Pineda Portillo y la identidad santabarbarense

Por: Rolando Sierra Fonseca

El Dr. Noe Pineda Portillo hoy día es una conocida figura de la intelectualidad hondureña y centroamericana dada su trayectoria como educador, investigador y escritor. Así como por su trayectoria como presidente de la academia Hondureña de Geografía e Historia, el Colegio Hondureño de Economistas, del Instituto Morazánico y de varias agrupaciones magisteriales del país y del extranjero. Por su destacada labor como presidente del Instituto Panamericano de Geografía e Historia (IPGH) le otorgó un reconocimiento y medalla de honor. El reconocimiento se acordó entregar en asamblea general de los países miembros del IPGH, realizada en Montevideo, Uruguay en 2013.

Al analizar su trayectoria de vida se observa un proceso continuo por forjar una identidad propia en un quehacer como educador y académico por lo que probablemente, tanto dentro y fuera de Honduras, se reconozca en el Dr. Pineda Portillo como un referente de las ciencias sociales en el país.

Un referente, porque la obra escrita de Pineda Portillo, ha sido y en muchos casos es referente en el campo de la sociología, la geografía, la historia y la economía. No puede ser de otra forma, porque en la formación de su identidad profesional se caracteriza por haberse especializado en los diferentes campos y disciplinas de las ciencias sociales: primero como profesor de educación media en la antigua Escuela Superior del Profesorado de Tegucigalpa, posteriormente en la UNAH en el campo del derecho y, para luego realizar estudios de maestría en sociología en la Universidad Río de Piedras de Puerto Rico y para cerrar su ciclo de formación universitaria con los estudios de maestría y doctorado en geografía en la Universidad Autónoma de México. No obstante, este era un ciclo, que no había concluido, ya que recientemente ha tenido el título de Máster en Derecho Internacional Público, Comercio Exterior y Relaciones Internacionales en el ISDE, junto a otros profesionales de Europa y América.

Dado este intenso proceso educativo, no es el acaso que el Dr. Pineda Portillo se caracterice también por ser un académico productivo en cada una de las especializaciones aéreas que se ha formado. Como sociólogo ha escrito el libro Nociones de Sociología (1967), un texto pedagógico y actualizado en las teorías sociológicas de su momento que para muchos ha sido el primer libro en el estudio de este campó del saber; en el campo de la geografía sus obras siguen siendo referentes como es su libro Geografía de Honduras, que ya va por su cuarta edición, escrito bajo una visión moderna de la geografía y que permite conocer Honduras en sus recursos, relieve y sobre todo en sus características geográficas desarrolladas, como geógrafo, se ha hecho cargo del estudio de esta disciplina en el país por medio de sus libros Historia de la cartografía Hondureña (1998), en el que estudia las diferentes representaciones del territorio hondureño en los mapas y sus principales cartógrafos, que lo complementa con su valioso libro Investigadores de la Geografía de Honduras (2003), en el que presente el elenco de los principales exponentes nacionales y extranjeros que ha buscado dar cuenta de las características del territorio hondureño, a la vez que en esta obra se encuentra la principal antología de los estudios geográficos de Honduras.

Asimismo, Pineda Portillo ha estudiado los procesos de institucionalización de los estudios geográficos en Honduras y Centroamérica con sus trabajos Instituto Geográfico Nacional. Trayectoria de su cincuentenario (1997).

Pero la obra de Pineda Portillo no estaría completa, dada su identidad de educador, sin sus textos básicos para la enseñanza de la sociología, la geografía y la evaluación educativa. Porque, su vocación de investigar social está acompañada a la del pedagogo. Ha sido el maestro que no se ha limitado a solo enseñar reproduciendo otros textos educativos, sino produciendo sus propias herramientas pedagógicas como manuales educativos y especialmente de investigación. De hecho Pineda Portillo, ha sido uno de los pocos hondureños en publicar el Manual de Investigación Socioeconómica (1995); el cual pone el acento sobre las íes con respecto al asunto de la investigación especializada, al apuntar de manera categórica las diferencias entre los tipos de investigación y la influencia del sentido común y la cultura popular en esta.

