Napoleón Mairena Tercero, periodista

Don Napoleón Mairena Tercero vive momentos difíciles en su vida. Estuvo siete meses ciego completamente, pero milagrosamente recuperó la visión. Antes, un incendio devoró su casa y todo cuanto había adentro incluyendo sus mejores recuerdos de más de 60 años en el periodismo. ¡Todo un tesoro! Y por sí fuera poco, la diabetes lo traiciona de vez en cuando. Con todo, no se da por vencido y desde Radio Universal, cuando la salud se lo permite, se coloca su traje de uno de los periodistas más experimentados e influyentes del país y orienta al oyente, como lo hizo en sus mejores momentos en Radio América, Radio Centro y HRN. Aquí comparte parte de su dilatada carrera profesional, política y familiar.

¿Cuál fue su primera noticia?
El crimen del esposo de mi primera novia. Resulta que el jefe me dijo que fuera a cubrir un muerto en los mercados y me llevé esa tremenda sorpresa.

¿Cómo llegó al periodismo?
Sin quererlo. Yo buscaba un compañero en el diario El Día, estudiábamos en el Instituto San Francisco en 1954, y el jefe de turno que era Juan Ramón Ardón pensaba que yo andaba buscando trabajo y me mandó a reportear sin mucho trámite. Ahí me quedé.

¿Qué otros medios habían en ese entonces?
A parte de El Día, estaba El Cronista y Diario Comercial en San Pedro Sula. Estaban también Radio América desde 1948 y HRN en los años 30, afín al régimen de Carías.

¿Cubrió la huelga obrera de 1954?
Fue el primer evento grande que me asignaron. Me fui a Tela durante el tiempo que duró.

¿Qué dirigentes conoció en ese entonces?
Ahí conocí a Carlos Casaña, hermano del diputado de Libre, Edgardo Casaña (Santa Bárbara). Era un dirigente comunista brutal. No me acuerdo de los otros porque la diabetes me provoca lagunas.

¿Conoció a Ramón Amaya Amador?
Yo lo conocí porque cuando laboraba en Radio Centro me llegó a buscar. En ese tiempo yo era el director de Radio Centro y ya era conocido porque yo ya había trabajado en Radio América y HRN.

¿De qué hablaron con el escritor?
Cuando entró me dijo que él se iba a quedar en Europa porque todos los dirigentes, incluyéndose él, dijo, habían cometido grandes errores

¿A qué se refería?
Dijo que mandaron a muchos jóvenes al matadero sabiendo que no podían ganar la lucha. Esto mismo me dijo Mario Sosa. Eran muchachos buenos, a unos los  perdieron, a otros los secuestraron, y ellos se sentían responsables. Rigoberto Padilla Rush me dijo lo mismo.

¿Leyó los libros de Amaya Amador?
Ramón Amaya Amador me dio casi todos sus libros, me gustó mucho Los Brujos de Ilamatepeque por su enfoque religioso.

¿Usted fue comunista?
Sí, estuve en México con la esposa del poeta Alfonso Guillén Zelaya. Conocí a otros grandes de la izquierda, pero no me gustó cuando me mandaron hacer un mandadito a Veracruz.

¿Qué mandadito?
Nadie sabe eso, ni mi familia, tenía 17 años y me fui al nomás de salir del Instituto San Francisco.

Ese colegio es famoso. Muchas firmas han pasado por ahí…
Sí, desgraciadamente en mi tiempo era manejado por un señor que asaltó sexualmente a varios alumnos. No era el director. Era un “hermano”, como dicen los franciscanos. Era un aberrado sexual. A varios muchachos los convirtió en homosexuales. El colegio estaba donde era Chinda Díaz, en el centro de la ciudad.

¿Dónde nació usted?
En San Juancito, en la aldea El Rosario, mi padre era José Rubén Mairena Maradiaga, familia del cardenal Rodríguez.

¿Pudo rescatar sus colecciones cuando se le quemó la casa?
Nada, perdí todo, hasta las cintas de las entrevistas que le hice a Óscar Flores Midence y que se las había prometido  regalárselas a Carlos Flores.

¿Sus padres querían que fuera periodista?
No. Yo hice seis meses de Medicina pero antes era muy caro y no había fondos para eso y me tuve que salir. Me gradué de Perito Mercantil y trabajé en Hacienda y Crédito Público de contador y después en el Banco Central de Honduras.

¿Por qué se retiró de las finanzas?
Porque cuando estaba en el Banco Central me pusieron de jefa una mujer que no sabía nada solo porque era la hija del ministro de turno.

