Odisea científica en morgues para identificar cuerpos

Hace algunos meses, una madre desesperada buscaba el cadáver de su hijo en la morgue regional del Ministerio Público (MP), en San Pedro Sula. Cada vez que en los noticieros informaban del hallazgo de un muerto en las zonas cercanas al municipio de Choloma, salía corriendo a la morgue para ver de quién se trataba.

Ella tenía la sospecha de que “mareros” lo habían matado, arrojando su cuerpo en cualquier parte, por lo que debía estar lista para reclamarlo y darle cristiana sepultura.

La angustia comenzó a apoderarse de ella, al pasar los días, cuando en más de siete ocasiones intentó identificar a su hijo entre decenas de muertos que a diario se registran en el departamento de Cortés.

Con lágrimas en sus ojos, vio cómo otras familias retiraban en ataúdes los restos de sus seres queridos, en la regional de Medicina Forense.

Fue entonces cuando la humilde ama de casa comenzó a quejarse, diciendo que no querían entregarle a su “muchacho” y que había cadáveres de desconocidos sin reclamar, “pudriéndose” en la morgue, y que uno de ellos era su hijo.

Sabía de la existencia de un cuerpo que nadie reclamaba y aun en su estado de descomposición, se hizo la idea de que era su hijo, aunque ninguna prueba científica le daba la razón.

Cualquiera que mirara las fotografías de ese cadáver, no podría descifrar de quién se trataba, si era un hombre o una mujer, lo que impedía al personal forense concluir el protocolo de identificación humana para su entrega.

Un Grupo interdisciplinario de profesionales realiza a diario el proceso de identificación en el Centro de Medicina Legal y Ciencias Forenses a nivel nacional.

Este tipo de casos ocurre frecuentemente en la zona norte del país, en donde se reporta la mayor cantidad de levantamientos por parte del personal forense, que además de lidiar con la demanda, producto de la violencia a nivel nacional, también debe hacerlo con los dolientes, cuando exigen la entrega de un cadáver, porque sencillamente aseguran que se trata de su pariente.

“FRÍAS” CIFRAS

En Honduras, entre 14 y 25 personas fallecen de forma violenta a diario, a nivel nacional; de estos casos, la mayoría son homicidios y en menor cantidad decesos por accidentes viales, suicidios y muertes no intencionales, según informes policiales y forenses.

En muchos de estos casos, los cuerpos son ingresados a las morgues de La Ceiba, San Pedro Sula y Tegucigalpa, como “desconocidos”, por falta de un documento personal como partida de nacimiento o tarjeta de identidad.

También se les clasifica como no identificados a falta de parientes que los reconozcan, por el estado de descomposición del cuerpo y en muchas ocasiones por estar desfigurados, “descuartizados” o haber sido encontrados como osamentas.

El procedimiento establece directrices generales para la identificación de cadáveres a autopsia, incluyendo los que ingresan preliminarmente como supuestos.

En el 2015, a la morgue de San Pedro Sula ingresaron 2,806 cadáveres y en el año 2016 se registraron 2,796, lo que hace un total de 5,602 autopsias practicadas en dos años. De esta cifra, al menos 2,327 cuerpos fueron ingresados como desconocidos, parcialmente identificados o no identificados; 270 eran mujeres y 2,008 hombres, la mayoría en edades comprendidas entre 18 a 47 años.

En el caso del Centro de Medicina Legal y Ciencias Forenses de la capital, se registró en el 2015 y 2016 un total de 6,076 autopsias.

De esta cifra, en el 2015 ingresaron como desconocidos, 676 casos, y el año pasado 642 casos, para un total de 1,318 cadáveres; 1,095 masculinos, 195 femeninos y 28 casos indeterminados, siendo las edades predominantes entre los 16 a 45 años.

Si bien, la primera respuesta que se plasma en un dictamen forense es la causa de muerte, en muchos casos los cuerpos no pueden ser entregados inmediatamente a las familias por falta de otras señales “clave” para que el procedimiento cumpla con el protocolo judicial que permite a los fiscales del Ministerio Público (MP) fortalecer sus expedientes investigativos ante un juez.

Ese protocolo obligado va desde personalizar una prenda de vestir, tatuajes, cicatrices, manchas, una huella dactilar, dientes o una placa dental, hasta la reconstrucción de miembros del cadáver, especialmente su cabeza y extracción de ADN en restos óseos.

Determinar estos detalles es parte del proceso de identificación humana, que permite a los dolientes estar seguros de que el cuerpo que les entregan en la morgue es el de su familiar y, a su vez, la solución de la primera etapa investigativa de un crimen, si es que la muerte fue homicida.

Honduras cumple con protocolos de identificación tal como en los países desarrollados, incluso existe una Guía de Identificación de Víctimas de Desastres (IVD).

Incluso, aun cuando no se trata de homicidios, hay cuerpos que quedan irreconocibles tras accidentes de tránsito o aplastados por paredes, deslizamientos de cerros, minas, incendios.

Otros cuerpos cuya identificación es todo un reto son los encontrados en fosas clandestinas, los “descuartizados”, “ensabanados” o “encostalados”, que evidencian algún tipo de tortura como golpes en el rostro, heridas con armas punzocortantes, y los que la policía encuentra en estado de avanzada descomposición, en diferentes zonas del país.

