El coraje de un pueblo

Por Mario E. Fumero

Hemos visto con asombro la situación caótica que vive la hermana república de Venezuela, en donde todo un pueblo, en su mayoría jóvenes, se han lanzado a las calles para protestar y luchar contra una tiranía que ha anulado todos los poderes del Estado y los tiene sumidos en la escasez y pobreza, así como luchas contra planes de redactar una nueva Constitución que busca entronizar dentro de la nación una ideología absoluta, sin oposición, a costillas del hambre, miseria y represión. Venezuela vive una tormenta política como ninguna otra nación de América.

En mis años de vida he conocido a muchos tiranos y dictadores. En mi juventud viví  la tiranía de Batista en Cuba, contemplé la caída de la tiranía de Trujillo en Santo Domingo, de Somoza en Nicaragua, de Pinochet en Chile y la de Stroessner en  Paraguay, y en fin, en toda América Latina hubo en el pasado una negra historia de dictadores, pero lo que nunca habíamos visto fue la lucha de todo un pueblo contra ellos, como ocurre en Venezuela, y es que todo un pueblo se levanta con CORAJE para derrocar al dictador Maduro, y en una consulta popular no vinculante y bajo amenazas de represión, más de siete millones pidieron elecciones, y en el momento que escribo este artículo ya son más de cien los muertos por la represión.

No cabe duda que la injusticia produce la compulsión, y la corrupción socava las bases de la democracia. Es ahí cuando el pueblo se revela, como dijo Simón Bolívar, “cuando la tiranía se hace ley, la rebelión es un derecho”, y eso es lo que están viviendo los venezolanos.

¿Cuál sería la solución menos violenta para la crisis de Venezuela? ¿Tendrán que morir cien jóvenes más, para que Maduro ceda y  hayan elecciones democráticas, y retornen a una plena democracia?

Yo espero que todas las naciones democráticas del mundo se unan para rechazar las propuestas del dictador respecto de una Constituyente sin base en la democracia popular, y que todos los gobiernos hagan sentir que tal propuesta no tiene el apoyo internacional, y entonces, no le quedará más remedio que soltar el poder, para que el pueblo pueda, por medio del voto, restaurar su sistema democrático.

Espero que esta sea nuestra oración, y quiera Dios que la violencia termine, y la paz impere en esta bella nación.

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