fue en busca de la misteriosa ciudad, en la selva tropical de La Mosquitia en Honduras.

Los rumores de una misteriosa ciudad en la jungla, protegida contra los foráneos por una enfermedad mortal que come la carne, solo se puede comparar con una escena de la película Indiana Jones. Pero después de siglos de leyendas locales y caminatas por selvas infructuosas, el increíble sitio antiguo, intacto durante más de 600 años, fue descubierto por un grupo de intrépidos exploradores.
El autor Douglas Preston, que era parte del grupo que encontró la antigua ciudad, ha revelado a Mail Online que su equipo descubrió una pequeña fracción del sitio y cómo cree que podría haber una segunda ciudad escondida bajo los árboles de la selva tropical de La Mosquitia, Honduras.
Preston, junto con un equipo que incluye al explorador Steve Elkins, recorrió las selvas tropicales de Honduras y Nicaragua en busca de un sitio antiguo conocido como «La Ciudad Perdida del Dios Mono», en 2015.
Durante cientos de años, los rumores locales entre las tribus y los exploradores españoles han hablado de una ciudad llena de tesoros perdidos, en algún lugar de la selva de La Mosquitia.
CIVILIZACIÓN PERDIDA

Un aventurero llamado Theodore Morde fue el primero en informar que la civilización perdida era, de hecho, un lugar conocido como la Ciudad del Dios Mono, en los años treinta.
Escribiendo sus aventuras en la revista The American Weekly, dijo que la gente de las tribus locales le habló de la civilización adoradora de los monos, que vivía en el interior del bosque de La Mosquitia.
“Recuerdo haber visto la cabeza de un magnífico jaguar llevando sus dientes hacia mí. Entonces comprendí de repente lo poderosa, avanzada y culta que era la civilización”.

El camino traicionero del equipo, a través de la selva centroamericana, ha sido grabado en un libro titulado «La Ciudad Perdida del Dios Mono: Una Historia Verdadera» de Douglas Preston.

Pero después de siglos de leyendas locales y caminatas de selvas infructuosas, el increíble sitio antiguo, intacto durante más de 600 años, fue descubierto por un grupo de intrépidos exploradores.
El grupo encontró el antiguo sitio usando equipo de imagen láser instalado en un viejo avión Cessna Skymaster, para explorar cientos de kilómetros de selva en pocos días, zapping ‘a través’ de la cubierta del árbol para mapear el suelo de abajo.
Esa información se utilizó entonces para crear modelos informáticos 3D que pudieran apuntar a los exploradores hacia su meta. Pero aunque la tecnología láser los llevó a la infame ciudad perdida, también señaló otro sitio antiguo que aún no se ha descubierto, según Preston.
HALLAN DOS CIUDADES
El trabajo de excavación reveló que decenas de artículos habían quedado atrás en la Ciudad Perdida del Dios Mono, dijo, viendo los objetos, lo que le hizo darse cuenta que la civilización realmente era «poderosa, avanzada y cultivada».

«Los láseres encontraron dos ciudades, una llamada T1 que descubrimos en 2015 y otra, en otro valle, llamado T3, que todavía está por explorar», dijo. “Más allá de eso, solo hemos excavado una fracción de lo que realmente hay en la selva”.
Pero la misión del equipo ha atraído la controversia de otros historiadores que publicaron una carta afirmando que el sitio descubierto no era de hecho la legendaria Ciudad Perdida del Dios Mono.
Preston dijo que los científicos solo han descubierto menos del cuatro por ciento de la antigua civilización que se encuentra en la selva.
Los exploradores tropezaron con los restos ocultos después de pasar años planeando su viaje para encontrar la ciudad antigua, que se creía que era la materia de la leyenda local.

«Hemos excavado solamente cerca de 200 pies (61 metros) de una milla cuadrada (2.6 kilómetros cuadrados de ciudades y de edificios que yacen debajo de la tierra debajo de la jungla densa)”.
«Está claro que esta antigua civilización no solo vivía en el duro ambiente de la selva, sino que realmente prosperó. Convirtieron la densa jungla en una especie de jardín del Edén’’.
Pero la verdadera extensión del mundo de la selva perdida puede no ser descubierta porque el área está protegida por una mortal enfermedad carnívora.
«Desafortunadamente, el valle es una zona caliente para una enfermedad mortal e incurable, llamada leishmaniasis mucocutánea», explicó Preston.
LA ENFERMEDAD
Además de los ataques de serpientes, la tripulación fue golpeada por una mortal enfermedad carnívora llamada leishmaniasis mucocutánea, esparcida por la picadura de una mosca flebotomina.

