Delaciones, venganzas y dependencias

Por: Juan Ramón Martínez

La voz de Denis Javier Maradiaga, suena tan fuerte como la que jamás habíamos oído. Hay muchos que creen que, todo lo que dice es la verdad y no declaraciones que la Fiscalía de Nueva York está usando para convencer al juez y condenar a Fabio Lobo. Pero la reacción ante las mismas, no deja de ser rara. En primer lugar muestra un alto desconocimiento sobre cómo opera el sistema judicial estadounidense. En segundo lugar, la mayoría, se preocupa por el tema del narcotráfico y no le dan importancia a la confesión de responsabilidad por la muerte de 78 hondureños y la falta de actividad –ante estos casos– de la Fiscalía que, no actuó con la prontitud, de acercarse siquiera a la implicación de la banda delincuencial que operaba entonces en el país. No sabemos si a este momento, se han reabierto los casos, en términos de investigación, para probar la responsabilidad del exagente de la DEA, por crímenes cometidos en Honduras. Como que aquí en Honduras, no fuera delito matar a una persona –en este caso 78– y que el crimen mayor, que hay que combatir exclusivamente, sea el que impresiona y satisface al embajador de los Estados Unidos: movilizar drogas por el territorio nacional hacia Estados Unidos. Que consumen ávidos consumidores.

La segunda cuestión es que las declaraciones de Nueva York, son vistas como una primera parte de una película cuyo resultado, cada día, imaginan más interesante. Los periodistas ávidos, convencidos que,  noticia es la que escandaliza y quiere el público –por razones que no abordaremos– están seguros que lo que ahora, afecta al Partido Nacional y de alguna manera incomoda al gobierno de JOH, será seguida por el canto de la otra banda de narcotraficantes presa. Y que, en algún momento ofrecerá sus propias declaraciones, implicando por supuesto, al Partido Liberal. Saben que cuando los Valle, abran la boca, denunciando a los  liberales, empatarán los partidos tradicionales, confirmando la incompetencia de un país que, no puede siquiera castigar a sus delincuentes. Entregando la justicia a los Estados Unidos. Y como aquí no se le da seguimiento a nada, habrá que esperar lo que tenga que decir,  Sabillón, el exdirector de la Policía, refugiado en Estados Unidos, temeroso que, sus propios compañeros, lo asesinen.

Cuando el total o la mayoría de los políticos sean implicados desde Estados Unidos, todo se volverá normal, porque al banalizarse los delitos, nadie tendrá valor para tirar la primera piedra, por aquello del techo de vidrio. Cuando ello ocurra, aumentará la dependencia emocional de los hondureños, alimentada por una forma de periodismo que ha renunciado a sus obligaciones formativas entre su clientela. Y no faltarán los que pedirán que la MACCI sustituya a la Fiscalía y a los juzgados, olvidando su calidad de  acompañante, en que las autoridades nacionales, son las que tienen la responsabilidad por la justicia en el país. La MACCI está integrada por personas inteligentes que no caerán en la trampa de suplantar a las instituciones. Y que, serán consecuentes que, su finalidad es fortalecerlas. Tanto las electorales como las judiciales. Buscarán que el TSE, sea un tribunal real y efectivo, no uno de trillizos que, hacen los mandados a  los políticos. Y que empujarán en dirección a la independencia de las mesas electorales, para concluir en la creación de distritos electorales.

En fin, otros, usan las declaraciones que comentamos, antes que “canten” los Valle, como arma arrojadiza contra sus adversarios. Se mueren porque extraditen a Lobo, no por la ejemplaridad, sino por el espectáculo; o el gozo por hacerle daño. Y convierten en delincuentes a los funcionarios –que en el tiempo–  que pactaron con los “Cachiros”, eran entonces legítimos empresarios y no había sino leves y lejanas dudas, perdidas entre los cajones de la Fiscalía, sobre negocios irregulares. Olvidan que la retroactividad de la  ley, solo aplica, cuando beneficia a los culpables. Pero en este caso, se quieren llevar de encuentro a los que pactaron con empresarios, amigos y contribuyentes de los nacionalistas, olvidando que los contratos fueron aprobados por el Congreso Nacional. Aquí hay mucha falsedad, hipocresía e irresponsabilidad que rechazar, si queremos lo  mejor para Honduras. Pero “hecho en casa”, por los hondureños mismos.