Pero, al combinar su formación de economista y geógrafo se encuentra su interés y especialización en los estudios regionales y el territorio como puede apreciarse en sus libros: Desarrollo de las Capitales en Centroamérica (1996), El Municipio y el desarrollo Regional de Honduras (2000); Caracterología Regional del hondureños (2001) y Desarrollo económica y social de Honduras (2010), siendo estudios que van más allá del diagnóstico al presentar una serie de propuestas para el desarrollo regional y nacional de Honduras.

En toda la obra de Pineda Portillo se refleja una preocupación por el conocimiento de la geografía de Honduras, pero en una clara perspectiva por fortalecer la identidad regional y nacional para desde las identidades regionales y territoriales con sus recursos naturales, físicos, culturales y humanos construir una visión compartida del desarrollo nacional.

El Dr. Pineda ya en su ensayo titulado Caracterología Regional del Hondureño, publicado en el año 2001, consideraba que la región occidental del país conformada por los departamentos de Ocotepeque, Copán, Lempira, Intibucá y Santa Bárbara a pesar de ser catalogada como “región deprimida”, su “trasfondo histórico cultural es muy rico, como ninguna región del país”, por su patrimonio arqueológico, histórico, cultural y que cuenta con ciudades con potencial de desarrollo del país (p.13) con una clara identidad regional.

De esto se trata su libro que presentamos Santa Bárbara (Patepluma) (2017) en la cual el autor se hace cargo con más profundidad de su región e identidad al elaborar una de las monografías más completas, hasta ahora, escritas de este departamento noroccidental de Honduras.

Es una monografía completa porque aborda y analiza con sistematicidad lo que hasta ahora se ha escrito sobre este departamento. En ese sentido, es producto de un trabajo de investigación documental que da cuenta de la información recabada, que el autor lo presenta como un trabajo a la vez es expositivo, también, argumentativo sobre el territorio de Santa Bárbara.

En un estudio preparado por CEPAL, se describen cuatro componentes del concepto de territorio, los cuales, por su fondo, merece la pena transcribirlos, de manera textual, a continuación. Estos son:

a) El posicionamiento atañe a la ubicación de cada ámbito y su proximidad física a otros espacios y a ciertos hitos geográficos (como la costa, grandes ríos y valles fértiles, entre otros). Esta ubicación genera oportunidades y también riesgos (por ejemplo, por cercanía o directamente por localización en zonas de alta exposición a desastres naturales), los que constituyen atributos consustanciales a su definición integral.

b) La conectividad ha estado históricamente vinculada al posicionamiento; sin embargo, esta relación se ha debilitado con el progreso tecnológico, por cuanto la conectividad depende de la acción humana y de las vías de comunicación (ahora también las virtuales) que enlazan un territorio concreto con el resto.

c) La artificialidad corresponde a toda la infraestructura de origen humano que alberga y que es clave para su capacidad productiva.

d) La identidad territorial remite a una visión compartida del espacio en cuestión y su futuro por parte de la población que reside allí (CEPAL, 2012:17-18).

Para Alejandro Schejtman y Julio Berdegué, definen “El territorio como construcción social (…) supone concebir al territorio no como un espacio físico “objetivamente existente”, sino como un conjunto de relaciones sociales que dan origen y a la vez expresan una identidad y un sentido de propósitos compartidos por múltiples agentes públicos y privados (aunque dicha construcción implique transitar por procesos de conflicto y negociación). Dicha identidad proporciona sentido y contenido a un proyecto de desarrollo en un espacio determinado, a partir de la convergencia de intereses y voluntades” (Schejtman y Berdegué, 2004) (Véase Mora Alfaro, 2013: 105-106-107).

Desde esta perspectiva de la territorialidad el Dr. Pineda parte describiendo y analizando en esta monografía sobre Santa Bárbara  identificando el posicionamiento y conectividad del territorio. Para luego en el capítulo II y III establecer los antecedentes históricos desde los primeros orígenes, mayas y lencas cares; los asentamientos importantes de Tencoa y Naco durante el proceso de conquista y colonización española, con particular énfasis en el significativo motín indígena de Mocholoa hacia inicios del siglo XVIII motivados por el pago de tributos, movimiento que fue analizado por el historiador guatemalteco, Severo Martínez Peláez.

