Un Othli en Honduras

Por Dolores Jiménez Hernández
Embajadora de México en Honduras

Honduras y México son dos países unidos en una misma historia: desde sus orígenes en la antigua Mesoamérica hasta la compleja agenda multilateral contemporánea, seguimos compartiendo retos y oportunidades. La globalización nos impone una perspectiva, pero también una necesidad: balancear las muchas tendencias de los problemas mundiales -seguridad, desigualdad, migración, educación, empleo- con soluciones locales de desarrollo, prosperidad, libertades, democracia, respeto y tolerancia. Está en nuestra capacidad política encontrar y encontrarnos en ese laberinto.

Los mexicanos somos una nación amantes de la paz; cierto de que el diálogo conduce al entendimiento y ulteriormente a una paz duradera. El respeto al derecho ajeno, no solo es una frase célebre del primer presidente indígena de México, Benito Juárez, sino es además un principio fundamental de nuestra política exterior. Y en la vida de las naciones, los principios son factores de certidumbre, más allá de las situaciones coyunturales.

Para un embajador mexicano, es una tarea continua promover un entorno de respeto para los connacionales dentro y fuera del país. En Honduras residen más de mil doscientos mexicanos. La Embajada los alienta siempre a sumar esfuerzos para engrandecer este país que los acoge generoso; a la vez, aspiramos a que encuentren en Honduras un entorno amigable, respetuoso de sus derechos como personas.

En días pasados el gobierno de México tomó la decisión de galardonar al escritor y analista hondureño, Juan Ramón Martínez con el Ohtli, que es la máxima distinción que nuestro país otorga en el extranjero a quienes se distinguen por su trayectoria de rectitud y compromiso con el avance civilizatorio de su sociedad. Un premio instituido hace veintiún años para distinguir a mexicanos de sangre, por suelo o de corazón que contribuyen a cultivar aprecio por México, su pueblo y su cultura.

La palabra ohtli, de lengua náhuatl, significa camino. El Premio Ohtli consiste en una medalla, una roseta de plata y un diploma.

En la medalla aparece la frase Cualli Ohtli: el buen camino, el que todos debemos andar.

La roseta de plata ostenta la figura del caminante. La poesía náhuatl habla del camino de la rectitud.

El Ohtli encomia a los mexicanos y amigos de México que en cualquier ámbito del quehacer humano que realicen en el exterior, han abierto brecha y allanado el camino para que los demás transitemos por senderos amigables.

Conferir el Ohtli al distinguido ciudadano hondureño, Juan Ramón Martínez, significa que los mexicanos residentes en México y en Honduras, reconocemos y apreciamos su dedicación desinteresada y la forma en que su talento desentraña lo propio y lo universal de las culturas en el mundo y pone de relieve el papel preponderante de la cultura mexicana, favoreciendo con ello a la imagen de México y los mexicanos donde quiera que nos encontremos.

Gracias Juan Ramón, por poner tu corazón y cerebro al servicio de las mejores causas civilizatorias que engrandecen a Honduras; gracias por reafirmar y seguir enriqueciendo con tu trabajo los valores que fortalecen nuestra identidad mesoamericana.

En estos momentos convulsos, de incertidumbre y de asalto a la razón, cuando sintamos alguna duda frente al futuro tenemos el recurso de preguntarle a nuestros héroes: a Morazán, Valle, Miguel Hidalgo, Morelos, Benito Juárez. En sus palabras y en sus acciones encontraremos la inspiración necesaria.

América Latina merece más y mejores hijos, que la defiendan con las mejores causas y con las mejores herramientas, del saber y el conocer nuestra esencia, lo que está y lo que no está en nuestro ADN mesoamericano. Son muchos los hondureños y somos muchos los mexicanos que nos esforzamos día a día desde nuestro respectivo quehacer cotidiano por ensanchar los horizontes y pavimentar las avenidas que recorre nuestra identidad mesoamericana.