No compares MACCIH con CICIG

Por: Dr. Israel Romero Puerto
Juris Doctor (Jurista Internacional), PhD
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Desde que la Comisión Internacional contra la Corrupción e Impunidad en Guatemala (CICIG) de la ONU llegó a ese país, decenas de políticos y funcionarios públicos chapines han sido eliminados de la palestra pública y puestos en el único sitio perfecto para los corruptos: la cárcel. Hasta el expresidente Otto Pérez está pagando sus delitos en ese sitio. Ahora al actual presidente guatemalteco Jimmy Morales, la CICIG le ha descubierto sus ilícitos, ha pedido inicio de un antejuicio para deducirle responsabilidades.

Como todo corrupto en el poder, el presidente Morales emitió un decreto ejecutivo declarando persona non grata a Iván Velásquez, jefe de la CICIG, y ordenó su salida inmediata de Guatemala. Acto seguido, destituyó al canciller y al vicecanciller por considerarlos cómplices de la CICIG. Los involucrados presentaron un Recurso de Amparo ante la Corte Constitucional de Guatemala, máximo tribunal para asuntos políticos, por considerar la acción presidencial como violatoria de la Constitución de Guatemala.

La Corte considera que hay inconstitucionalidad, ordenando el cese de la ejecución, declarando la petición resuelta definitivamente.

En épocas antiguas, el rey emitía un edicto, mandaba un vocero a gritarlo en la plaza del pueblo antes de dejarlo pegado en un árbol. Esa era una ley que el que se atreviera a violarla pagaba con la muerte. En los tiempos modernos, el presidente no es gerente propietario único del país, y no puede hacer lo que le dé la gana. En algún país donde el presidente domina los tres poderes del Estado porque ha logrado ubicar incondicionales suyos como cabezas de ellos, esa práctica equivocada puede funcionar temporalmente, porque los dictadores, los caudillos, los abusadores no son bienvenidos, y caen cuando más fuertes y consolidados creen estar.

Al presidente de Guatemala se le acusa de haber recibido dinero ilegal para ganar las elecciones. Ahora que la CICIG lo descubrió, el presidente pretende eliminar esa Comisión Internacional para librarse de la justicia. Hay quien todavía cree en el adagio “muerto el perro se acaba la rabia”. El problema es que en este caso el perro es el señor presidente guatemalteco, portador del virus de la corrupción.

En cuanto salió a la luz pública el caso del presidente chapín, más de un hondureño comenzó a citar a Guatemala como ejemplo para eliminar y ajusticiar a funcionarios públicos corruptos. Recuerde que en Honduras, saquearon varios billones de lempiras del IHSS y los trasladaron a un partido político para elegir su candidato. Ese es un delito que permanece impune. Si en este país existiera una CICIH, como organismo de la ONU, no solo el electo, sino que otros funcionarios públicos estarían en la cárcel. Hay algunos a quienes hasta de asesinato se les ha señalado.

Cuando el gobierno americano comenzó a pedir una CICIH para Honduras, y una CICIES para El Salvador, los hondureños -que son de los más inteligentes en el área- salieron con una MACCIH, dependiente de la OEA, y en cuyas atribuciones puede escarbar bajo el escritorio de cualquier funcionario público, a excepción del Presidente de la República y sus seguidores, del presidente del Congreso Nacional y sus seguidores, y del presidente de la Corte Suprema de Justicia y sus seguidores. Es decir, por decreto del CN para su creación, la MACCIH está en Honduras para avalar la corrupción y la impunidad, y no para combatirla.

En diciembre 17 del 2014, el Congreso Americano aprobó 750 millones de dólares para apoyar el Plan para la Prosperidad del Triángulo Norte -Honduras, El Salvador y Guatemala- con una serie de requisitos. Uno de ellos es la adopción de una Comisión Internacional contra la Corrupción e Impunidad. Claramente esa ley habla de una CICIH -comisión de la ONU-. El gobierno hondureño por ser muy inteligente, salió con una misión de la OEA, la MACCIH, burlando el propósito de los gringos, y violando el requisito del decreto americano.

El pueblo de Guatemala sabe lo que quiere, y se ha manifestado en las calles, pidiendo la destitución del presidente, a la vez que da su apoyo a la CICIG.

Si en Venezuela existiera un CICIV, el pueblo de ese país tuviera acceso no solo a papel higiénico, sino que a toda clase de alimentos, ropa, medicinas, repuestos para vehículos, y a cualquiera otra comodidad de la vida moderna. La realidad es que en Venezuela no hay nada en los supermercados, ni en ningún establecimiento comercial. El ridículo del gobierno venezolano es que vende petróleo y compra gasolina. Pero su retórica de demagogia sigue siendo en apoyo de la corrupción y la impunidad.

La CICIG en Guatemala está combatiendo la corrupción y la impunidad. La MACCIH en Honduras, por el contrario, está avalando la corrupción y la impunidad. La prueba inequívoca es que hasta los más pobres, como los lustrabotas y los lavacarros, pagan extorsión y viven bajo el ojo vigilante de los extorsionadores, y que todos los días siguen matando motoristas de buses cuando los propietarios se niegan a pagar extorsión. Los encostalados siguen apareciendo en las cunetas de las calles de pueblos y ciudades.

Nosotros opinamos que es erróneo comparar la MACCIH con la CICIG, y que el presidente de Guatemala debiera renunciar al cargo. Su vecino, por vergüenza, debiera renunciar a la reelección, porque eso de que “el pueblo me lo pide” es demagogia barata.