NIÑOS “TUTORES”

EN los medios de comunicación masiva habitual de nuestro país, se ha dado a conocer un proyecto privado en que los niños más inteligentes de las escuelas de educación primaria, sin importar para nada su extracción humilde, son convertidos en “tutores” para que auxilien en las tareas y problemas difíciles a otros compañeritos. La idea es excelente de entrada, pues a la vez que promueve a los alumnos sobresalientes que por regla general han sido ignorados en las instituciones públicas y privadas, incentiva y refuerza el empeño de los demás estudiantes que por diferentes razones, incluyendo las alimentarias, se encuentran con toda clase de obstáculos cognoscitivos al momento de enfrentarse al cuaderno, al pizarrón, a los libros y a los mismos profesores, algunos de los cuales han encontrado, en las últimas décadas, la solución de todas sus deficiencias intelectivas y académicas, recargando a los pobres estudiantes con volcanes de tareas para que las resuelvan en el aula, o en sus casas por las noches, a sabiendas que son la mayoría de los padres de las familias pobres quienes asumirán dichos trabajos, a pesar de sus limitaciones en casi todos los terrenos del conocimiento, empezando por la lectura. No digamos por la capacidad interpretativa.

De tal suerte que los niños de ambos sexos terminan sus cursos y sus grados con pobrísimos conocimientos de matemáticas, español y cultura general. Otro tanto ocurre en los colegios de secundaria y quizás en algunas universidades, en que los egresados ni siquiera saben redactar un párrafo de cinco renglones. Ni tampoco han leído libros físicos porque el dilema se resuelve por la vía de las fotocopias de ciertas páginas en que nadie sabe cuál es el título del texto; ni mucho menos el autor del mismo. Otros acuden a los sitios de internet, en donde “chepean” las tareas, muchas veces con informaciones inconsistentes, al extremo que ciertos personajes han “bajado” sus tesis y monografías de los sitios tecnológicos antes aludidos, con el agravante que a veces ni siquiera son revisadas por sus profesores. También se han dado los tristes casos de algunos que copian sus ensayos de internet, o plagian los párrafos de algunos libros, para ni siquiera citar las fuentes, y los publican como si fueran suyos. Decimos todo esto porque la problemática tiene que ver con todo el “sistema educativo nacional”, con la salvedad de algunos excelentes profesores aislados.

Así que el proyecto de los niños “tutores” es plausible desde todo punto de vista, siempre y cuando se hagan las aclaraciones anteriores, con el propósito de que las nuevas generaciones de hondureños eviten en todo lo posible los ripios y resabios que padecemos desde hace varios decenios. El proyecto es una forma de sacar del estancamiento educativo, táctico y estratégico, a los dueños y señores del mañana, que ahora mismo son niños y adolescentes, pero que dadas sus inteligencias sobresalientes, naturales y cultivadas, están en capacidad real de potenciarse ellos mismos y de repotenciar las posibilidades de sus amiguitos y compañeros. Se trata, pues, del auxilio espiritual académico, individual y colectivo, sin las consabidas mezquindades que se han practicado en otros tiempos. Incluso en la actualidad, en que diferentes áreas del conocimiento parecieran “feudos” egoístas en que nadie, de una ciencia cualquiera, desearía que los demás, de otras disciplinas, incursionaran en sus mezquinos y escarpados territorios, olvidando el concepto de la interdisciplinariedad.

Este proyecto debiera llevarse, de algún extraño modo, al mundo extra-académico, es decir, a la educación informal, porque en las oficinas, en las cafeterías, en los bares, en los talleres, en los taxis y en las calles, muchos adultos parecieran necesitar con urgencia de unos niños “tutores” que les corrijan en sus vaguedades y disparates conceptuales.