El camino continúa

Año tras año, la juventud de mi país ha adquirido un entusiasmo político con un ritmo cada vez más acelerado. Los partidos políticos han hecho uso de la oferta y la demanda para engrosar las filas de sus militantes bajo el tradicional discurso de “La juventud es el presente del país”, disfrazando sus verdaderas intenciones con una retórica encantadora, logrando finalmente vender su producto lucrándose a cambio de los servicios del divino tesoro.
A diestra y siniestra he conocido jóvenes brillantes con respetable proyección social y desempeño académico intachable; así como me he cruzado en este camino con jóvenes que han caído en el “encanto” de la clase política y se han transformado en reclutas de viejos políticos que observan cómo la carrera los deja a un lado y necesitan quien encubra su “legado”.

Honduras sufre de muchas enfermedades crónicas, la corrupción ha producido metástasis en la administración pública, siendo la fuga de cerebros igual de nociva, de la mano con una desigualdad de oportunidades en cuanto a preparación académica se refiere, un número significativo de jóvenes abandona el país en busca de oportunidades para triunfar, así como otros permanecen en el territorio nacional siendo víctimas de la putrefacción del sistema y el status quo.

En esta oportunidad apelo a la razón y la conciencia de todo aquel que me lee, joven o adulto, siendo cada uno de nosotros hondureño, el camino hacia un país próspero está lleno de vicisitudes interminables, es una tarea complicada, consecuentemente la patria necesita de sus mejores hijos para que emprendan una lucha  y la rescaten de las manos de poderes fácticos explotadores de la clase trabajadora que enriquecen sus arcas abriendo una brecha de desigualdad cada vez más grande en el país.

Es así que si usted es joven y lee este mensaje, Honduras necesita que usted se prepare con la mejor artillería académica, que blinde sus ideales y criterios honestos, no pierda la energía para luchar por lo que es correcto y beneficia al país. Si un líder político no lucha verdaderamente por el bien común de su nación, le corresponde a usted luchar desde su trinchera por su amado país, creando un erecto multiplicador que permita demostrar el verdadero poder que reside en las masas, y que ponga de manifiesto que la justicia social está por encima de cualquier interés político.

Como decía el admirado cantautor Guillermo Anderson, que en paz descanse, “Honduras es el único país que tenemos”, ¡y es así!, jóvenes acompáñenme en esta cruzada, luchemos porque la justicia impere en nuestra tierra, para que los hospitales sean cuna de recuperaciones, para que los centros escolares sean escenarios de conocimiento moderno, para que las calles sean campos de paz.

Sempiterno, el camino continúa, y debemos avanzar con él, en la búsqueda de la Honduras que todos merecemos, con un mayor sentido de igualdad.

Rafael Jerez M.
Colonia Modelo, Comayagüela, MD.C.