El estado de nuestra economía

Por: Héctor Paz Lázarus
Consultor y catedrático universitario

Cuando se analiza una economía, hay que observar el comportamiento de variables claves, incluyendo el Producto Interno Bruto (PIB), que mide el nivel de actividad económica de un país para generar riqueza, el empleo, los ingresos de los hogares y aspectos fiscales, incluyendo la deuda pública, entre otros.   Además, deben plantearse estrategias ejecutables para promover un crecimiento económico lo suficientemente potente para mejorar la calidad de vida de la población.  En la coyuntura actual, la mejor opción es el ingeniero Luis Zelaya, que ha presentado apropiadamente el Plan de Gobierno del Partido Liberal 2018-2022.

Primero, la economía de Honduras ha mostrado un repunte durante el 2017.  No obstante, el crecimiento económico sigue concentrado sectorialmente. El Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) creció 4.8% a junio, contra 3.6% en 2016 (BCH).  Los sectores que inyectaron dinamismo a la economía fueron la banca, la agricultura, la silvicultura, la pesca, la minería, los alimentos, bebidas y tabaco, la producción de madera, la construcción y el almacenamiento.  Los sectores menos dinámicos fueron la avicultura, la ganadería, varias industrias, las telecomunicaciones, la generación de energía, el turismo, el comercio y el transporte terrestre. La generación de agua y los servicios de salud y educación decrecieron.

El escaso crecimiento del transporte terrestre (1.9%) refleja que varias de las carreteras que se están impulsando mediante las Alianzas Público-Privado (APP), altamente cuestionables, podrían no tener la rentabilidad esperada, teniendo que asumir el gobierno compromisos financieros que aumentarían la deuda contingente y la deuda pública en general.

Al examinar el IMAE, se refleja que 9 de los 30 sectores que evalúa, o sea, 30% de ellos, crecieron por arriba de 4.8%, mientras que 21 sectores, o sea, 70%, tuvieron un desempeño moderado, lento o decrecieron.  En cuanto a la demanda, las exportaciones, las inversiones en el marco de las APP y el consumo privado, alentado por el influjo de las remesas familiares, estimularon la economía.  En el caso de las exportaciones, las mismas aumentaron US$440 millones, equivalente a un crecimiento de 21%.  De dicho total, el café, producto estrella, dio cuentas del 78% de dicha variación (BCH).

Segundo, la tasa de desempleo abierto en Honduras es de 7.4% de la Población Económicamente Activa, tasa que asciende a 10.7% para mujeres. El 70% de los desempleados corresponde a jóvenes de 19 a 29 años (INE, 2016).  Más grave es el subempleo, cuya actividad no es tomada en cuenta por los indicadores del sector formal.  Los datos del INE revelan que los subempleados que trabajan menos tiempo del que desean suman 421 mil, mientras que 1.6 millones reciben ingresos indignos.

Tercero, a los hondureños lo que nos inquieta es lo que queda en nuestro bolsillo.  Al restar el factor demográfico (1.6%), el crecimiento per cápita creció 3.2%.  Los precios de los bienes y servicios crecieron 3.7% a junio, superior en 48% a la tasa registrada un año antes. La mayoría de la población está perdiendo poder adquisitivo.  La situación es compleja, pues 61% de los hogares se encuentran en pobreza.   La escasez se manifiesta en que el ingreso por persona de los hogares es de solamente L. 3,103 mensuales, contra un costo de la canasta básica por persona de L. 3,298 en áreas urbanas (INE, 2016).

Cuarto, en términos monetarios, el aumento del PIB al I trimestre de 2017 fue de US$384 millones, mientras que la deuda pública aumentó US$571 millones (SEFIN).  Ya debemos lo que hemos producido durante este año.  Otro tema relevante son las exoneraciones fiscales, que privilegian a pocos sectores, y suman 7% del PIB, (BID).  Ello significa L. 34,400 millones al año, lo que duplica el Programa de Inversión Pública aprobado para el 2017. El gobierno central invierte solamente L. 1.00 de cada L. 5.00 que gasta.  A junio, los ingresos y gastos corrientes crecieron alrededor de 7%.  Los sueldos y salarios aumentaron 9.5%, lo que no refleja austeridad. Los gastos de capital, que incluyen inversión y transferencias, crecieron 11%, pero la inversión aumentó apenas 1.7% (SEFIN).

Para forjar una economía robusta, que se traduzca en un mejoramiento generalizado del bienestar de la población, el Partido Liberal, que lidera el ingeniero Luis Zelaya, ha presentado su Plan de Gobierno 2018-2022.  Inicia con corregir prioritariamente la inseguridad jurídica, creando un sistema legal despolitizado y eficaz, capaz de resolver los litigios y casos, incluyendo los de corrupción, con rapidez y transparencia, así como que vele por el respeto de los derechos de propiedad y los contratos.

Destaca la promoción de la seguridad humana de nuestra gente, incluyendo educación, capacitación, vivienda, salud y nutrición de calidad.  Propone acelerar las innovaciones tecnológicas, simplificar los trámites para las personas y empresas por medio del gobierno electrónico, impulsar el ahorro y la inversión productiva, incluyendo los parques agroindustriales, desarrollar nuevas figuras de asistencia técnica y financiera para la MIPYME y emprendedores y renovar la infraestructura económica con modalidades de inversión transparentes y éticas. Se plantea una política fiscal incluyente, equitativa, austera y que estimule el desarrollo socioeconómico de las mayorías, incluyendo la eliminación del 1.5% sobre el volumen de ventas, así como revisar la estructura tributaria para revertir su regresividad y evaluar las exoneraciones fiscales.

En fin, ante las posiciones populistas de la derecha e izquierda que observamos en la contienda electoral, el liberalismo social, con una voz moderada, es la mejor opción hoy para encarar los colosales desafíos de Honduras.