Más de 40 mil niños atendidos por Casa Alianza desde su fundación

Casa Alianza de Honduras fue fundada el 29 de septiembre de 1987 y en sus 30 años de existencia ha atendido alrededor de 40 mil niños y niñas, que luego con su esfuerzo han logrado estudiar, asistir a la Universidad e incorporarse al mercado laboral.

En las celebraciones de sus 30 años que se celebró el jueves anterior en Tegucigalpa, asistió una delegación de la Casa Matriz de esta organización humanitaria, con sede en Washington, D.C, presidida por Kevin Ryan, presidente de Casa Alianza.

Además de contar con la presencia del director de Casa Alianza de Honduras, José Guadalupe Ruelas, Adolfo Pineda, director de la Junta directiva de Casa Alianza nacional.

Alrededor del 45 por ciento de la población hondureña, está compuesta por niños y niñas menores de 18 años, precisa un estudio divulgado en las celebraciones del XXX Aniversario de Casa Alianza, apoyado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

«El contenido del mismo, es responsabilidad de Casa Alianza Honduras y no necesariamente refleja el punto de vista de la USAID o del gobierno de los Estados Unidos», se precisó.

«Pese a que el Estado hondureño ha dado pasos importantes en cuanto a consagrar en la legislación nacional la protección de los derechos de la niñez, aún quedan temas pendientes en la agenda, principalmente en lo que tiene que ver con la implementación de políticas públicas sociales, orientadas a su desarrollo integral».

Para hacer el estudio se levantaron encuestas con niños, niñas, jóvenes menores de 22 años, donde viven, en los barrios y colonias denominadas marginadas, en donde el entorno es la ley del más fuerte, como premisa para poder sobrevivir, explica el estudio divulgado.

Señala que la situación implica diferentes estrategias de sobrevivencia que conllevan forzosamente a aplicar modelos de violencia, aunque ellos no sean precisamente violentos.

De acuerdo a sus testimonios de los menores, en las zonas donde viven predomina el consumo de alcohol, drogas, violencia generalizada y normalizada, problemas de asaltos, cobros de extorsión, violencia doméstica, secuestros, asesinatos, entre otros.

«Los hallazgos del estudio realizado, revelan que el núcleo familiar y comunal están marcados por condiciones adversas, generadas por el debilitamiento del tejido social, entre los que afloran diversos tipos de crisis, como la económica y la inseguridad ciudadana.

Por ello los delitos en los que más frecuente participan estos niños, niñas u jóvenes son en el robo, portación ilegal de armas, tráfico de drogas, violación, sicariato y la extorsión.

«Son delitos en que recientemente se ha involucrado la niñez y juventud de Tegucigalpa», revela el informe.

Indicando que las formas en que la niñez opera en los grupos delictivos, dependen de los mandatos que reciben de las organizaciones delictivas, que pueden ser desde informantes, banderas o vigías, traslado y comercialización de drogas, traslado de armas y dinero, así como sicarios y cobradores de las extorsiones.

El método que utilizan las organizaciones delictivas para lograr la incorporación de los niños y jóvenes es la «intimidación» a través de las amenazas contra ellos o sus familias, lo cual les genera miedo.

También los seducen con la oferta de ganar dinero, protección, diversión, placer, sexo y consumo de drogas y se advierte que al ingresar a dichos grupos se adopta su sistema de valores y códigos.

«Una de las principales razones que señalan los niños y niñas para ingresar a los grupos criminales es la desintegración familiar, la poca comunicación que existe entre ellos y hace que busquen en las calles, la compresión y el amor del que carecen.

Otra razón la necesidad de suplir las carencias económicas que sufren a raíz de la condición de empobrecimiento y exclusión social en la que viven».

«Los barrios y colonias conflictivas de Tegucigalpa y Comayagüela son por lo general, los mismos que se han catalogado como marginales, donde viven en su mayoría las familias que han sido excluidas social y económicamente».

«El acceso a oportunidades de educación, es otro indicador prevaleciente en estas zonas, donde los niños y niñas han asistido a la escuela, y es un porcentaje mínimo, quienes finalizan sus estudios de educación básica, ya que los jóvenes prefieren trabajar para ayudar a la economía familiar en lugar de estudiar».