La cuestión de la salud y la protesta social

Por Marcio Enrique Sierra Mejía

En este siglo XXI, la sociedad hondureña experimenta rápidas y profundas transformaciones en el campo de la salud. Tales cambios, provocan, por un lado, cierta perplejidad ante su velocidad y amplitud y, por el otro, un gran esfuerzo de reflexión y acción en el sentido de comprender y explicar lo que pasa, a fin de intervenir sobre la realidad. Un proceso de transformación, que está ocurriendo en un contexto del desarrollo del capitalismo poco favorable para disminuir las desigualdades entre los hondureños y los grupos sociales, que causa la eclosión de movimientos sociales, expuestos al oportunismo de los partidos políticos que buscan atraer votos, debido a las inminentes elecciones generales que se verificarán a finales de noviembre de este año.

En el campo de la salud, se está produciendo un debate sobre sus relaciones con el desarrollo económico y social, asociado al reconocimiento del derecho a la salud y la responsabilidad no solo del Estado sino también de la sociedad, a garantizar los cuidados de salud que posibiliten la “salud para todos” en Honduras. Un anhelo, que no es exclusivo de los ideólogos de izquierda, pero también de los ideólogos democráticos liberales y nacionalistas. En ambas posiciones ideológicas, se percibe el interés en incorporar los avances técnicos de la medicina y de la salud pública a “costos compatibles, con la expectativa de que para ello es necesario evaluar y definir políticas, estrategias, prioridades y modelos de atención, gestión y organización de servicios capaces de dar la salud para todos los hondureños.

En consecuencia, la cuestión de la salud se refiere a cómo se asignan los recursos en nuestra sociedad en la que el mercado es el mecanismo privilegiado para la asignación de tales recursos, cuestionando la responsabilidad estatal en la provisión de bienes y servicios para la atención de las necesidades sociales, inclusive las de la salud. O sea, a la inspiración de un modelo de salud que privilegia la valoración neoliberal, se contrapone la demanda de un modelo que se basa en una valoración socialista, que argumenta que el enfoque neoliberal, fragiliza el esfuerzo para enfrentar colectivamente los problemas de salud.

Ciertamente, el actual presidente JOH tiene la voluntad política pertinente para superar, a través de acciones pragmáticas susceptibles de corregir, la crisis de salud que tenemos. El problema surge cuando se instrumentaliza la protesta social a favor del interés político vernáculo de fuerzas políticas anticapitalistas, convencidas que es crucial desestabilizar el gobierno, para la toma del poder, penetrando y manipulando a las organizaciones del ámbito de la salud y otras afines, para intensificar el conflicto social evitando que se pueda producir el diálogo edificador, que propenda a encontrar soluciones compartidas, que favorezcan la estabilidad del sistema de salud y la seguridad social.

Por otra parte, también puede ser que círculos políticos claramente identificados con posturas neoliberales radicales hagan lo suyo, para evitar el diálogo constructivo porque temen que el Presidente, pueda cambiar o corregir el modelo de salud que actualmente se ha logrado implantar. En otras palabras, se percibe un juego cruzado de intereses que el ciudadano Presidente debe evitar a través del diálogo y la reflexión para encontrar salidas apropiadas que transformen el modelo de salud de Honduras.

Caer en posturas dogmáticas de corte neoliberal o de corte socialista radical no nos van a conducir a la transformación eficaz y eficiente del sistema de salud y la seguridad social. Tampoco, quedarse protestando sin ofrecer soluciones y encerrados en la protesta social solo para “incendiar al país” y boicotear las elecciones generales, es el camino correcto para conquistar el poder.

La sociedad civil del ámbito de la salud debe actuar con mucha sabiduría y talento, demostrando su inteligencia, mediante propuestas alternativas serias que contribuyan a hacer diálogo constructivo y ganen la atención del Presidente que, es un político reformador nato, proclive al cambio social y amigable con el proceso de transformación social de Honduras. Por su parte, los actores del gobierno central, claves en la toma de decisiones están obligados moralmente, dada su ideología social cristiana, a contribuir con una actitud y voluntad política de apertura, a crear condiciones para un abordaje reflexivo de la cuestión de la salud, escuchando y apoyando al Presidente, para que encuentre caminos alternativos que fortalezcan y no debiliten la buena conducción que hace el Presidente JOH. Resulta insólito evitar el diálogo en las circunstancias actuales de un proceso electoral que favorece al candidato del Partido Nacional, mismo que ha sabido demostrar, un apoyo sincero al ciudadano desfavorecido, quienes son precisamente los que más sufren la crisis de salud.