Diez años exactos

Por: Segisfredo Infante

No dormí en toda aquella noche del 20 de julio del año 2007, monitoreando todos los programas que salían al aire desde las entrañas técnicas y humanas de la Televisión Educativa Nacional (TEN), en la frecuencia de Canal Diez. Era un espléndido domingo, y dos días más tarde, un martes 22 de julio para ser exacto, saldríamos al aire, por primera vez, con el programa “Economía y Cultura”, después de varios almuerzos, conversaciones y reuniones con Rodrigo Wong Arévalo y los demás integrantes del Consejo Editorial del nuevo proyecto en marcha. Habíamos experimentado, meses y semanas atrás, varias lluvias de ideas; unas aceptadas y otras desechadas en el camino. No sabemos si aquellas ideas eran buenas, malas o regulares. Nunca lo sabremos. El caso es que mi primer programa lo grabamos en la casa de Mario Felipe Martínez Castillo, con una sola cámara. Pero la conversación histórica con Mario Felipe era sabrosa, así que el despliegue “camarográfico” pasaba a un segundo plano. Desde entonces hemos estado todos los martes, con disciplina espartana, conversando en forma directa e indirecta con los múltiples invitados, y con la teleaudiencia nacional e internacional, con una sola interrupción de diez meses, en que por graves motivos de salud fui auxiliado por el joven amigo y poeta Rolando Kattan. Nunca olvido que en cada programa de “Economía y Cultura” el despegue era acompañado con la bellísima y penetrante música barroca del compositor Johann Sebastian Bach. (El inicio de la “Suite número uno en “G” mayor”). Por cierto que en algún momento invité a la Orquesta de Cámara de la UNAH, y una muchacha interpretó, con su viola o su violín, un fragmento de aquella partitura del insuperable Bach.

Aquel domingo 20 de julio es inolvidable. Todos los integrantes del Consejo Editorial de Canal Diez estábamos ahí. Me refiero al lanzamiento oficial de “TEN” en el Museo de la Identidad Nacional, en el viejo “Palacio de los Ministerios”, en el Barrio Abajo del centro histórico de Tegucigalpa. Acompañados por invitados de diversos segmentos sociales, económicos y gubernamentales del país. Y creo que por el cuerpo diplomático. En este punto se vuelve harto imperativo subrayar los nombres del Consejo Editorial heterogéneo: El periodista Rodrigo Wong Arévalo; el educador Pedro Saavedra; el locutor Nahum Valladares; el escritor Juan Ramón Martínez; el psiquiatra Américo Reyes; el físico teórico Armando Euceda; el periodista Francisco Mejía; la profesora Lea Azucena de Morales; el neurocientífico Marco Tulio Medina; y el escritor Segisfredo Infante. En el camino se agregaron “Rodriguito” Javier Wong Torres; el periodista Platero de San Pedro Sula; y el rector David Orlando Marín de la Universidad Pedagógica Nacional “Francisco Morazán”. Además hemos contado con el auxilio de un formidable equipo de productores, secretarias y camarógrafos. Como soy malo para recordar los nombres y apellidos, por eso apenas mencionaré, por ahora, los nombres de Oralia, Erick, Heidy y Eduardo Elvir, quienes casi siempre han estado cerca de nosotros.

Desde el arranque de los diversos programas televisivos durante el año 2007 (especialmente en la franja semanal de siete a ocho de la noche; aunque antes era entre ocho y nueve de la noche), hemos invitado a las más heterogéneas personalidades del mundo de la política, de la cultura, de la economía, de la medicina, de la educación y de otros renglones del saber humano. Como ahora, en estos últimos años, han aparecido especialistas en tergiversar o en negar la historia, conviene subrayar que en mi programa “Economía y Cultura” he contado con la presencia de invitados nacionales e internacionales de diversas tendencias ideológicas, económicas y políticas, y de distintas disciplinas del conocimiento; incluyendo la psiquiatría y la física de partículas. He tenido en el set televisivo a reconocidos representantes de la izquierda, del centro y de la derecha, de todos los partidos y facciones ideopolíticas. He contado, además, con la presencia de neoliberales confesos y de neopopulistas abiertos o enmascarados. Algunos de estos invitados después me atacaron con saña, abierta o subterráneamente, por no compartir sus puntos de vista en apariencia “novedosos”. Casi nunca me he dejado llevar (ni antes ni después de la crisis de los años 2008 y 2009) por los “cambios” o las “modas” de los representantes del “izquierdismo” y del “ultraderechismo”. O de los fingidores del supuesto “cambio”.

Por otro lado (y esto es lo más importante), hemos recibido elogios durante todas las semanas  de parte de un sinnúmero de ciudadanos. Incluso de personas humildísimas, que se identifican con nuestra forma sosegada de actuar, de escribir y de ver el mundo. Pero quizás los dos mejores piropos los he recibido del embajador Miguel Albero, quien expresó espontáneamente que “en España no existe un programa del nivel o calidad de Economía y Cultura”. El otro piropo provino del economista y politólogo alemán Dieter W. Benecke, quien dijo que él sí comprendía la íntima relación de “Economía y Cultura”. Aplausos sinceros, entonces, para estos diez años exactos de la programación de Canal Diez, y para los conocidos, colegas y amigos vinculados a este magno proyecto en marcha.