¿Usted es “mecha” corta?
Es que en este caso, mi jefe en el BCH había muerto y por derecho me tocaba su puesto, pero pusieron a esa señora y a mí me mandaron de consuelo a Puerto Rico, a conocer cómo funcionaba el Impuesto Sobre la Renta. Nosotros montamos esa estructura pero renuncié.

¿Para dónde se fue al salir de ahí?
Me fui a trabajar a la imprenta “La República” con Colindres, ahí estuve de corrector de pruebas, mi primer contacto con los medios.

¿Cuándo llegó a HRN?
Primero llegué a Radio América. De ahí pasé a HRN en el Matutino que en ese momento era más social, pero yo le metí la noticia, a través de la radio nacional de Chile que se escuchaba aquí y yo capturaba el audio y metía las notas internacionales y puse corresponsales como Mario Bardales Meza en Comayagua, en Choluteca a Avilés y otros que ya no recuerdo.

¿Para dónde se fue de la “N”?
Sí. Manuel Villeda me llamó un día. Manuel era el encargado de la publicidad. Y me dijo que se quería independizar y me dijo que si me iba con él. Entonces se fundó Radio Centro.

¿A qué periodistas conocidos los trajo a la radio?
A “Yofo” Hernández lo llevé del Banco Central de Honduras, ahí trabajaba y a Andrés Torres cuando lo corrieron de La Prensa. En radio Centro tuve un equipo de miedo en ese momento. Estaba José Augusto Padilla, “Muñecón”. Fui el primer narrador de novelas de Centroamérica.

¿Fue “chafista”?
Estuve en el batallón y a lo largo de la carrera tuve relación con las Fuerzas Armadas. Hicimos trabajo de voceros en la guerra de 1969. Buscábamos un eslogan para motivar al hondureño. Yo acababa de leer un libro de Víctor Raúl Haya de la Torre sobre la guerra de El Chacho y decía en “Cada Peruano un soldado en cada soldado un héroe”, aquí solo le cambiaron el peruano y lo pegamos en todas las carreteras.

¿Alguna vez le propusieron ser ministro o algo por el estilo?
Cuando el golpe de Estado contra Villeda Morales, Ricardo Zúniga, me propuso como ministro de Gobernación. Le dije que no tenía las competencias porque no era abogado. Aún así él insistió, pero López Arellano se opuso.

¿Las primicias que recuerde?
La muerte del presidente Kennedy. Estaba en una reunión con políticos y militares y escuché que entre ellos comentaban que lo había matado, ahí mismo llamé a Radio Centro. En otra ocasión, me encontraba en una barbería y me dijeron que había muerto Villeda Morales en Estados Unidos. Nadie lo podía confirmar y doña Alejandrina me pegó una regañada. Al rato ya era noticia mundial.

¿Por qué se fue derrumbando Radio Centro?
La fueron abandonando poco a poco. Yo había conseguido un teletipo, luego fui a México y vi unas cabinas móviles, y se las sugerí a Manuel, quien las trajo, pero para HRN, porque dijo que era la radio que estaba jodida.

¿Viajó por el mundo?
Conozco el mundo. Es lo único que queda.

¿Con qué periodistas tuvo diferencias?
Con Herman Allan Padgett, pero nada sin importancia. Lo cierto es que en el gobierno de Flores me dieron la dirección de Radio Nacional de Honduras, gestionamos una donación de equipo con Japón, pero se quedó botada porque yo renuncié cuando me dijeron que la radio pasaría al Ministerio de Cultura, que estaba a cargo de Padgett.

¿Se identifica con un partido?
Siempre fui nacionalista. Todo mundo lo sabe. Con Zúniga nos tocó organizar el partido en los años setenta cuando estuvo a punto de desaparecer. Hoy nadie se acuerda de eso ni tampoco el partido me ha dado algo.

¿Trabajó en gobiernos liberales?
Con Suazo Córdova. Me nombró en Consuplanes, ahí conocí a Rebeca Santos, la que fue ministra de “Mel” Zelaya. Ahí estuve hasta que Azcona me cortó por chismes de un diputado.

¿Y después de ahí?
Regresé a la América. Me habló el doctor Andonie, me ofreció trabajo de reportero. En ese entonces, Rodrigo Wong Arévalo era el director y me dijo que fuera a cubrir el Congreso con Guillermo Castellanos Enamorado.

