LO CLAUSTROFÓBICO Y EL ALIVIO

EL amable público consumidor andaba alborotado cuando la semana pasada hubo rumores de alza de tarifas de energía eléctrica, que saldrían reflejadas en los próximos recibos de la ENEE. Sin embargo, después de la revisión trimestral del ente regulador, concluyeron innecesario cambiar las tarifas. Obviamente que una buena noticia para los usuarios que pasan sofocados haciendo cuadrar sus raquíticos presupuestos familiares. Como para la industria en general, atosigada con tanta carga impositiva que incrementa los costos de producción de las empresas. Esos elevados costos de operación impiden que la iniciativa privada pueda generar fuentes de empleo. Y ahora que se ha incrementado el flujo de deportados, tanto procedentes de México como de Estados Unidos, algo tiene que hacerse internamente para generar trabajos. El sector gubernamental con un coctel de obras públicas impulsadas, financiadas con los préstamos que obtiene de la banca internacional, ha logrado abrir oportunidades. La mayor actividad de la alcaldía capitalina también ha abierto plazas en el rubro de la construcción.

Sin embargo no es suficiente para absorber ni la mínima parte del batallón de desocupados y menos a los cientos de compatriotas que semanalmente están siendo repatriados por los operativos migratorios más drásticos en los Estados Unidos. Lo que impulsa la masiva generación de empleo es el sector privado. Sin embargo este topa con una elevada carga impositiva y un sin fin de trabas en los trámites administrativos y de obstáculos que impiden su eficiente funcionamiento tanto por regulaciones enmarañadas como por abulia de la lenta burocracia. Hasta que no se le encuentre salida a ese claustrofóbico laberinto, difícil que el país pueda enfrentar adecuadamente el problema del desempleo. Dicho lo anterior, volvamos a lo que debe ser motivo de respiro al auditorio. Se sabe que cada vez que esas misiones del FMI con las demás aves agoreras se aparecen en el país, a lo que vienen es a presionar la modificación de las tarifas eléctricas como a exigir a los burócratas obedientes del Banco Central que le metan la pata al acelerador de la devaluación del “indito desplumado”. Sin embargo en las últimas semanas el valor de la moneda se ha mantenido relativamente estable. Y ello obedece a un incremento de las exportaciones, por la acelerada recuperación de la economía norteamericana, que a su vez favorece el incremento de las remesas familiares.

Ambos factores benefician la economía nacional y afectan en forma positiva el nivel de las reservas internacionales. El país está vendiendo más en el mercado norteamericano porque incrementa la demanda de los consumidores hacia los artículos que el país exporta. No vía la pérdida del valor de la moneda –la tesis del FMI que equivale a vender más barata nuestra producción a los extranjeros– sino por el incremento del consumo en el mercado que nos compra. Volviendo al tema de las tarifas eléctricas, estas no aumentan por el comportamiento de los tres factores que influyen en la decisión: La devaluación del lempira frente al dólar, el costo del petróleo y la generación de las fuentes hídricas, térmicas, solares y eólicas. Otra circunstancia que influye es la reducción, en un 1.24%, de las pérdidas de energía tanto por robo como por fallas técnicas. Para que no se quejen. Ya llevamos dos artículos seguidos, sobre notas positivas, en el curso de la semana.