¿QUIÉN NOS COMPENSA?

COMO decíamos ayer, lo relativo al cambio climático, uno de los temas más importantes abordados en la cumbre del G-20, es algo que debería importar a los hondureños. No necesariamente por lo que suceda en otras partes del mundo –que por lo visto a muchos aquí no les interesa– sino por lo que se sufre en carne propia. Un estudio realizado por Germanwatch, una organización de medio ambiente y desarrollo independiente con sedes en Bonn y Berlín, en Alemania, dio a conocer que “la distribución de los fenómenos meteorológicos no es justa”. “En 20 años de análisis de los fenómenos meteorológicos extremos, se encontró que nueve de los diez países los más afectados son las naciones en desarrollo que pertenecen a las categorías de bajo o medio-bajo ingreso”. “Ellos son por lo general los países con niveles muy bajos de emisiones, es decir, los menos responsables del cambio climático”. “Los países más afectados en el período 1996-2015 fueron Honduras, Myanmar y Haití”.

En la cumbre la canciller alemana manifestó su felicidad al comprobar que todos los países, excepto EE UU, estaban de acuerdo en que “el Acuerdo de París sobre el clima es irreversible”. Otro estudio de la CEPAL, “La economía del cambio climático en Centroamérica” revela que “el incremento de la temperatura atmosférica y del mar, la reducción y la inestabilidad del régimen de lluvias y el aumento del nivel del mar, aunado a la intensificación de los fenómenos meteorológicos extremos –como las sequías, los huracanes y las inundaciones– impactan en la producción, la infraestructura, los medios de vida, la salud y la seguridad de la población, además de que debilitan la capacidad del ambiente para proveer recursos y servicios vitales”.

“En el caso particular de Honduras, se espera que se presente una situación de estrés hídrico en las regiones inter montañosas al norte, centro y oeste del país. Ello afectaría el suministro de agua y la generación de energía hidroeléctrica”. “Aunque, por otro lado, la disponibilidad del agua también se ha visto alterada por el fenómeno de “El Niño”, que ha provocado una presencia frecuente de lluvias torrenciales con fuertes inundaciones”. “En cuanto a las sequías, las más importantes se han concentrado en los departamentos de Choluteca, Valle, La Paz, El Paraíso, Francisco Morazán, Intibucá y Lempira”. “Esta zona geográfica ha sido sometida a una fuerte deforestación y a las malas prácticas agrícolas que combinadas con el uso de las tierras marginales, han aumentado considerablemente la vulnerabilidad ambiental y alimentaria”.

Ahora bien, si Honduras es uno de los países más afectados climatológicamente, por las altas emisiones de los países desarrollados, ¿cómo le compensan al país este irreparable daño asimilado? ¿Qué sucede cuando la gente vive en áreas de enorme vulnerabilidad, azotadas por desastres naturales que se repiten constantemente? Emigran. Se van a otro lugar, donde puedan ganarse la vida. Así las cosas, hay suficiente argumento de las razones por las cuales tanta gente se haya ido desesperada. Bien por situaciones de violencia, por carencias o el impacto grosero en sus comunidades de los desastres naturales. El cambio climático no es culpa de los hondureños. Pero nadie nos compensa por eso. Y si analizan las cosas, los carteles delictivos de la droga nos agarraron de trompo de ñique, considerando que en otras partes se producen los estupefacientes y que en otros lugares es donde existe el gran mercado para su consumo. Cabe hacerse, otra vez, la misma pregunta anterior.