No obstante, para Pineda Portillo el proceso de conquista y colonización en este departamento produjo un proceso de mestizaje… “se debe en gran parte a la afluencia de población española, porque adentrada la colonización en el siglo XVIII empezaron a venir matrimonios españoles a la región, sobre todo a los dos asentamientos importantes como fueron Tencoa y Naco…la población indígena pronto fue siendo absorbida en la misceginación con los españoles y allí sale el mestizo producto del blanco español e indígena”. (p.85)

En el capítulo III describe la destrucción de Tencoa y el aparecimiento de Santa Bárbara hacia finales del siglo XVIII, para luego establecer el paso del Estado Colonial al Estado Republicano y su significado en la identidad política del departamento. Durante el siglo XIX se centra en el paso de la figura del sacerdote español Manuel Subirana por este departamento. Subirana representa una de las figuras más sobresalientes de la tradición y del imaginario religioso y cultural hondureño, de tal forma que este es un personaje que se superpone y por ello se puede hablar de un Subirana histórico y de un Subirana del imaginario o de la tradición. Manuel Subirana, nació en la ciudad de Manresa, España en 1807, se ordenó sacerdote en 1834. En 1850 viajó a Cuba acompañando a San Antonio María Claret, el 8 de julio de 1857 pasó a misionar a Centroamérica fijando su residencia en Honduras en donde trabajó entre los indígenas, muriendo el 27 de noviembre de 1864. Así el Dr. Pineda retoma la tradición oral que existe sobre este personaje en Santa Bárbara. Así mismo estudia el caso de los hermanos Cipriano y Doroteo Cano como fieles seguidores de Morazán, que fueron asesinados en la plazoleta del municipio de Ilama el 4 de abril de 1843, reflejando con ello, por un lado, la fuerza de la superstición y por otro la fuerza del imaginario morazánico.

Desde el análisis de la geografía e historia, el autor concluye la historia de este departamento estableciendo los elementos principales por qué los habitantes son conocidos como “pata de plumas” o “patepluma” ya sea porque evitaron participar en las guerras civiles de la primeras décadas del siglo XX y huían rápidamente a las montañas cuando estas ocurrían o por lo pacifistas de sus habitantes. Para luego presentarlas y los pateplumas que han destacado a lo largo de la historia en diferentes planos de la vida social, política, literaria y académica como los presidentes y jefes de Estado, Ponciano Leiva, Luis Bográn, Francisco Bográn y Miguel Paz Barahona y como vicepresidentes o designadas y designados presidenciales destaca a Guadalupe Jerezano, Gladys Aida Caballero Mejía Arévalo, Juan de la Cruz Avelar, Plutarco Muñoz Pineda, Francisco Salomón Jiménez Castro; Efraín Bu Girón, Carlos Orbin Montoya, Donaldo Reyes Avelar entre otros. De la vida intelectual, literaria y artística a José María Tobías Rosa, Jesús Aguilar Paz, Celso Reyes, Rafael Bardales Bueso, Perfecto H. Bobadilla, Guillermo Castellanos Enamorado; Rafael Leiva Vivas, Benigno Gómez entre otros.

Así en el capítulo IV desde una perspectiva geográfica presenta la población, migraciones, las ciudades y subregiones que conforma este territorio, enfatizando en las desigualdades en la distribución de la población entre los departamentos y los flujos migratorios históricos de los municipios.
En un V capítulo presenta la estructura y vida económica del departamento de Santa Bárbara, haciendo énfasis en la agricultura en la importancia del café, la pimienta gorda y el junco como productos generador de riqueza económica y de identidad regional. Así como la actividad ganadera. Para enseguida estudiar la artificialidad del territorio de este departamento, la infraestructura, arquitectura y comunicaciones.

Cierra esta monografía con el último componente de un territorio como es la identidad y cultura con el capítulo VI titulado Diversidad cultural. De este modo el Dr. Pineda no apella a una identidad esencialista de las y los santabarbarenses. Para el existe una diversidad histórica, de costumbres, de alimentación, de formas de hablar y de tradiciones en el territorio pero a la vez existe una identidad común. Como se observa en el informe sobre desarrollo humano de Honduras del año 2003 al analizar las representaciones de una cultura común en las percepciones de los hondureños y hondureñas si bien no existe referencia a una identidad nacional la mayoría de las y los hondureños se identifican con sus regiones, departamentos y municipios.

Lo propio de este nuevo libro del Dr. Pineda no solo es que existe un acercamiento al departamento y territorio de Santa Bárbara sino que presenta una metodología y nueva forma de hacer las necesarias monografías departamentales y municipales de Honduras.