¡Mi yegua colorada!

Durante varios años sembré pequeñas áreas de granos básicos, particularmente frijol, para el mercado de semilla mejorada, pues los precios del grano para consumo (2,000/qq), no cubren  los costos de producción con tecnología: preparación de tierra, semilla mejorada, siembra, fertilizantes, plaguicidas, riego, cosecha y almacenamiento.

Buscando disminuir costos experimenté  con varias alternativas, una de ellas fue la tracción animal, para tal propósito ensayé a una yegua de buen porte y mansa; la iniciamos con la prueba del arado y luego  la maquinita de  “tiro”  sembradora y fertilizadora, que en ese entonces el proyecto RELATA había introducido para prueba desde Nicaragua. El tanteo fue un éxito en todo sentido ¡el sistema funcionó!,  logrando  sembrar una manzana de frijol o dos de maíz en una jornada de verdadero trabajo,  sin estar divagado en otras cosas: el celular, capeándose el sol, comiendo o bebiendo agua a cada rato. Mi yegua en ningún momento se resistió, ¡no se paró en dos patas!,  no perdía  la ruta del arado, ni probó el azote… ¡era un verdadero tractor! Ella fue premiada por RELATA publicando su bella y noble estampa en uno de sus calendarios.

Mi yegua llegó a vieja, cumpliendo a satisfacción su trayectoria, al verla vencida por el tiempo, me sentí enormemente orgulloso y admirado  de su desempeño  ¡la envié al  aparto!, en un potrero donde tenía todo, como justo premio. A  los días ¡la vi hermosa! ¡Relinchaba sin descanso al vernos llegar al potrero!  Corría para uno y otro lado esperando el mecate y la gamarra.  A los días, vi las aves negras en el aire,  ¡nunca fui a ver sus huesos!

Hace unas pocas  semanas en las ciudades de Choluteca y San Lorenzo, observé con indignación que unos “cocheros verdugos y mal criados” maltrataban  y con azote en mano exigían a un desnutrido y sobrecargado animalito, que ¡se levantara con el coche a tuto!, desvanecido  por sobre carga y desnutrición ¿no existe alguna autoridad que pueda castigar  drásticamente a estos desalmados? ¡Es increíble la pasividad de los transeúntes y autoridades!

Hago un llamado enérgico a estas autoridades ciegas y cómplices del maltrato animal.  Los quisiera ver con una carga de esas en el lomo… ¡solo falta que les pongan morteros!

Óscar R. Matute Betancourt
Comali, San Marcos de Colón