Hallan muñeco de brujería en cementerio de El Durazno

La mañana de ayer lunes, mientras hombres excavaban una fosa en el cementerio San Juan El Durazno, en el norte de la capital, encontraron a un metro de profundidad un muñeco aparentemente vudú, hecho a base de aluminio.

El escalofriante descubrimiento comenzó cuando cinco caballeros preparaban la tumba de la menor Yarisel Velásquez Núñez (2), quien falleció tras tragarse una semilla de ciruela. La niña fue sepultada a eso de la 1:00 de la tarde.

Uno de los encargados de hacer la fosa, quien pidió omitir su nombre, dijo que “lo encontramos, para nosotros son cosas que pasan, debemos estar preparados para lo que sea en este cementerio”.

CUATRO ALFILERES

El muñeco de forma aparentemente masculina, tenía cuatro alfileres; dos en su cabeza, en la parte que se supone es el hemisferio derecho, mientras que los otros estaban ensartados en el lado del corazón.

Sobre el hallazgo, un pastor evangélico, líder de un ministerio evangélico, explicó que se trata de una práctica de brujería o un rito que hacen los brujos o personas que practican el satanismo, para causarle daño a alguien en particular.

El muñeco tenía cuatro alfileres: dos en su cabeza y otros dos en su corazón.

Agregó que según el tipo de rito, lo que se le hace al muñeco debe pasarle también a la persona a quien se le desea hacer el efecto, pero si esta cree en Dios y es un cristiano verdadero, “el mal no se consuma en él”.

ES MAGIA NEGRA

Un brujo capitalino explicó que se trata de “trabajos de cementerio” o magia negra y que se usan para “quitar a las personas de en medio o arrastrarlas hasta la tumba”.

Los muñecos vudú forman parte de tradiciones de hechicería en todo el mundo y son ampliamente utilizados, ya sea para “amarres” y hechizos, como para causar dolor o muerte.

La persona que lo elabora primero lo diseña y luego lo “bautiza” con un nombre, luego repite palabras sobre lo que quiere que suceda con esa persona, explicó el hechicero.

Luego, pincha con los alfileres en la cabeza, si el efecto deseado es para el conocimiento; el corazón, si se busca afectar las emociones; y la zona del estómago, cuando se desea causar ciertas sensaciones físicas.

Se cree que este tipo de “trabajitos” trae consecuencias malvadas y si la persona que lo manipula pierde el control, puede sufrir gravemente e incluso morir por estas prácticas oscuras.

Testigos afirman que en el cementerio San Juan El Durazno ocurren hechos escalofriantes sobre todo en las noches.

¿TRADICIÓN?
UNA PRÁCTICA OSCURA

En el camposanto de la aldea El Durazno, donde estaba el muñeco, no es el primer “susto” que se llevan personas, ya que según relató un empleado del lugar, por las noches se ven fantasmas, se abre y se cierra el portón principal, y a ratos se escuchan gritos aterradores.

Algo similar al caso del muñeco vudú ocurrió en la colonia Santa Cecilia, hace al menos dos años, cuando al lado del cadáver de una fémina la Policía encontró un muñeco con la foto del director de la Dirección Nacional de Tránsito y Viabilidad (DNTV), Leonel Sauceda, cuando en ese entonces fungía como portavoz del cuerpo policial.

En la capital la brujería se remonta a los años sesentas y setentas, a manos de los maestros de ciencias ocultas de origen salvadoreño y mexicano, que supuestamente dejaron a sus aprendices por generaciones.