RESPUESTA INMEDIATA
Muertes de alto impacto, un reto

La violencia ha dejado su huella más dramática en los llamados “casos emblemáticos” o crímenes de alto impacto mediático, que obligan a la Policía Nacional y al MP a dar una respuesta inmediata y eficaz, para que sean judicializados.

Mientras tanto, cientos de crímenes más que esperan ser resueltos, aunque no generan la atención masiva de la población, ya sea por la forma en cómo ocurrieron o por las víctimas en sí.

Esas defunciones representan un trabajo que va más allá de una escena del crimen, el levantamiento y traslado del cuerpo a la morgue y el resultado de una autopsia, pues deben pasar por el complejo proceso de identificación humana.

Este trabajo es realizado por expertos médicos en las áreas de Medicina General, Patología Forense y Medicina Legal, Odontología, Genética; técnicos en Dactiloscopia Forense, y en algunos casos, técnicos disectores que han procurado hasta la reconstrucción facial forense.

CASOS EMBLEMÁTICOS

1.- EL MITCH. Entre esos casos emblemáticos que fueron resueltos luego de haber sido sometidos a un delicado proceso de identificación están los producidos por causas naturales que registran decenas y cientos de muertos, como por ejemplo los fallecidos que dejó el Huracán Mitch, en 1998.

2.- LA MISS HONDURAS. En lo que respecta a casos criminales de alto impacto en donde los homicidas han intentado esconder el delito, destaca la muerte de la Miss Honduras Mundo, María José Alvarado, y su hermana Sofía Trinidad. Ambas fueron asesinadas el 13 de noviembre del 2014, y sus cuerpos encontrados una semana después, en una fosa, semienterrados a la orilla del río Aguagua, en la aldea Caulotales, en el municipio de Arada, en el departamento de Santa Bárbara.

3.- ANÍBAL BARROW. Otro crimen de este tipo fue el del periodista Aníbal Barrow, ultimado el 24 de junio del 2014 y cuyo cuerpo fue descubierto el 4 de julio de ese mismo año, en avanzado estado de descomposición. El cadáver de Barrow estaba desmembrado casi completamente, al interior de una laguna ubicada en una invasión de terreno, atrás de la colonia El Siboney, en la zona de Dos Caminos, en San Pedro Sula.

4.- INCENDIOS EN CÁRCELES. Asimismo, fueron emblemáticos los casos de incendios en las cárceles, desde el 2003 en La Ceiba, en la Granja Penal de El Porvenir, en donde murieron 63 privados de libertad y seis visitas. Igualmente, los 107 reclusos muertos del centro penal de San Pedro Sula, el 17 de mayo del 2004.

Y el caso de mayor impacto internacional, fue el de las 362 personas que murieron en el incendio del 14 de febrero del 2012, ocurrido en la cárcel de Comayagua. La escena fue espantosa, según expresiones de policías, forenses, investigadores y hasta sobrevivientes, quienes vieron los cuerpos adheridos, unos sobre otros, completamente carbonizados.

La identificación de cada cadáver y entrega, duró al menos tres meses, aun con el apoyo asistencial de expertos en áreas Forenses, Serología y Genética, voluntarios de Perú y Chile, para acelerar los procesos de identificación con los profesionales hondureños de las mismas ciencias médicas.

En este caso, se levantaron por el grupo de analistas forenses de Medicina Legal de Chile 80 protocolos de identificación y se distribuyeron en un total de 240 muestras biológicas susceptibles de tipificación genética. Se realizaron 82 identificaciones por ADN.

Medicina Legal de Perú, por medio de su laboratorio de genética, realizó el análisis de 135 muestras de médula ósea, 33 muestras de tejidos y 35 restos óseos. Medicina Forense de Honduras, además de seguir los protocolos internacionales y verificación de datos en Registro Nacional de las Personas (RNP), identificó a 262 personas por dactiloscopia, 18 por odontología y 82 por ADN.

5.- MONTES BOBADILLA. Otro caso en donde la identificación humana ha jugado un papel “vital” fue con la identificación plena del extinto narcotraficante, Alex Adán Montes Bobadilla, cabecilla del Cartel del Atlántico, quien falleció tras un infarto la madrugada del 13 de noviembre del 2014, en la comunidad de Francia, en el departamento de Colón.

Montes Bobadilla se encontraba en la casa de su madre, luego de haber sido excarcelado de la Penitenciaría Nacional, en noviembre del 2013, por la entonces jueza de Ejecución de Colón, María Elena Fonseca, quien le concedió una carta de libertad vigilada, debido a que sufría una enfermedad terminal, lo que pudo desmentirse científicamente por Medicina Forense, por lo que la jueza fue suspendida de su cargo y encarcelada.

El narcotraficante fue enterrado por sus parientes sin ser autopsiado, días después fue exhumado por orden del juez, para que mediante identificación humana se asegurara que se trataba del cadáver de Montes Bobadilla y no de otra persona con la que se pretendiese suplantar la identidad, tal como se han detectado casos en la operatividad del crimen organizado, según investigaciones.