La hegemonía americana y su implantación en Honduras

Por: Marvin Barahona
1. La Reforma liberal y las concesiones mineras.
Bajo la  influencia del presidente de Guatemala el reformador liberal Justo Rufino Barrios, en Honduras se estableció, en 1876, un régimen que se propuso consagrarse a la modernización económica y social del país.
Ese régimen, presidido de 1876 a 1883 por Marco Aurelio Soto, decretó la separación de la Iglesia del Estado, la nacionalización de los bienes eclesiásticos y la venta de los bienes nacionales(1).
El proyecto de modernización económica del presidente Soto pasaba por la producción cafetalera, las ventas extraviadas de la exportación de ese producto debían servir para financiar el desarrollo  del país. Algunas medidas fueron tomadas para estimular la producción agrícola en general y la del café en particular: aprobación de créditos, exenciones fiscales, creación o mejoramiento de vías de comunicación, etc.(2).
Contra ese proyecto jugaban las condiciones demasiados desfavorables de la topografía hondureña (relieve montañosa acusado e irregular) y también el débil poblamiento del territorio: 300.000 habitantes, solamente para una superficie en ese entonces, de 150.000 Km², según el censo de población de 1881(3).
Este es un aspecto fundamental del problema: Honduras no era, en la época, más que una especie de pequeña Ciudad-República y no podía contar con unas condiciones geográficas y demográficas favorables al desarrollo de sus recursos económicos.
La tentativa del presidente Soto de valorizar la agricultura hondureña con la producción del café era más bien una imitación de la experiencia guatemalteca. En ese país como lo veremos de manera más detallada en nuestro tercer capítulo, el cultivo del café había tenido éxito desde 1840, luego que algunos inmigrantes europeos comenzaron a producirlo para exportarlo hacia Europa.
Desde el principio de la reforma liberal lanzada por la administración del presidente Barrios (1871-1885), la administración guatemalteca había puesto en práctica una política que buscaba estimular a los agricultores a producir café para la exportación. En aquel momento, Marco Aurelio Soto no era aún presidente de Honduras pero era vice-ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala(4) . Honduras atravesaba entonces una guerra civil; el 15 de febrero de 1876, los presidentes Barrios de Guatemala y Andrés Valle de El Salvador firmaron con Marco Aurelio Soto una convención (la de Chingo) en los términos de la cual ellos se comprometían a trabajar por la pacificación de Honduras(5). El gobierno hondureño aceptó la mediación de sus vecinos, Marco Aurelio Soto devino presidente de Honduras, y el liberal de los tres países fue así consolidado(6).
Sin  tener en cuenta las particularidades geográficas y demográficas de Honduras, el presidente Soto intentó aquí la misma experiencia que había tenido éxito en Guatemala. El intento fracasó rápidamente, y, desde 1880, el presidente Soto decidía remitirse al capital extranjero para favorecer el desarrollo del país(7).
Es en 1880 que fue fundada la New York and Honduras Rosario Mining Company, cuyo capital de 1.500.000 dólares era compartido por hondureños y norteamericanos. Según  Cardoso y Brignoli, el presidente Soto y su Ministro de Guerra, Enrique Gutiérrez, detentaban ellos solos, la participación hondureña(8).
Grandes ventajas fueron otorgadas a la Rosario Mining Company. Las mismas consistían en derechos y exenciones, concedidas por un término de veinte años renovables, y que trataban  principalmente sobre la exención del pago de impuestos de importación de los equipos necesarios para la explotación la exención de la tasa impositiva sobre la exportación del mineral producido, y además, la liberación del pago de impuestos producido, y además, la liberación del pago de impuestos en general, así como de los municipales(9).
Esta explotación minera, la primera de carácter capitalista en Honduras, estaba establecida en el centro del país, en la región de San Juancito, en los alrededores de Tegucigalpa. La misma prosperó, a tal grado que en 1887 ocupaba 460 obreros y el valor de sus inversiones estaba estimado en dos millones de dólares.(10).
Fuente: La Hegemonía de los Estados Unidos en Honduras (1907-1932).