Un nuevo viaje en mi vida

Rafael Jerez

Un 14 de agosto del año 1995 vine al mundo. Provengo de una familia muy unida, dos hermanas gemelas, un padre y una madre que durante mis 21 años de existencia me guiaron hasta encontrar el verdadero propósito de mi vida: Honduras.

Mi nombre es Rafael Jerez, soy estudiante de Derecho y de la vida, y escribo para todos los hondureños. Desde muy temprana edad gocé de una vida plena, llena de felicidad, y asumí inocentemente que todos mis conciudadanos vivían de la misma manera. Con el tiempo me di cuenta de la cruda realidad. En 1963, Martín Luther King proclamó ante el mundo que tenía un sueño, que las personas pudiesen vivir con un mayor sentido de igualdad sin importar la raza, el color, el sexo y el origen. 54 años han transcurrido desde ese momento y ese sueño ahora vive en mí.

La vida me brinda ahora la oportunidad de llegar a miles de hondureños a través de este espacio. He decidido alzar la voz a través del poder de la palabra porque quiero que los jóvenes hagan a un lado el miedo y digan lo que piensan sin temor alguno; quiero llegar a la casa más humilde del país y motivar al joven que ha perdido esperanzas de salir adelante; quiero llegar a los gobernantes para que reflexionen sobre su actuar y entiendan que el joven no es una herramienta al servicio de sus intereses; al escritorio del empresario para que comprenda que el trabajador tiene derecho a vivir una vida digna.

Esta será una de mis trincheras. Aprenderé de cada uno de ustedes, es el inicio de un nuevo viaje en mi vida. Ustedes serán mis compañeros de viaje y espero que en este privilegiado trayecto podamos observar en nuestro alrededor un paisaje que mejora día a día teniendo a cada uno de nosotros como obreros al servicio de la patria y de su gente.

Usted y yo no somos tan diferentes; ambos soñamos con una Honduras de grandes riquezas equitativamente distribuidas en la ciudadanía, donde todas las personas puedan tener las mismas oportunidades que yo he tenido, un país de jóvenes que se atrevan a desafiar académica y profesionalmente a la vieja camada, donde al adulto mayor se le respeten sus derechos, donde los pueblos indígenas y tribales sean un orgullo cultural y donde las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres.

Amo mi país, amo su gente, su diversidad, su historia y su cultura. Nuestra nación ha vivido momentos abrumadores, hemos sufrido males arrolladores, pero sigo pensando que vale la pena luchar porque todos vivamos con un mayor sentido de igualdad y solidaridad. Hermanos y hermanas: acompáñenme en este viaje que estoy por emprender, demostremos a lo largo de este camino lo que podemos hacer como sociedad, que nuestra Honduras no es una causa perdida. La meta no está a la vuelta de la esquina pero estoy seguro, desde lo más profundo de mi ser, que podemos hacer de la política la herramienta para que la gente viva mejor.  Como dice mi querido y admirado Pepe Mujica “vivir mejor no es tener más, es ser más feliz”. ¡Bienvenidos!