El valle donde se descubrió la Ciudad Perdida es una zona caliente para una enfermedad mortal llamada leishmaniasis mucocutánea.
Esparcida por la picadura de una mosca flebotomina, la enfermedad es causada por un parásito de una sola célula.
La enfermedad perturbadora es a menudo incurable y provoca lesiones desfigurantes en la cara y el cuerpo.
Nos hizo preguntar: ¿Qué catástrofe ha azotado esta ciudad para hacer que se vayan tan de repente?, ¿a dónde se dirigieron?
El hallazgo fue tan emocionante, que el Presidente hondureño sacó el primer artefacto, lo que causó quejas de algunos que dijeran que el área era sagrada y que debería haber permanecido intacta.

«Pero debido a que las personas son incapaces de trabajar en el sitio sin contraer una enfermedad carnívora, nunca podremos jamás responder a estas preguntas».
Los antropólogos que participaron en la expedición han especulado que las personas que vivían en la ciudad podrían haber sido diezmadas por enfermedades mortales traídas a Centroamérica por colonos europeos.
El equipo cree que las enfermedades como la viruela y el sarampión golpearon el área en algo entre 1000 AD y 1400AD.
Las personas que viven en la ciudad no habrían desarrollado las defensas genéticas necesarias para sobrevivir a estas enfermedades, dijo Preston.
MODELOS EN 3D
Escaneado: Volaron un avión ligero sobre la selva, usando un láser para «ver a través» de la flora, a la tierra abajo. Así es como descubrieron la evidencia de una serie de edificios artificiales (representados como bloques rojos), incluyendo lo que una vez fue una pirámide.

Ellos emplearon equipos de imagen láser instalados en un viejo avión Cessna Skymaster para explorar cientos de kilómetros de selva en pocos días, zapping ‘a través’ de la cubierta del árbol para mapear el suelo de abajo.
Esa información se utilizó entonces para crear modelos informáticos en 3D que pudieran apuntar a los exploradores hacia su meta, que fue exactamente lo que hizo, descubriendo estructuras rectangulares, una con un ángulo recto perfecto.
Pero para averiguar lo que realmente era, tuvieron que olvidar los aviones y encaminarse a pie -una perspectiva arriesgada que tomó tres años para planificar-.
El autor de bestseller, Douglas Preston, fue parte de un equipo que encontró los restos de una antigua civilización que sobresale del suelo (en la foto) de la selva tropical en La Mosquitia, Honduras.

Eventualmente, el equipo encontró la ciudad, pero el follaje de la jungla era tan denso que era imposible ver ni siquiera los cimientos de una pirámide masiva que alguna vez estuvo allí.
Fue solo cuando encontraron esculturas, al día siguiente, que se dieron cuenta de que habían encontrado la ciudad «maldita».
Douglas Preston le dijo a Mail Online: «Cuando realmente caminamos a pie, encontramos los restos de una pirámide antigua donde encontramos unas increíbles esculturas que sobresalían desde el suelo”.
(DAILY MAIL/ Traducción libre: Sandra Luz Mole Saybe)
Un soldado hondureño sostiene la guardia, cerca del sitio de los artefactos antiguos en la selva tropical de La Mosquita. El valor de los objetos encontrados en el bosque aún no se conoce.

PARA SABER…
Leishmaniasis mucocutánea: Una enfermedad importada con repercusión en ORL.
Las leishmaniasis son un conjunto de afecciones causadas por protozoos del género Leishmania, del que existen varias especies patógenas. Se transmiten por la picadura de mosquitos del género Phlebotomus.
La Leishmaniabraziliensis es endémica en zonas de América Latina y es la responsable de la leishmaniasis mucocutánea que presentamos.
La lesión primaria aparece en extremidades, en forma de una ulceración que se repara con cicatriz. En una parte de los casos no tratados aparece una fase tardía que afecta al área otorrinolaringológica con lesiones destructivas crónicas y mutilantes de difícil tratamiento.