De la política y los políticos

Por: Jaime Martínez Guzmán

1. La venada careta
En mi pueblo, cuando a una persona no le resultan las cosas como,  mal intencionadamente, las había maquinado,  se dice que “le ha salido la venada careta”.  Así les ha ocurrido a los políticos de la izquierda nacional que estuvieron detrás de los encapuchados pertenecientes al denominado Movimiento Estudiantil Universitario (MEU) que planificaron el asalto a la UNAH y paralelo a ello pensaron  contravenir el proceso eleccionario de noviembre, convencidos que en él no tienen opción de triunfo. Los del MEU y sus manejadores, incluso catedráticos instigadores, lo que lograron fue la suspensión de varios períodos académicos, en detrimento de miles de estudiantes con retrasos en sus estudios  y  padres de familia afectados  en su economía. Se han ganado también el repudio del pueblo hondureño.

2. Visita de candidatos  a la capital “imperial”
El ingeniero Salvador Nasralla de la Alianza opositora y el ingeniero Luis Zelaya del Partido Liberal, realizaron visitas a la ciudad de Washington para entrevistarse con funcionarios gubernamentales y de ONGs, con el objeto, de quejarse, como niños de escuela a su maestro, sobre supuestas irregularidades en el proceso electoral, quejas que huelen como a una cura en salud, bajo la convicción de que perderán en las próximas  elecciones.

El candidato Nasralla, viajó, no sabemos si con el consentimiento de los “antiimperialistas” sus aliados de LIBRE. A su regreso informó haberse entrevistado con importantes funcionarios de USA, quienes no permitieron las fotos de evidencia. Seguramente expuso, sobre lo que aquí en Honduras repite y repite,  de un supuesto gran fraude,  de lo cual no aporta ni la más mínima evidencia.

El candidato Zelaya publicó fotos con el Secretario General de la OEA y funcionarios del Departamento de Estado de USA. Sus quejas posiblemente se refirieron a las supuestas irregularidades del Censo Electoral  y sobre la supuesta parcialidad de la empresa de transmisión de datos. Sobre esta, el Tribunal Supremo Electoral ha informado que será otra empresa la que realizará esa actividad. Por supuestos traslados ilegales, el Partido Liberal no ha querido recibir el Censo Electoral. Sus directivos han informado, repetidamente, que  presentarán una impugnación al mismo, la que tendrán que sustentar con evidencias que, si existieran,  las encontrarían en el censo que no quieren recibir.

Nos parece que las quejas sobre este proceso y las acusaciones contra el partido gobernante, sobre un imaginario fraude son inconsecuentes. Queriendo afectar al nacionalismo, afectan al proceso, al país y  a su institucionalidad. Es una forma de martirizarse. Una estrategia política para conseguir los votantes independientes que, a veces, votan por los más débiles.

3. “Estrategias” políticas
Arrecia la campaña electoral a medida que se acerca el 26 de noviembre. El candidato Nasralla no se sale de su esquema insultante y denigrante contra el Partido Nacional y su candidato, el Presidente Hernández,  esperando que este se rebaje en  sus dimes y diretes. También ha afirmado que los liberales son financiados por el Partido Nacional. Sin embargo, se ha publicado un documento en que liberales y libertarios se unifican para velar por la transparencia del proceso electoral y para defender el voto, lo que es normal y que todos los partidos deben hacer. Lo extraño es que el documento manifiesta que no reconocerán los resultados electorales, donde se percibe su convicción  de que no ganarán las elecciones. Contradictorio aquel que  afirma que ganará y que al tiempo diga que no reconocerá los resultados.

Contra el supuesto fraude el expresidente Zelaya ha manifestado que están organizando “brigadas” especiales. Se percibe serán grupos de choque para intimidar a los votantes y reaccionar violentamente al confirmar su fracaso electoral. No se sabe si los liberales se incorporarán a estas “brigadas”. Si así fuera, estarán cometiendo  un grave error. Estarán  siendo  absorbidos y nuevamente divididos por la izquierda. Perdiendo la visión de un mejor futuro, que poco a poco y consistentemente han venido logrando.

Algunos liberales han manifestado que su candidato, al parecer está rectificando su intransigencia, superando su aferrado legalismo y  así  seguir el lema tradicional del liberalismo: “Sumar, unir y vencer”. El ingeniero Zelaya ha expresado que los pobres no le piden nada y que los ricos le piden mucho. Últimamente, quizás  como estrategia publicitaria, aconsejado, de hecho, por la línea dura y aliancista de su dirigencia, la ha emprendido fuertemente contra el candidato nacionalista, creyendo, equivocadamente, que así levantará perfil.

El candidato nacionalista, abogado Hernández,  tampoco  contesta a los liberales, manifiesta que para pelear se ocupan dos y él no es uno de ellos. De hecho, sabe que en su nuevo gobierno, el liberalismo será una oposición consecuente, como lo ha sido el nacionalismo con ellos, cuando se trata de apoyar las causas justas, en beneficio de Honduras.  Al contrario de los libertarios y resistentes, que siempre están contra todo, como dicen en mi pueblo “a favor de los que están en contra y en contra de los que están a favor”, la campaña del Presidente Hernández se lleva a cabo inteligentemente, con la ventaja de que informa de las singulares ejecutorias de su gobierno, de su continuidad y de innovadoras y factibles propuestas, las que tienen como eje transversal la  generación de empleo y como lema: “El cambio ya empezó y debe continuar”.

(*) Exsecretario de Educación