¿Se sentía cómodo como reportero, después de su trayectoria y director?
No tanto, aunque siempre me gustó reportear. Cuando corrieron a Rodrigo, el doctor me dijo que asumiera de director, pero ya había tenido la experiencia de esas madrugadas que me costó mi primer matrimonio. Al final, me dejó en libertad con los noticieros de las 3 de la tarde, 7 y 10 de la noche.

¿Le pagaron bien en el periodismo a lo largo de su carrera?
(Suelta una carcajada)

¿Le dolió dejar los medios?
No, porque lo hice por la familia, para evitar represalias. En verdad no los he dejado, tengo un noticiero en Radio Universal. Voy cuando la salud me lo permite.

¿Cómo mira al periodismo hondureño en la actualidad?
El periodismo no recupera los buenos salarios por eso  seguiremos teniendo gente, como la que vemos ahí.

¿Usted está de acuerdo que los periodistas se metan en  política?
Eso es personal. Lo malo es la división, es algo que siempre me cayó mal. En la cafetería Marbella en aquel entonces los colegas se enfrascaban en divisiones. Después de la guerra de 1969 hubo un sentimiento de unidad entre la familia hondureña, pero ahora veo que volvimos a lo mismo.

¿Y que los periodistas sean dueños de medios?
Es que los periodistas empresarios surgen según el gobierno que esté.

¿Usted hizo televisión?
Sí, fundamos el primer noticiero televisado en los sesenta con Acosta Mejía. Se llamaba Notiprensa o algo así. Después lo agarró Vicente Machado Valle. Ahí trabajan Paco Morales, Augusto Padilla, Mario Hernán Ramírez, Trino Murillo, Tomás Vindel y Magda Argentina Erazo.

¿Es miembro del Colegio de Periodistas de Honduras (CHP)?
Sí, soy el afiliado 101.

¿Pensionado del Instituto de Previsión del Periodista (IPP)?
Sí, pero son cosas que no vale la pena decir, usted sabe cómo son las pensiones del IPP.

¿Le dejó dinero el periodismo?
No, pero me permitió educar mis hijos.

¿Estudió Derecho?
Soy licenciado en Derecho, pero nunca litigué. Estudié Derecho después que me quitaron dos casas por falta de pago y que los jueces se vendieron. Uno de los jueces después llegó a ser presidente de la Corte Suprema.

¿De acuerdo con la reelección?
Sí, es que yo sostengo la tesis que la reelección esta contemplada desde el primer momento en la Constitución. El artículo 373 dice que se permite la reelección en los períodos subsiguientes. Eso quiere decir que el siguiente período si se puede reelegir. Hasta después del siguiente es que no se puede reelegir.

¿Es decir que los presidentes anteriores tuvieron esa oportunidad de reelección porque la Constitución hablaba del subsiguiente período?
Todos tuvieron esa oportunidad  porque así lo decía la Constitución en el 373 les daba derecho al subsiguiente período. No entiendo por qué fueron a una interpretación de la Corte, no había necesidad porque ya lo contemplaba la Constitución original.

¿La clase política de antes era diferente a la de ahora?
No, todos han sido irresponsables.

¿Lo persiguieron por sus ideas?
Sí, una vez nos secuestraron con Rubí, Arturo Sagastume, Alejandro Castro y Acosta Mejía. Nos llevaron allá por la Venta del Sur. Ahí nos dijeron que éramos enemigos del régimen y ellos de la Guardia Civil. Nos dijeron que corriéramos, yo sentía que nos mataban, se oyeron los disparos, pero eran balas de goma. Los jodidos se fueron muertos de risa y nos dejaron botados ahí en la noche.

¿Qué le falta al periodismo de hoy?
Los periodistas de ahora no leen. Desgraciadamente, el internet es bueno para unas cosas, pero mala para otras y  una de las cosas es que los periodistas perdieron el amor  a los libros. O dígame, ¿usted lee?

Claro, leo mucho.
Qué bueno. Mi papá nos ponía a leer desde pequeños un libro cada 15 días. Otra cosa es que los libros son caros.

¿Su mejor maestro?
Óscar Flores Midence. Fue mi maestro de castellano, buenísimo, solo que ponía la pistola en el escritorio y decía el pendejito que me haga bulla le pego un tiro. Si no tienen pisto para leer, ahí están las bibliotecas o si no yo les presto un libro, pero me lo devuelven.

¿Por qué salió la última vez de Radio América?
No me salí, me despidieron por escribir un par de editoriales para evitar la venta de Hondutel.