Tegucigalpa es rica en historia, mucho de ella todavía rescatable gracias al esmero de personas que aprecian el significado de preservar lo antiguo para poder rescatar aquellos valores que sustentan la identidad nacional.
Guardar fotografías es algo que aplaudimos, porque en esas gráficas está el contenido de un pretérito que se adorna con el conocimiento de los hechos, las épocas, los personajes y las investigaciones de la historia de la ciudad que los mineros españoles establecieron en el repartimiento otorgado al capitán Lope de Cáceres que el escribano don Álvaro Gil dejó en sus crónicas en 1580.
Hoy iniciamos una serie de entregas de historias en fotos, gracias a la colaboración de amigos que nos han facilitado esas amarillentas gráficas y otras que enriquecen nuestro archivo y que nos agrada publicar para que los de ayer hilvanen sus recuerdos y los de hoy aprecien el grandioso pasado de Tegucigalpa.
Comenzamos con la historia del antiguo inmueble que sirvió de sede a la Alcaldía Mayor del Real de Minas, después a la Villa de San Miguel y en 1821 a la noble y leal ciudad de Tegucigalpa. Se le conocía como “El Portal de la Plaza”, construido de madera, de dos plantas, con un corredor frontal con vista hacia la parroquia de San Miguel Arcángel (foto 1).
En 1936 el alcalde de Tegucigalpa don Donato Díaz Medina contrató al arquitecto Augusto Bressani para levantar un Palacio Municipal, ordenando la demolición del vetusto inmueble al costado sur de la Catedral (foto 2) y en 1937 cuando se declaró como capital de la República el Distrito Central integrado por los municipios de Tegucigalpa y Comayagüela, al quedar concluido el edificio pasó a llamarse Palacio del Distrito Central (FOTO 3).
Cuando se conmemoró el centenario del Himno Nacional de Honduras, nos referimos al compositor de la música del canto patrio el maestro alemán Carlos Hartling contratado en el gobierno del Dr. Policarpo Bonilla para integrar una banda marcial en Tegucigalpa.
Muy joven el músico germano llegó a la capital hondureña. Se enamoró de una bella damita tegucigalpense Guadalupe Ferrari Guardiola, formó un apreciable hogar (foto 4) pero antes de contraer nupcias para cumplir con su contrato fundó en 1897 la “Banda Municipal de Tegucigalpa” una banda con instrumentos de viento que se puede catalogar como la antecesora de la Banda de los Supremos Poderes.
Aquella banda de Hartling participaba en eventos oficiales y desfilaba por las calles del pueblo despertando el interés de los ciudadanos como se aprecia en (foto 5) al bajar por la entonces conocida como “Cuesta del Río” donde se aprecia a la derecha la antigua casa de gobierno instaurada por Marco Aurelio Soto frente a la Plaza La Merced en 1880, a la izquierda una hermosa casa de la familia Fiallos, donde se construyó el Banco Central y hoy es sede la Cancillería, al fondo en la esquina estuvo el Mundo Elegante y hoy sirve de sede a una sucursal de una institución bancaria. La Banda marcha pegado a un muro que llevaba al Salón de Sesiones del Congreso Nacional, se observa una caseta que servía a soldados de vigilancia de la Guardia de Honor Presidencial y para ubicarlos mejor en el presente donde hoy está el Palacio Legislativo.
El Cementerio General de Tegucigalpa, de histórico, sacro lugar y un verdadero monumento nacional, pasó a ser un sitio peligroso, sucio y abandonado donde solo recuerdos quedan de sus bellos mausoleos, las tumbas bien cuidadas, y el sitio donde descansan para la eternidad insignes hombres y mujeres que le dieron prestancia a la patria.
Una gráfica del ayer, aún con sus callejuelas empedradas y de tierra, reflejan lo que también fue sepultado a los pies de El Berrinche (foto 6) el Cementerio General de Tegucigalpa.
Hasta la próxima semana.